Brasil y Venezuela impulsan una cooperación en la Amazonia, que en pocos años modificará radicalmente la situación de los estados que comparten la frontera común, aseguraron el día autoridades de los dos países.
Los planes nacionales y bilaterales fueron expuestos en Caracas durante el seminario Amazonia: Desarrollo y Ambiente, en un mes en que Brasil tomó Caracas con una cadena de actividades culturales, políticas, económicas e incluso gastronómicas.
"En mayo de 1997 se podrá salir de Caracas y llegar por carretera hasta Manaos", indicó el gobernador del brasileño estado de Roraima, Naudo Campos, para quien el desarrollo del sur venezolano y el norte de su país son interdependientes.
Junto con la culminación de la pavimentación de la carretera que une el venezolano estado de Bolívar y Roraima, otro elemento que impulsará la integración de las dos áreas es la interconexión eléctrica, por la cual la luz llegará al norte de Brasil desde el complejo hidroeléctrico del Guri.
Campos dio un pequeño ejemplo de los beneficios derivados de la nueva integración bilateral promovida por Brasilia y Caracas desde 1994, con el activo respaldo de los estados fronterizos.
Antes de terminarse la carretera entre Santa Elena de Uairén (Venezuela) y Boavista (Brasil) los ciudanos brasileños gastaban 50.000 dólares mensuales en la última ciudad del sudeste venezolano. Ahora la cifra subió a siete millones de dólares.
La integración del norte brasileño y el sur venezolano es vital para los estados fronterizos, muy lejanos a los epicentros productivos e industriales de sus respectivos países.
Pero también actúa como motor de una nueva relación binacional, entre dos vecinos que vivieron hasta fines de los años 80 de espaldas uno a otro, que llevó, sólo este año, a subir las importaciones venezolanas de Brasil en 62 por ciento.
Además, Venezuela es ahora tercer proveedor petrolero de Brasil, mientras que los dos países decidieron el día 13 crear una empresa comercializadora de electricidad basada en el uso del nuevo combustible sintético venezolano llamado orimulsión.
Figuras como Campos se han convertido, además, en impulsores espontáneos ante su gobierno de una rápida inserción comercial de Venezuela en el Mercado Común del Sur (Mercosur), que también integran Argentina, Paraguay y Uruguay.
Los ponentes en el seminario en Caracas coincidieron en que la nueva relación entre los nueve estados integralmente amazónicos de Brasil y los dos partícipes de la cuenca de Venezuela, tiene que ser el paradigma del llamado desarrollo sostenible.
La promoción de un desarrollo que combine crecimiento económico y protección ambiental se convirtió en un objetivo mundial tras la Cumbre de la Tierra de 1992 y se hace esencial en la Amazonia porque allí se concentra la mitad del patrimonio biológico del planeta y una quinta parte del agua.
Aldenir Paraguassu, director de la Secretaría de Asuntos de la Amazonia Legal de Brasilia, coincidió con la representante del venezolano Ministerio del Ambiente, Isabael Bacalao, en que el objetivo del desarrollo sostenible es más alcanzable en forma conjunta que con acciones aisladas.
Casi 68 por ciento del territorio amazónico pertenece a Brasil, mientras en ese país la cuenca representa 58,5 por ciento de la superficie total.
Para Venezuela la situación es diferente, porque sólo contiene 0,72 por ciento del total de la cuenca y no llega a seis por ciento de los 919.000 kilómetros cuadrados del país, pero para efectos de la cooperación con Brasil se engloba la llamada Orinoquia.
En la Orinoquia, el gobierno de Venezuela suma el área amazónica y el de la más norteña cuenca del rio Orinoco, que atraviesa casi horizontalmente el sur del país, fronterizo con Brasil.
Expositores de Brasil y Venezuela coincidieron en que los acuerdos de cooperación benefician a las dos partes y en ese sentido indicaron que gracias a la venta de energia electrica del Guri a Roraima, tendrá luz buena parte del estado donde se asienta, Bolívar.
Casi 80 por ciento de ese estado, centro de la industria de base minera no petrolera, carecía de luz, pese a ser la fuente de energía hidroeléctrica del país, gracias a la represa del Guri.
La venezolana Bacalao y el brasileño Paraguassu coincidieron en que se puede realizar un manejo sustentable de lo que está debajo y sobre el suelo amazónico, que al mismo tiempo impulse una mejoría en las condiciones de vida de los aún escasos habitantes de la zona.
La pobreza, según Bacalao, es el mayor depredador del ambiente y si bien ningún participante dio cifras, en los dos países se establece que en las respectivas áreas amazónicas hay niveles de pobreza muy por encima del ya alto promedio nacional, en una población mayoritariamente indígena.
Los otros países que integran la cuenca y el Tratado Amazónico son Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Suriname. (FIN/IPS/eg/ag/if-en/96