Las estructuras del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México sufren un sacudón por sus recientes derrotas en las urnas, mientras las autoridades electorales celebran la pluralidad y la oposición sus triunfos.
México vive un proceso de diferenciación del voto "que ya resulta imparable, este es un país que no cabe bajo el manto de un solo partido", dijo José Woldenberg, nuevo presidente del Instituto Federal Electoral, que fue reestructurado a fines de octubre.
Según los últimos resultados de los comicios celebrados el domingo pasado en los estados de México, Coahuila e Hidalgo, el PRI, que gobierna desde 1929, perdió el control de unos 70 de los 244 municipios en disputa, entre ellos varios vecinos a la capital, donde existe una alta concentración urbana.
Aunque obtuvo la mayoría de los votos, se acortaron significativamente las diferencias con los opositores Partido Acción Nacional (PAN), de derecha, y de la Revolución Democrática (PRD), de centroizquierda.
Hace cuatro años el triunfo del PRI en los estados donde se acaban de realizar elecciones fue de ocho a dos sobre la oposición, ahora fue sólo de seis a cuatro, indican los analistas al momento de considerar el número de votos emitidos.
Dirigentes del PAN y del PRD celebraron sus triunfos y consideraron que el mapa político del país, donde hasta hace poco los procesos electorales eran continuamente cuestionados, se modifica irreveriblemente.
Vaticinaron que en julio de 1997, cuando se realicen comicios para renovar el Congreso Federal y designar por primera vez a un gobernador para la capital, el PRI perderá la mayoría.
"Nos perjudicó la crisis económica" y la inseguridad que reina en el país, señaló el presidente del PRI, Santiago Oñate, tras reconocer las derrotas e indicar que su partido ya trabaja para redefinir sus estrategias electorales.
En una declaración impensable en México hace sólo seis años, Oñate expresó que el PRI sabe que el país se encuentra en un proceso de transformación "que terminará con la presencia hegemónica de un partido para pasar a un modelo democrático en el que participen varias fuerzas".
Pero en el Congreso Federal, los diputados del partido de gobierno no tomar las derrotas con mucha tranquilidad, así como tampoco la dirigencia del estado de México, alguno de cuyos miembros dijeron que desconocerán el triunfo del PRD en una de las alcaldías más importantes alegando un supuesto fraude.
Los diputados del PRI anunciaron que bloquerán reformas dirigidas a disminuir y controlar los gastos que los partidos realicen en campañas electorales, y no permitirán que se apruebe una norma que permite realizar coaliciones entre diversas fuerzas políticas.
Bajar los gastos y permitir las coaliciones sería como "darle un tiro de gracia al PRI", dijo el diputado Samuel Lucero, tras lamentar las últimas derrotas electorales del oficialismo.
Militantes barriales del PRI expresaron que harán todo lo necesario para evitar que la oposición llegue al poder.
"Si es necesario usaremos la fuerza", advirtieron, tras cuestionar a sus dirigentes por ceder a las demandas de "los enemigos".
Desde principios de este mes los partidos discuten los topes que se pondrán a los gastos de campaña. El PRI plantea más de 235 millones de dólares, mientras el PAN y el PRD manejan propuestas menores a los 135 millones.
La discusión sobre los gastos es parte de un acuerdo entre los partidos y el gobierno para reestructurar los procesos electorales y hacerlos más democráticos.
En esa línea, el Instituto Federal Electoral, organismo que hasta hace poco era presidido por el secretario de Gobernación, cambió su estructura a fines de octubre y ahora es dirigido por un grupo de personas sin relación con el gobierno.
"La realización de elecciones creíbles y confiables es un reto nacional que se está superando", dijo el presidente del órganismo electoral. "Creo que si como país somos capaces de ofrecer cauce a la pluralidad a través de elecciones estaremos construyendo una estabilidad democrática de largo alcance para México". (FIN/IPS/dc/ag/ip/96