El principio de que los niños pueden ejercer ciudadanía fue planteado hoy por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en el marco de la VI Cumbre Iberoamericana que tiene como tema central la gobernabilidad democrática.
La chilena Marta Maurás, directora de la oficina regional de Unicef para América Latina, con sede en Santafé de Bogotá, señaló que este principio es coherente con la Convención de los Derechos del Niño, adoptada por la comunidad internacional desde 1990.
Unicef entregará a los líderes de los 21 países iberoamericanos, que sostendrán su cumbre el domingo y lunes próximos, el documento "La Niñez en el marco de la Gobernabilidad para una Democracia Eficiente y Participativa".
Este estudio será incorporado como uno de los anexos de la Declaración de Viña del Mar, con que culminará la cumbre y que será suscrita el lunes por los gobernantes iberoamericanos en el balneario del mismo nombre, situado 120 kilómetros al oeste de Santiago.
Maurás puntualizó que la Convención de Derechos del Niño concibe a los menores de 18 años como sujetos de derechos y no sólo como objetos de cuidados y protección, como los caracterizaban las anteriores concepciones sobre la relación entre el estado y la infancia.
"La niñez tiene así el derecho a la libre expresión y a la participación en los asuntos que le conciernen, lo cual establece una relación entre el niño, la sociedad, las instituciones, las leyes y la democracia", agregó la funcionaria de Naciones Unidas.
En países latinoamericanos donde se está planteando reducir la edad de imputabilidad por delitos por debajo de los 18 años, Unicef plantea que lo justo sería reducir también la edad para votar.
En una concepción moderna, la ciudadanía puede ejercerse aún antes de tener derecho a voto, si es que se provee a los niños de espacios de expresión en que pueden aportar "una visión novedosa y útil para la gente que toma las decisiones", explicó Maurás.
"Si los niños tienen voz, los adultos deben tener oidos para escucharlos", puntualizó la directora regional de Unicef.
La expansión de la ciudadanía hacia los niños, advirtió Maurás, requiere transformaciones culturales que deben partir desde la familia para alcanzar al conjunto de la sociedad en términos de igualdad de hombres y mujeres y de ancianos, adultos y niños.
La democracia implica construir relaciones solidarias sobre la base de "reconocer al otro como el legítimo otro" en términos de género, edad, color u origen étnico, dijo, citando al biólogo chileno Humberto Maturana, uno de los redactores del documento de Unicef.
El ejercicio de derechos ciudadanos por parte de los niños coincide con el párrafo quinto del proyecto de Declaración de Viña del Mar, donde se plantea que "la gobernabilidad supone una transformación económica y cultural profunda" para atacar las desigualdades sociales.
En este sentido, Maurás subrayó que el vínculo entre democracia y equidad y advirtió los obstáculos para lograr este objetivo en América Latina, donde se acentúa la desigualdad económica y persisten tendencias autoritarias, patriarcales y machistas.
Como un ejemplo relevante de la participación ciudadana de los niños, la directora regional de Unicef citó una consulta realizada en Colombia sobre los derechos de la infancia, en que votaron 2,3 millones de menores.
En esa consulta 617.000 niños votaron por el derecho a la vida, 250.000 por el derecho al amor en la familia y 194.000 por el derecho a un buen trato.
Maurás recordó que en Colombia hay 600.000 desplazados por la violencia en una guerra no declarada, de los cuales 75 por ciento son mujeres y niños, pese a que según estadísticas oficiales éstos constituyen sólo 10 por ciento de las fuerzas guerrilleras.
Otro caso relevante de participación de la infancia fue el de las 630.000 cartas que los niños de Uruguay enviaron al presidente Julio María Sanguinetti en 1995, haciéndole preguntas y recomendaciones sobre medidas a aplicar desde el gobierno. (FIN/IPS/ggr/jc/hd/9