El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, vuelve dos semanas después de la reelección a la región de Asia-Pacífico, una parte del mundo que, según sus asesores, debería jugar un papel más destacado en la política exterior de la Casa Blanca.
La visita de 10 días comienza en Australia y finaliza en Tailandia. Pero el eje diplomático y económico del viaje estará en Subic Bay, Filipinas, donde Clinton participará el lunes en la cuarta cumbre mundial del foro de Cooperación Económica Asia- Pacífico (APEC).
Durante el viaje, Clinton intentará mejorar las relaciones con el presidente chino, Jiang Zemin, y el de Corea del Sur, Kim Young Sam. También se reunirá con el nuevo primer ministro de Japón, Ryutaro Hashimoto.
En el área de comercio, Estados Unidos espera que los miembros de APEC respalden, durante la reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), el mes próximo en Singapur, un acuerdo bajo el cual empresas estadounidenses tendrán un fuerte impacto competitivo en tecnologías de información.
Washington espera que APEC respalde su propuesta de un acuerdo mundial de tecnología que eliminaría todos los aranceles a la importación de lo que se ha convertido en una industria que le deja 1,8 billones (miles de millones) de dólares, especialmente en las telecomunicaciones.
Además, Estados Unidos pretende la aprobación de un pacto sobre tecnologías ambientales bajo el cual las empresas de este país obtendrían claras ventajas comparativas.
Washington también espera que Clinton y Jiang avancen en el camino a la adopción de términos bajo los cuales Beijing se pueda sumar a la OMC.
El viaje de Clinton se produjo en medio de cierta desilusión ante la política de Washington hacia Asia en los últimos tres años.
Tras una primera etapa de acercamiento, los viajes transpacíficos de Clinton no fueron regulares. Las relaciones con China enfrentaron aguas especialmente turbulentas en cuestiones de derechos humanos, comercio, proliferación de armas y Taiwan.
Además, los esfuerzos de Estados Unidos por entablar un diálogo con Corea del Norte dañaron la relación de Washington con Seúl, su aliado de largo plazo.
En esta fecha el año pasado, Asia había caído tanto en la agenda de la Casa Blanca que las luchas presupuestales con el Congreso republicano impidieron que Clinton participara de la cumbre de APEC en Osaka, Japón. Su ausencia fue considerada en Asia como señal del retiro de Estados Unidos de la región.
Ahora Clinton quiere asegurar a los asiáticos que mantiene el interés en la región, donde unos 100.000 de sus soldados permanecen desplegados, y que representa alrededor de la mitad del comercio total de Estados Unidos.
"En una economía global, en un mundo de posguerra fría, America debe mirar hacia el este tanto como hacia Occidente. Nuestra seguridad permanece ligada a Asia", dijo Sandy Berger, vice asesor nacional de Seguridad.
En el frente diplomático, la atención se centrará en las reuniones bilaterales de Clinton con Jiang y Kim. Las relaciones entre Estados Unidos y China se mantuvieron tensas durante el año pasado.
La represión de los derechos humanos de activistas de parte de Beijing, su creciente excedente comercial con Estados Unidos, y los ejercicios militares amenazando a Taiwan, en la primavera boreal, dieron la impresión de que los dos gigantes del Pacífico seguían el camino hacia la colisión.
Sobre la mesa en Subic Bay estarán presentes dos temas que podrían mejorar ampliamente las relaciones. El primero es la propuesta de que ambos líderes intercambien visitas oficiales a sus respectivas capitales a fines de 1998.
Expertos estadounidenses afirman que Jiang desea este acuerdo, ya que fortalecería su posición como líder indiscutido en la China posterior a Deng Xiaoping.
El otro tema, más difícil, será la admisión de China a la OMC. Washington pretende que China sea admitida como país industrializado, lo cual la obligaría a liberalizar sectores claves más rápidamente que si se sumara como país en desarrollo, como Beijing prefiere.
La cuestión exaltó los ánimos de ambas partes, e incluso creó tensiones entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE), la cual favorece un enfoque más flexible.
La reunión de Clinton con Kim será seguida de cerca a la luz de las crecientes tensiones en la península de Corea desde que un submarino norcoreano apareciera en una playa en septiembre.
Kim amenazó con poner fin a la cooperación con Pyongyang si no presenta una disculpa formal. No obstante, Washington teme que una posición dura impida un acuerdo bajo el cual el Norte abandonaría su supuesto programa de armas nucleares. (FIN/IPS/tra-en/jl/yjc/lp/ip if/96