Las naciones ricas lamentarán si no cumplen las promesas que hicieron en sucesivas conferencias dedicadas al desarrollo en los últimos años, comprometiéndose a aumentar la ayuda a los países más pobres para mejorar su nivel de vida, dijo en Roma James Speth, máximo responsable de la ONU en cooperación.
El director del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirmó este miércoles que es un error creer que se ha terminado el tiempo de la cooperación para el desarrollo debido al avance de la liberalización económica y de las iniciativas del sector privado.
Speth hizo declaraciones a la prensa al llegar a la capital italiana para asistir a la Cumbre Mundial de Alimentación, inaugurada este miércoles en la sede romana de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
"Es un mito la idea de que el sector privado puede sustituir a la cooperación para el desarrollo", dijo Speth, recordando que son más de 100 los países cuya situación ha empeorado en los últimos 15 años y necesitan apoyo para implantar programas contra la pobreza y recuperar sus economías.
Las naciones desarrolladas tendrán que pagar un precio si continúan cerrando la mano a la hora de financiar la asistencia humanitaria, mitigar las calamidades ambientales y detener el terrorismo originado en la pobreza y el descontento social, añadió el alto funcionario.
"El mundo actual es una máquina de fabricar desastres, y continuará fabricándolos hasta el día en que ataquemos las raíces (de esas tragedias)", expresó Speth a la prensa este miércoles, después de llegar de Ruanda donde se puso en contacto con las misiones de asistencia humanitaria de la ONU en Africa central.
"Recortar la asistencia al desarrollo revela una visión muy corta (del porvenir)", subrayó el director del PNUD. "Es mucho mejor dar hoy, que pagar más tarde un precio mucho más alto".
"Es hora de que los países responsables de las principales fuentes de ayuda hagan un serio examen de conciencia, porque ya son muchas las veces en que se nos ha prometido nuevos y mayores recursos, pero éstos son cada vez menores", señaló Speth.
Con esas palabras se refería al viejo compromiso adquirido en el ámbito de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), por los países industrializados, de elevar la asignación presupuestal de ayuda oficial al desarrollo hasta llegar a la tasa mínima de 0,7 por ciento del producto interior bruto (PIB) de cada uno.
La meta del 0,7 por ciento del PIB fue fijada por primera vez por la Asamblea General de la ONU hace más de dos decenios, pero aún no ha sido cumplida, con la excepción de los países escandinavos, que en algún caso incluso la han superado. (FIN/IPS/tra-en/mu/arl/dv/96