/DERECHOS HUMANOS/ JAPON: Reelección de Hashimoto decepciona a ex esclavas sexuales

El nuevo mandato obtenido por el primer ministro de Japón, Ryutaro Hashimoto, fue interpretado como señal negativa por el movimiento de apoyo a las mujeres asiáticas que el ejército japonés sometió a esclavitud sexual en la segunda guerra mundial.

Hashimoto, ex dirigente de la Asociación de Familiares de Caídos en la Guerra, es conocido por su nacionalismo, y su gobierno se rehusa a pedir perdón públicamente por el tratamiento que el ejército imperial aplicó a las 200.000 esclavas sexuales en la llamada guerra del Pacífico, de 1941 a 1945.

"No esperamos ningún cambio de actitud de Japón, dado que su gobierno centroderechista mantiene una posición nacionalista ante el caso. Pero tampoco renunciaremos a nuestras demandas", declaró la sudcoreana Chung Byejine, portavoz del grupo Jungdaehyop.

Jungdaehyop reclaman a Japón su público arrepentimiento por el tormento a que fueron sometidas las esclavas de las "estaciones de recreo" organizadas por el ejército japonés en la guerra.

El gobierno japonés tampoco ha manifestado voluntad de pagar la indemnización que exigen las víctimas, procedentes de China, Corea del Sur, Filipinas, Indonesia y Taiwan.

Japón admitió en 1992 que el ejército imperial organizó la red de "estaciones de recreo". Tres años después, en julio de 1995, el entonces primer ministro Tomiichi Murayama, del Partido Socialdemócrata, pidió perdón a título personal a las víctimas.

Murayama también se comprometió a promover, para demostrar el arrepentimiento de Japón, donaciones particulares y de fundaciones al Fondo de Mujeres Asiáticas, que asiste a las ex esclavas sexuales.

Pero las sobrevivientes de las estaciones de recreo, que eran violadas cada día por unos 50 soldados, consideraron insuficiente la intervención de Murayama. Exigen a Tokio una declaración oficial de arrepentimiento, para recuperar su honra, y la comunidad internacinal apoya esa demanda.

La Comisión Internacional de Juristas solicitó el último año a Japón la entrega de 40.000 dólares a cada víctima.

Así mismo, un comité de expertos de la Organización Internacional del Trabajo dictaminó en febrero que el régimen de "estaciones de recreo" constituyó una flagrante violación del convenio internacional contra el trabajo forzado, e instó al gobierno japonés a indemnizar a las víctimas.

"No aceptaremos de Japón nada que no contemple nuestra exigencia de disculpa oficial y pago de indemnizaciones. Continuaremos nuestra campaña hasta lograrlo", advirtió Shin Hyesoo, directora de la sección de relaciones internacionales de Jungdaeyhyop.

Medio siglo después del fin de la guerra, miles de sudcoreanas aún temen volver a su hogar, debido a la "deshonra" de haber sido violadas por las tropas japonesas, señaló Jungdaerhyop.

Setenta ex esclavas sexuales han prestado testimonio ante gobiernos y organizaciones de apoyo. Se trata del relato de existencias atravesadas por el dolor y la soledad.

El secreto de su oscuro pasado arruinó incluso el matrimonio de las mujeres que se casaron después de ser liberadas de las "estaciones de recreo".

"Todos los días de mi vida de casada fueron de dolor", dijo Yoh Bokshill, de 72 años, que pasó dos años en una "estación de recreo" en Tianjin, China. Yoh abandonó a su esposo y sobrevivió con los ingresos de tareas ocasionales, para terminar junto a los sin techo de China.

Los hijos de algunas nacieron con malformaciones congénitas o enfermaron posteriormente. "¿Ha tenido usted sífilis?", preguntó un médico a Kim, de 67 años, cuando ella le llevó a su hijo, que presentaba retraso mental.

Otra Kim, de 73 años, fue afortunada. Contrajo matrimonio y tiene tres hijos sanos a quienes finalmente resolvió revelar la "deshonrosa" verdad de su pasado.

Pero la sucoreana Kim lamenta esa decisión, que sólo "expuso mi deshonra, sin resolver el problema. Pido al gobierno que me ayude a recobrar el honor".

Las víctimas solicitan al gobierno de Corea del Sur que se sume a su campaña de presión sobre Japón.

Según afirman, 90 por ciento de los cientos de millones de dólares que Tokio entregó a Seúl como reparaciones de guerra fueron invertidos en el desarrollo económico, y las víctimas no recibieron nada.

Japón otorgó a Corea del Sur en los años 60 una donación de 300 millones de dólares y un crédito por 200 millones, en concepto de indemnización.

Pero ese pago no resolvió el caso de las esclavas sexuales, advirtió Radhika Coomaraswamy, relatora especial de la Organización de Naciones Unidas sobre violencia contra las mujeres.

Coomaraswamy dictaminó en febrero que Japón violó el derecho internacional al forzar a mujeres de países ocupados a servir en las "estaciones de recreo" y debe ofrecer una pública disculpa, con copia dirigida a cada una de las víctimas.

La relatora también exigió a las autoridades japonesas la corrección de los libros de texto de su sistema de enseñanza, para consignar en ellos aquellos crímenes de guerra, y que castigue a los responsables.

Pero Hashimoto, del Partido Liberal Democrático, deconoció el reclamo de Coomaraswamy. Su confirmación como primer ministro fue recibida por los defensores de los derechos de las mujeres como un golpe contra su campaña.

"Un funcionario japonés nos reiteró la posición del gobierno contraria a la disculpa pública y al pago de indemnizaciones" a las ex esclavas sexuales, informó Chung a IPS. (FIN/IPS/tra- en/hdam/cpg/ff/hd/96

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe