El programa económico del gobierno de Ecuador, que se basará en la convertibilidad monetaria al estilo argentino, cuenta con una fuerte oposición aun antes de que el presidente Abdalá Bucaram lo dé a conocer oficialmente.
A las marchas de protesta convocadas por diversas organizaciones indígenas, campesinas y sindicales, se suman las críticas de partidos y dirigentes políticos de oposición y de gremios empresariales, que habían mantenido cautela desde que Bucaram asumió la presidencia el pasado 10 de agosto.
"Si no se ha realizado el anuncio definitivo es porque todavía existen planteos que estamos analizando", dijo Bucaram, para quien "las vocecillas contrarias al programa económico hablan sin fundamento y movidas por intereses y rencores personales".
Pero el propio Bucaram aseguró que la convertibilidad será el fundamento del programa económico durante su período de gobierno, que concluirá en el 2000, pues "no existe otra alternativa".
El programa consistirá, según versiones coincidentes, en que la moneda circulante contará con respaldo de la reserva monetaria, con un tipo de cambio fijo como "ancla" de la economía y la apreciación del sucre, la divisa nacional.
Por su parte, el Banco Central de Ecuador limitaría su papel al de agente y moderador de cambio.
El anuncio oficial se realizará el 1 de diciembre, pero ya se lo suspendió en seis ocasiones.
"Estamos contra el plan económico, no porque un sistema sea malo o bueno, sino por quién lo ejecutará", dijo Rafael Cuesta, diputado del derechista Partido Social Cristiano (PSC), la mayor fuerza política con representación en el parlamento unicameral.
"Bucaram no genera confianza, credibilidad y ni la disciplina que requiere un programa tan estricto como la convertibilidad", consideró Cuesta.
El PSC y los partidos de centroizquierda manifestaron su intención de desaprobar el programa de Bucaram en el Congreso, lo cual obligaría al gobierno a replantear su propuesta o emprender un referendo.
El plan que considera Bucaram toma como modelo el aplicado en Argentina por el ex ministro de Economía de ese país, Domingo Cavallo, quien asesora a Bucaram.
Cavallo impulsó en 1991 la convertibilidad monetaria en Argentina, bajo la primera presidencia de Carlos Menem. Su plan resultó una estrategia eficaz para combatir la hiperinflación a corto plazo.
Argentina logró abatir la inflación de 4.923 por ciento a los niveles propios de países industrializados como Estados Unidos, es decir (2,6 por ciento anual).
Sin embargo, la oposición argentina atribuye a la convertibilidad el fuerte aumento del desempleo y la recesión que sufre Argentina desde 1995.
"La convertibilidad, como cualquier otro esquema, tiene sus riesgos si es mal manejada", dijo Augusto de la Torre, gerente general del Banco Central de Ecuador.
Lo escencial, para de la Torre, "será reducir el gasto fiscal y aumentar los ingresos del Estado con una política tributaria más sólida que la que actualmente se desarrolla y que permite una evasión desmesurada".
Por su parte, el ministro de Finanzas, Pablo Concha, sostuvo que "aplicar la convertibilidad de un día para otro sería absurdo".
"Tendríamos que empezar con medidas preparatorias, como la reestructuración del presupuesto general, el ahorro fiscal y la búsqueda de capitales externos", manifestó el secretario de estado.
La convertibilidad podría entrar en vigencia unos 300 días después del anuncio del programa económico, según Concha.
Mientras tanto, el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), José María Cabascango, pronosticó que la convertibilidad generará "medidas colaterales como la eliminación de los subsidios y la elevación de los precios de los servicios básicos".
La Conaie encabezó la semana pasada una marcha de alrededor de 3.500 personas en Quito y un número similar en otras ciudades de Ecuador contra el proyecto económico de Bucaram.
La población indígena y campesina, la más pobre del país, "sufrirá el impacto de esa política que ya ha demostrado su ineficacia en Argentina, donde aumentaron el desempleo y la pobreza a niveles alarmantes", dijo Nina Pacari, dirigente de la Conaie.
En Ecuador "no existen las condiciones necesarias para que se aplique un programa que ha demostrado su vulnerabilidad frente a los traumatismos económicos externos, como en el caso argentino que padeció los efectos de la crisis mexicana", señaló Alberto Maspons, presidente de la Cámara de Industriales de Guayaquil.
Según Maspons, "con un tipo de cambio fijo, las exportaciones no tendrán suficiente competitividad para entrar a los mercados internacionales y todos los sectores productivos coincidimos y estamos dispuestos a apoyar a los exportadores". (FIN/IPS/mg/mj/if/96