Con el tema reformas constitucionales y régimen electoral, la guerrilla y el gobierno de Guatemala abrieron hoy en México el último tramo de negociaciones antes de la firma definitiva de la paz el 29 de diciembre.
Se trata de afinar lo que será el octavo acuerdo importante en un proceso de paz que tras nueve años de marchas y contramarchas está finalmente cerca de su final.
Con la moderación del francés Jean Arnault, delegado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las partes trabajan contra reloj luego de que el lunes pasado anunciaron su compromiso de suscribir en la capital de Guatemala el Acuerdo de Paz Firme y Duradera.
"La paz está cerca y toda la comunidad internacional lo celebra", dijo el moderador de la ONU.
El fin del conflicto armado, que dejó más de 150.000 muertos en 36 años, es un hecho prácticamente consumado, afirmaron los delegados del gobierno del presidente Alvaro Arzú y de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), que reúne a cuatro organizaciones guerrilleras.
Aunque no indicaron fechas exactas, se adelantó que en los primeros 15 días de diciembre los delegados rubricarán el acuerdo definitivo sobre el cese al fuego en Oslo, el de reformas constitucionales y régimen electoral en Estocolmo, y el referente a la reinserción de la URNG a la vida política legal en Madrid.
Luego, las partes concertarán el cronograma para la implementación, cumplimiento y verificación internacional de los acuerdos, al tiempo que deberán avanzar en el proceso de desmovilización de fuerzas.
Fuentes cercanas a la negociación indicaron a IPS que los documentos que faltan por suscribir, incluido el que comenzó a analizarse este viernes en México, están casi listos y sólo resta afinar algunos detalles.
El gobierno y la URNG firmaron en México en los últimos dos años acuerdos sobre derechos humanos y verificación de la ONU, identidad y derechos de los pueblos indígenas, aspectos socioeconómicos y situación agraria, y fortalecimiento del poder civil y función del Ejército en una sociedad democrática.
En Guatemala se suscribió el acuerdo sobre el calendario de las negociaciones y en Noruega los referentes al reasentamiento de poblaciones desarraigadas y a la integración de la comisión de esclarecimiento de violaciones a los derechos humanos y otros hechos de violencia.
"El proceso de paz es ya irreversible", dijo esta semana el comandante guerrillero Rolando Morán.
Morán, Arnault y el delegado oficial, Gustavo Porras, invitaron a la comunidad internacional a celebrar la próxima firma de la paz en la capital de Guatemala, que abre "un nuevo capitulo de conciliación nacional".
El anuncio se produjo tras 10 días de interrupción del diálogo debido al secuestro de un anciana empresaria por parte de uno de los grupos guerrilleros que integran la URNG.
El conflicto, que depertó preocupación en la ONU, quedó superado luego que la URNG reconoció el hecho, pidió disculpas y anunció sanciones a los responsables, y en un gesto adicional, Rodrigo Asturias, comandante del grupo responsable del secuestro, se retiró de los diálogos.
El primer acercamiento entre la URNG y el gobierno se registró en agosto de 1987 con la firma del acuerdo Esquipulas II. En octubre de ese mismo año, las partes presentaron en España sus primeras propuestas para la búsqueda de la paz y la democracia.
En marzo de 1990, la Comisión Nacional de Reconciliación de Guatemala firmó con la URNG en Oslo el Acuerdo Básico para la Búsqueda de la Paz por Medios Pacíficos.
En los últimos años, las partes diálogaron durante períodos marcados por ciclos de violencia, continuos roces diplomáticos y un intento de ruptura constitucional en mayo de 1993, cuando el presidente Jorge Serrano pretendió dar un golpe de Estado.
En marzo de 1994, la guerrilla y el gobierno reanudaron sus contactos formales con la moderación de la ONU. En esa fecha se constituyó el Grupo de Amigos de la negociación, conformado por Colombia, España, Estados Unidos, México, Noruega y Venezuela.
El trabajo del Grupo de Amigos ha sido fundamental, pues se opuso a que el Consejo de Seguridad de la ONU interviniera en el proceso de paz, lo que hubiera podido interrumpirlo, y alentó constantemente las conversaciones, señala un documento de la cancillería mexicana. (FIN/IPS/dc/ag/ip/96