MEDIO ORIENTE: Israel y Siria hablan de guerra

Los ministros de Defensa de Israel y Siria se amenazaron mutuamente de guerra, mientras la atención mundial, volcada a las deliberaciones sobre el futuro de la ciudad cisjordana de Hebrón, sumió en el olvido al otro frente del proceso de paz, que se juega entre israelíes, sirios y libaneses.

Pero las noticias desde ese frente indican que la situación se deteriora rápidamente.

El ministro de Defensa de Israel, general Yitzhak Mordechai, declaró el domingo que si los sirios "deciden ir a la guerra, saben que estamos listos y somos capaces de darles duro".

Mordechai respondió a una declaración del ministro de Defensa de Siria, Mustafa Tlas, quien dijo que su país "está listo y es capaz de pelear una guerra contra Israel".

La advertencia de Mordechai siguió a afirmaciones de la prensa israelí según las cuales Siria, con la asistencia de un centro de investigación que opera con científicos rusos en un suburbio de Damasco, planifica producir armas químicas, entre ellas gas nervioso letal, denominado "VX" por los medios, en una fábrica en el puerto de Aleppo.

Mordechai fortaleció sus declaraciones recordando a los sirios que en las próximas semanas Israel conectará su sistema de monitoreo militar al sistema de advertencia de satélites de Estados Unidos contra ataques de misiles Scud tierra a tierra.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, electo en mayo, revirtió la posición de su país sobre las conversaciones de paz con Siria.

Sus antecesores laboristas, Yitzhak Shamir y Shimon Peres, habían aceptado el principio de retiro de los Altos de Golán, ocupados por Israel en junio de 1967, a cambio de un tratado de paz.

El ex primer ministro Peres había puesto fin a las conversaciones de paz iniciadas en Maryland, Estados Unidos, tras una serie de ataques suicidas en Israel a fines de febrero y comienzos de marzo.

Poco después de asumir su cargo, Netanyahu dijo a colonos judíos en los Altos de Golán que podían seguir adelante y hacer planes más allá del 2000, cuando expira su mandato.

Damasco sostiene la idea de que la paz y la ocupación son incompatibles, y desde el éxito electoral de Netanyahu, advierte que la ausencia de paz sólo puede conducir a la guerra.

En este clima, la realización de los ejercicios militares anuales de Siria cerca de los Altos de Golán a comienzos de este mes adquirió especial significado. Israel respondió realizando sus propias maniobras militares.

Bloqueando las conversaciones con Siria, Netanyahu anuló las posibilidades de reconiciliación con Líbano. El Tratado de Hermandad siriolibanés, de 1991, requiere que ambos vecinos coordinen sus políticas exteriores.

Pero para aliviar presiones de Estados Unidos para que entrara en negociaciones con Damasco, Netanyahu apeló a su política de "Líbano primero", y ofreció negociaciones serias con Beirut, haciendo a un lado a Damasco.

El gobierno de Líbano respondió haciendo un llamado a Israel para que cumpliera con la resolución 425 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de 1978, y se retirara indondicionalmente del sur de Líbano como precondición, la cual fue rechazada por Israel.

Israel se dirigió entonces a Siria, ofreciendo discutir primero sobre Líbano, una medida que tampoco condujo a ninguna parte.

A diferencia de la cara israelí-sirio-libanesa del proceso de paz, la cara israelí-palestina adquirió su propia dinámica. El principal motivo es que, desde la conferencia de Paz de Medio Oriente realizada en Madrid en octubre de 1991, la política israelí y la palestina se unieron en una misma trama.

Es un hecho que los atentados suicidas cometidos por miembros de las dos facciones radicales palestinas, Hamas y la Jihad Islámica, destruyeron fatalmente las posibilidades electorales de Peres.

Desde las elecciones de mayo en Israell, tanto Peres, quien obtuvo 49,5 por ciento de los votos, y el presidente israelí, Ezer Weizman, (electo presidente como candidato laborista por el parlamento israelí en 1993), siguieron su camino para disociarse de la línea dura de Netanyahu.

Weizman se reunió con Yasser Arafat, presidente de la autoridad palestina, en el puesto de Erez, en la franja de Gaza, y Peres voló a Nablús para hablar con Arafat, e hizo un llamado a los palestinos a mantener la paciencia y no perder la esperanza.

Ambos vistaron El Cairo para entrevistarse con el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, quien declaró públicamente que no se reunirá con Netanyahu hasta que la crisis de Hebrón esté resuelta.

La compleja relación entre la Autoridad Palestina y el gobierno de Israel llevó a algunos comentaristas a destacar que, aunque el frente israelí-palestino del proceso de paz de Medio Oriente está estancado, ha demostrado ser elástico.

Parte de los motivos de esta elasticidad radican en el fuerte interés demostrado por Estados Unidos, y la energía que invirtió en esta cara del proceso de paz.

Hay pocas señales de que Bill Clinton, reelecto para la oficina presidencial en Washington, se prepare para otorgar a la otra cara del proceso regional de paz el mismo grado de atención e importancia.

En asuencia de renovadas presiones de Estados Unidos sobre Netanyahu, o del comienzo de un conflicto armado con Israel, la única opción del presidente Assad es activar las milicias de Hezbollah contra los militares israelíes y las milicias libanesas respaldadas por Israel en el sur de Líbano, como sucedió en abril.

(*) Dilip Hiro, analista de IPS en Londres, es autor del libro "Sharing The Promised Land: An Interwoven Tale Of Israelis And Palestinians", publicado por Hodder & Stoughton. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/lp/ip/96

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