Los racionamientos de energía eléctrica que se realizarán en todo Ecuador a causa de una sequía en la región donde se encuentra la principal hidroeléctrica del país, pondrán a prueba la popularidad del presidente Abdalá Bucaram.
Bucaram debe manejar "atinadamente la crisis energética que por tercer año consecutivo golpea a todos los sectores productivos de Ecuador, en una demostración de atraso que francamente da vergüenza", dijo Gustavo Pinto, dirigente de los industriales de la provincia de Pichincha, en la que está Quito.
La sequía en la región de la hidroeléctrica Paute, que se encuentra en la provincia de Azuay, 420 kilómetros al sur de Quito, obligará a las autoridades energéticas a programar recortes de electricidad hasta de cinco horas de duración en todo el país.
"El gobierno anterior dejó esta situación sin resolver, así que no podemos culpar a Bucaram por lo que sucede ahora", dijo Talhía Cornejo, comerciante de Quito.
Sin embargo, señaló que "el gobierno debe solucionar la crisis y pensar en toda la población y no solamente en los empresarios,porque todos padecemos por los apagones, como los viejos que vivimos en edificios altos".
La central de Paute atiende el 70 por ciento de la demanda nacional de electricidad y actualmente opera con tres de sus 10 turbinas de generación.
En 1995, durante el gobierno del presidente Sixto Durán Ballén, los racionamientos de electricidad se prolongaron desde septiembre hasta principios de enero y dejaron pérdidas por 500 millones de dólares, principalmente en el sector de la pequeña y mediana industria, según la Cámara de Comercio de Quito.
Pronto la crisis energética pasó a ser un tema político, pues los sectores empresariales criticaron al gobierno su incapacidad para resolver "la dependencia de la lluvia", argumentos que más tarde fueron tomados por la oposición, e incluso por el Partido Roldosista Ecuatoriano, que lidera Bucaram.
En ese enconces el sector industrial pedía al gobierno la importación de termoeléctricas con arancel cero, pues Ecuador es un país "productor y exportador de petróleo", según Joyce de Ginatta, presidenta de la Cámara de Industriales de Guayaquil, ciudad costera considerada como la capital económica del país.
Asimismo, se impulsó una ley para la venta de las compañías eléctricas estatales que fue vetada por el mandatario.
Luego de que Durán Ballén fortaleciera su imagen tras el conflicto limítrofe con Perú, en el primer trimestre de 1995, la crisis energética fue desmoronando la figura presidencial, que sufrió su definitivo golpe tras las acusaciones de corrupción contra el vicepresidente Alberto Dahik, quien huyó a Costa Rica.
"Bucaram debe solucionar rápidamente este problema, así lo prometió desde que hacía su campaña electoral", dijo Guillermo Iturralde, miembro de la Asociación de Ganaderos de la Sierra.
"La situación de Bucaram no es tan grave", comentó Angel Espinoza, analista económico. "Apenas está comenzando a gobernar y todos los sectores sociales y productivos saben que la crisis energética proviene de múltiples errores que se cometieron en el pasado".
Sin embargo, si se prolonga la crisis y produce mayores pérdidas "el viento a su favor se podría revertir y convertirse en un verdadero problema para su gobierno por la inconformidad social", advirtió. (FIN/IPS/mg/ag/ip-en/96