La organización separatista vasca ETA continúa perdiendo apoyo político e infraestructuras, tanto en España como en el exterior, pero sigue sin aceptar una solución negociada.
Dos hechos ocurridos esta semana simbolizan esa pérdida, uno en la localidad de Hernani, próxima a la ciudad de San Sebastián, donde tiene su sede el diario independentista Egin, y otro en Francia.
En Hernani, un grupo de encapuchados simpatizantes de ETA intentó linchar al alcalde, José Antonio Rekondo, dirigente de Eusko Alkartasuna (EA), una escisión del moderado Partido Nacionalista Vasco (PNV).
En Francia, la acción combinada de policías españoles y franceses llevó a la prisión al responsable de instrucción operativa de ETA, Juan María Insausti Múgica, "Karpov", lo que culminó la desarticulación de unidades de apoyo, con la pérdida de vehículos, armas, explosivos y casas de seguridad o refugios.
El intento de linchamiento de Rekondo es sintomático, pues muestra como ETA y su entorno llegan a considerar enemigos a políticos nacionalistas y partidarios de la independencia del País Vasco, pero que rechazan la violencia.
Rekondo atribuyó este miércoles el ataque de que fue víctima a la oposición sistemática de los etarras a la libertad y a la democracia.
Además, afirmó que seguirá al frente de la municipalidad de Hernani mientras cuente con el apoyo de los ciudadanos y continuará oponiéndose a los secuestros, a los atentados y a la violencia de todo tipo.
La detención de Karpov se suma a la de otra decena de destacados etarras producida en el sur de Francia en lo que va de este año. El ministro del Interior de España, Jaime Mayor Oreja, calificó al detenido como "uno de los pilares" de ETA.
Karpov tenía a su cargo la dirección de los cursos de adiestramiento de los integrantes de los comandos que perpetran atentados en España.
La detención de responsables del aparato clandestino de ETA en Francia obligó a esa organización a deshacerse de material. En las últimas semanas fueron encontrados en ese país tres vehículos quemados, 12 escopetas, cuatro metralletas, pistolas, explosivos, imanes y abundante munición, arrojados a un río.
Aunque Mayor Oreja se niega a cantar victoria, su subordinado y delegado del gobierno en el País Vasco, Enrique Villa, declaró este miércoles que "ETA está tocada" por la ola de detenciones que viene sufriendo.
Pero, al mismo tiempo, esa organización logra mantener secuestrados a dos ciudadanos. Uno de ellos, José Ortega Lara, funcionario de prisiones, cumplió este miércoles 38 años de edad y 309 días de secuestro.
En ese marco, la posibilidad de una negociación, que se abrió en junio pasado, se diluye cada vez más. ETA podrá negociar con la familia del empresario vasco Cosme Delclaux su liberación a cambio de un rescate, pero si no declara expresamente una tregua no logrará una negociación con el gobierno.
En junio ETA declaró una tregua de diez días y ofreció negociar, lo que fue aceptado de inmediato por los partidos mayoritarios del País Vasco (PNV, socialistas, comunistas, EA y el centroderechista Partido Popular) y pusieron como condición la prolongación de la tregua.
ETA no aceptó. El presidente del gobierno autónomo vasco, José Antonio Ardanza, miembro del PNV, recordó este miércoles que la organización separatista se vio sorprendida por "la respuesta de los demócratas" y no supo como reaccionar.
Ahora, añadió, ETA está perdida y muchos de sus más veteranos integrantes se están preguntando si, "además de perder la lucha armada, no perderán también la lucha política".
Una prolongada acción policial hispano-francesa en Francia, acoso policial en España, pérdida de apoyos políticos, acuerdos de extradición con México y Uruguay, y un movimiento creciente de los ciudadanos vascos contra la violencia, pintan la situación que sufre ETA.
Para la próxima semana se han convocado manifestaciones en las tres provincias que componen el País Vasco y en Navarra, pidiendo la libertad de los dos secuestrados.
La convocante es Gesto por la Paz, una organización no gubernamental vasca surgida en los últimos años que mantiene una permanente actividad en esa región, cuyo objetivo es que no haya más violencia, atentados, secuestrados ni presos políticos. En gran medida, ETA tiene la palabra. (FIN/IPS/td/ag/ip/96