Las imágenes de etíopes en los huesos que llegaron a las pantallas de televisión en la década del 80 despertaron al mundo a la sombría realidad de lo que significa estar hambriento cuando se carece de seguridad alimentaria.
Una década más tarde, esas espectrales figuras aún son comunes en muchas regiones de Africa, y no es sorprendente que en este continente se ubiquen 44 de los 88 países calificados en la categoría de "bajo ingreso y déficit alimentario".
Del resto, 23 son de Asia y el Pacífico, nueve de América Latina y 12 de Europa y la Comunidad de Estados Independientes (antigua Unión Soviética).
Mientras la producción mundial de alimentos continúa creciendo a un ritmo mayor que la población, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reveló que en Africa subsahariana la disponibilidad de comida por persona sigue cayendo.
Y, lo que es peor, esta es la única región del mundo donde se pronostica un crecumiento de la pobreza, según el informe difundido en las vísperas de la Cumbre Mundial de Alimentación, que se celebrará entre este miércoles y el domingo.
Africa subsahariana (al sur del desierto del Sahara) produce hoy menos alimentos que hace 30 años. El número de malnutridos crónicos en la región se ha más que duplicado desde 1970, de 96 millones de personas a más de 200 millones. Los pronósticos indican que serán 300 millones en el 2000.
Más de 800 millones de personas en el mundo en desarrollo, de los cuales casi 200 millones son niños, carecen permanentemente de alimentación adecuada.
La mayoría de los hambrientos viven en países como Etiopía, Sudán y Somalía, que no pueden producir suficiente alimento ni tampoco cubrir la cantidad requerida con importaciones.
A pesar de que se impone la necesidad de aumentar la producción de comida en esos países, la asistencia al sector agrícola se cotiza a la baja. Entre la década del 80 y la del 90, esta ayuda cayó de 12.000 millones de dólares a 10.000 millones.
En el mismo período, el porcentaje de la asistencia a la agricultura dentro del total de ayuda al desarrollo cayó de 20 a 14 por ciento, según la FAO.
Al mismo tiempo, la población mundial ha crecido firmemente, y, según las previsiones, alcanzará los 8.500 millones en el 2030. La mayor parte de ese crecimiento en el próximo siglo se registrará en lugares donde la gente carece de acceso a las fuentes de producción.
Para algunos países en desarrollo, la década del 70 fue de más alto crecimiento que la del 60. El acelerado progreso continuó hasta mediados de la década del 80, cuando se produjo un enlentecimiento. Varios países, en su mayoría africanos, sufrieron retrocesos.
La FAO estimó que la proporción de la población crónicamente malnutrida de Africa subsahariana saltó de 30 por ciento entre 1969 y 1971 a 43 por ciento entre 1990 y 1992.
Africa austral se ve sacudida por frecuencia por apremiantes sequías. La registrada en 1991 y 1992 devastó la producción agrícola de la región y obligó a importar cantidades sin precedentes de comida.
Em ese período, la producción de alimentos de Africa austral se redujo a la mitad, lo cual dejó a 18 millones de personas al borde de la muerte por hambre. Zimbabwe, que sufrió entonces su peor sequía del siglo, no logra hace 30 años mejoras significativas en la disponibilidad de alimentos.
Las economías de la región no han tenido buenos resultados desde la década del 80, en parte debido a los términos desfavorables de comercio y a la deuda externa, que en 1995 ascendía a 232.200 millones de dólares.
"El fracaso de Africa para alimentarse a sí misma debe ser considerado en un contexto internacional, pero los problemas locales también jugaron un papel", según la FAO.
El organismo mencionó entre esos problemas "políticas agrícolas inapropiadas, como un sesgo favorable a la exportación de cosechas", e "inversión pública inadecuada en investigación granjera, extensión e infraestructura".
La FAO también señaló "falta de ampliación del crédito agrícola y los servicios a mujeres, responsables de la producción de entre 50 y 80 por ciento de la comida en Africa".
La productividad del sector alimenticio en Zimbabwe está a la deriva desde inicios de la década del 70, situación que se agravó en la del 80, debido a las cambiantes políticas agrícolas.
Las guerras civiles y la inestabilidad política también afectó la producción de alimentos. Millones de personas desplazadas por la guerra y los desastres naturales ven severamente limitado su acceso a la comida y a servicios básicos.
En ocho de los 13 países que enfrentan emergencias alimentarias, la razón principal es la lucha civil. Esta situación se constata en Zaire, Angola, Burundi, Ruanda, Sudán, Somalía, Liberia y Sierra Leona.
Los últimos desplazamientos de población en la región de los Grandes Lagos afectó la producción agrícola y de alimentos. Mientras tanto, surge una seria escasez de alimentos en el sur de Somalía, a pesar de que se registró una recuperación en la cosecha de cereales en 1996.
Seis años de lucha civil hirieron de gravedad a todos los sectores de la economía de Liberia, que está en completa bancarrota. El sector exportador está virtualmente paralizado y el país soporta una pesada carga de deuda, informó la FAO.
Grandes cantidades de personas han muerto como consecuencia directa del conflicto. La producción agrícola se interrumpió y los continuos desplazamientos masivos de población dejaron vacías largas extensiones de tierra fértil. (FIN/IPS/tra- en/lm/mk/mj/dv/96