CUMBRE/ALIMENTACION: Pronóstico del clima, una herramienta clave

Cuando los pronósticos meteorológicos predijeron una sequía en Africa austral en 1992, los políticos de la región se apresuraron a descalificarlos. Eran "profetas de la muerte", dijeron. Así, pues, se sentaron y no tomaron medidas.

Ahora se sabe que esos "profetas del mal" habían pronosticado la peor sequía del siglo, que efectivamente ocurrió. La imprevisión provocó un desastre alimentario del cual aún hoy los gobiernos de la región tienen dificultades de zafar.

Godwin Obasi, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (WMO) reafirmó en Roma, donde se celebra la Cumbre Mundial de Alimentación, el vínculo entre el conocimiento científico sobre el clima y el agua y la producción de comida.

"La mayoría de los últimos problemas de seguridad alimentaria se generaron en eventos meteorológicos como sequías, inundaciones y ciclones", dijo Obasi.

Este hecho, sin embargo, no es considerado por los gobiernos a la hora de respaldar a sus servicios meteorológicos e hidrológicos. "Existe una tendencia contra los funcionarios a cargo de la predicción del clima", opinó.

Esto sucede a pesar de las persistentes evidencias de que "la juiciosa aplicación de la información y el conocimiento meteorológicos, climatológicos e hidrológicos ayuda a la comunidad agrícola a desarrollar y operar sistemas sostenibles".

Pero Obasi admitió que esta tendencia tiene cierta base.

"La gente muchas veces andaba con sus paraguas a cuestas porque iba a llover, aunque no llovió. Esto es algo del pasado. La WMO es, ahora, muy cuidadosa de lo que dice", aseguró el funcionario.

Obasi destacó "grandes avances" que "permiten pronosticar el clima de los años próximos". "Estos pronósticos pueden ser beneficiosos para el establecimiento de estrategias de largo plazo y planes de contingencia en materia de agricultura, la pesca y el abastecimiento de agua", agregó.

Mientras algunos políticos no toman los pronósticos del clima con seriedad, los ganaderos del este y el sur de Africa saben que un cambio en la dirección del viento significa la proximidad de una sequía, aunque no cuenten con una explicación científica para fundamentarlo.

Lo único que saben es que el viento del sur no acarrea agua.

Este cambio en las corrientes eólicas constituye lo que los meteorólogos denominan "variaciones de El Niño" u "oscilaciones australes".

El Niño es un fenómeno irregular relacionado con el calentamiento ocasional del océano Pacífico oriental y afecta en particular al hemisferio sur.

Un caso a estudio es el de Sahel africano, al sur del desierto del Sahara, donde las lluvias entre 1960 y 1993 representaron la mitad de las precipitadas en la década del 50 y mucho menores aun a las de inicios de este siglo.

De acuerdo con la WMO, El Niño tiene una fuerte relación con las sequías en Africa austral, India, Indonesia, Australia y parte de América, así como con inundaciones en Kenia, Perú, Argentina y Estados Unidos, y con altas temperaturas en Japón y parte de Canadá.

La WMO alertó que la amenaza de cambios climáticos a causa de la actividad humana, como la emisión de gases invernadero (entre ellos el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso) en la atmósfera, es un asunto que debe preocupar a todo el mundo.

"A pesar de los avances en la producción agrícola a lo largo del siglo gracias al desarrollo de nuevas tecnologías, la variabilidad climática continúa generando fluctuaciones considerables en las cosechas", dijo Obasi.

A eso se suman las variaciones diarias del clima, que se pueden manifestar en forma de huracanes, tifones, inundaciones y rachas de sequía, que con frecuencia provocan desplazamientos masivos de población y daños a los sistemas de producción de alimentos.

Las regiones más pobres del planeta son las que corren más riesgos, en especial las de áreas subtropicales, semiáridas y áridas.

El uso de la información meteorológica mejora la producción agrícola, según la WMO. Y la organización expone cifras en tal sentido: un plan piloto en Mali logró un aumento de las cosechas entre 20 y 30 por ciento. (FIN/IPS/tra-en/lm/mj/dv/96

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