El gobierno de Turquía rechazó con indignación las denuncias públicas de tortura y abuso de niños en cárceles y comisarías de policía, pero no logró silenciar la crítica de los defensores de los derechos humanos.
Ankara sostuvo que los informes divulgados por Amnistía Internacional, con el respaldo de grupos humanitarios turcos, obedecen a "motivaciones políticas".
La ministra de Relaciones Exteriores, Tansu Ciller, dijo que "casos individuales que podrían haber ocurrido en cualquier otra nación son explotados en campañas dirigidas a desprestigiar a nuestro país. No podemos aceptar el mal uso que se hace del problema de los niños".
Los observadores piensan que esos informes ofrecen a Grecia, principal enemigo de Turquía en el campo internacional, nuevos argumentos para atacar políticamente a Ankara en la cumbre de la Unión Europea (UE), que se celebrará en Dublín el mes próximo, y frenar su aproximación al bloque de Bruselas.
En la UE se entiende que el informe de la actual Presidencia irlandesa a la reunión semestral del Consejo Europeo recomendará estrechar los vínculos con Turquía.
Grecia se propone poner objeciones a esa propuesta, que ubicaría a Ankara en un lugar más cercano a la aceptación como miembro pleno de la Unión.
El canciller griego Theodoros Pangalos advirtió que su gobierno se opone a ese acercamiento, y reclamó "medidas internacionales de carácter militar y económico" para "convencer" a Turquía de que debe "comportarse de forma civilizada".
Ciller se refirió al abuso y asesinato de niños en Bélgica como ejemplo de la forma en que los grupos humanitarios restan importancia a algunos comportamientos inhumanos al mismo tiempo que explotan incidentes individuales contra Turquía, en una demostración de "irresponsabilidad y arbitrariedad".
Las autoridades turcas han reconocido la existencia de casos de tortura, pero insisten en que ello no tiene aprobación oficial ni ocurre de manera sistemática, y que los culpables son detenidos y procesados.
No obstante, Amnistía Internacional denunció la tortura de niños mantenidos en custodia en Turquía, lo cual fue apoyado por informes similares de organizaciones turcas no gubernamentales.
La Asociación de Derechos Humanos de Turquía afirmó que 24 niños le presentaron denuncia, en 1994, de haber sido torturados o violados mientras estaban bajo custodia policial. En 1995, sólo la sección de Estambul recibió 36 denuncias de ese tipo, y otras 16 en los primeros seis meses de este año.
El informe de 31 páginas divulgado por Amnistía Internacional no es más que el último de una larga lista de documentadas acusaciones presentadas por esa organización contra el gobierno turco.
"Niños de edad tan corta como 12 años, en algunos casos detenidos bajo sospecha de muy leves infracciones, fueron objeto de tremenda crueldad mientras eran custodiados por la policía", expresa el informe.
Amnistía Internacional afirmó que la policía y otras fuerzas de seguridad -especialmente en el sudeste, donde el gobierno combate a la guerrilla kurda-, aplicó apaleamientos, choques eléctricos, chorros de agua fría y abusos sexuales para torturar a niños detenidos.
"Estas violaciones exhiben la hipocresía de un gobierno que el año pasado prometió proteger los derechos de la infancia", expresa el informe, recordando que Turquía ratificó la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.
Amnistía Internacional no deja de señalar, sin embargo, que los niños también han sido víctimas de la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lucha por la autonomía en el sudeste de Turquía.
El informe recuerda que muchos niños han muerto en bombardeos y masacres realizados por el PKK en las aldeas de esa región. (FIN/IPS/tra-en/nm/mom/rj/arl/hd-pr/96