El recrudecimiento de la guerra civil anuncia crecientes problemas de suministro de alimentos en Afganistán, uno de los países del mundo más afectados por el hambre, advirtió la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Las principales rutas de acceso a Kabul fueron abiertas, por primera vez en tres años, cuando el movimiento fundamentalista islámico Talibán capturó esa ciudad capital.
Kabul puede ser ahora "mejor abastecida de alimentos importados y de otros bienes", destacó el Sistema de Información Global y Alerta Rápido de la FAO.
"Pero la escalada de la guerra en el noreste y noroeste de Kabul cortó las líneas de suministro para la mayor parte" del país, se puntualizó en el informe, divulgado en Roma.
Así mismo, "el precio de los alimentos y de otros productos básicos crece debido a la constante depreciación de la moneda, y ese hecho causará serios problemas a la población, especialmente en el próximo invierno" boreal, se agregó.
Afganistán deberá importar 1,5 millones de toneladas de trigo en 1996-1997. La producción de trigo y cebada es inferior a lo normal en 1,85 millones de toneladas, debido a "una importante insuficiencia de insumos agrícolas" y a la inseguridad general.
El agravamiento de la guerra tras la caída de Kabul en manos de Talibán ha desorganizado la siembra, explicó la FAO, que divulgó su informe en vísperas de la Cumbre Mundial de Alimentación, a celebrarse desde este miércoles al domingo en Roma.
Los combates paralizaron las operaciones del Programa Mundial de Alimentos (PMA), que proporcionaba ayuda alimentaria a cerca de 250.000 personas en Kabul. Los víveres almacenados por el PMA suman 5.000 toneladas, un volumen que cubre necesidades "de dos meses, como máximo".
El PMA suspendió todas sus actividades en Jalalabad a fines de septiembre, cuando Talibán, una milicia creada por estudiantes del Corán, tomó el control de esa ciudad.
La agencia postergó su prevista ampliación de actividades en Afganistán hasta que la Organización de Naciones Unidas proceda a evaluar el impacto de las medidas políticas anunciadas por Talibán, que impuso la ley islámica con extremo rigor.
Las decisiones de las autoridades fundamentalistas de Kabul asedian especialmente a las mujeres, a las que se prohibió asistir a los centros de enseñanza y ocupar empleos.
Afganistán presenta uno de los mayores porcentajes de desnutrición del mundo, debido a una guerra que se prolonga desde la intervención militar soviética, dispuesta en diciembre de 1979 y finalizada en 1989.
A la retirada de las tropas soviéticas sucedió la lucha por el poder entre bandos afganos, e incluso entre las fuerzas "mujaidines" que habían enfrentado la intervención.
Tres de cada cuatro afganos no pueden satisfacer sus necesidades mínimas de nutrición. El consumo diario por habitante es de 1.660 calorías, frente a 1.620 en Etiopía, el país que presenta las peores condiciones de alimentación, según estadísticas de la FAO.
La desnutrición afecta a 13 millones de afganos, sobre una población total de 22 millones. El consumo diario de proteínas es de 47 gramos por habitante.
La Cumbre Mundial de Alimentos tiene el objetivo de forjar una nueva alianza internacional para combatir el hambre, que acosa a 800 millones de personas en el mundo en desarrollo. (FIN/IPS/tra- en/mu/mk/ff/dv/96