CUBA: Víctimas de huracán Lili sufren tensión con exilio en EEUU

Las miles de personas que perdieron sus viviendas al paso del huracán Lili, en octubre, son víctimas ahora de un nuevo conflicto entre el gobierno de Cuba y los sectores más conservadores del exilio cubano en Estados Unidos.

Como víctimas aparecen también los exiliados que, con el único interés de ayudar a sus compatriotas en un momento difícil, acudieron al llamado del Catholic Relief Service en la ciudad estadounidense de Miami para donar alimentos.

Pero 27 por ciento de esa ayuda, que arribó el sábado 26 de octubre al aeropuerto de La Habana, no llegará nunca a su destino y será devuelta a los donantes, informó una semana después el diario Granma.

Según Granma, órgano oficial del gobernante Partido Comunista de Cuba, un porcentaje de la carga "venía marcada con propaganda correspondiente a grupos contrarrevolucionarios e intereses de sectores de la extrema derecha de Miami".

Cuba aceptará "todo el envío que no esté bajo la inscripción de consignas políticas y mensajes tendenciosos, provocadores y contrarevolucionarios", aseguró la nota oficial, que calificó la actitud del gobierno de Fidel Castro de "flexible y constructiva".

"No se entiende por qué tienen que pasar estas cosas. Cuando yo entrego ropa para los que no tienen, no ando preguntando si son cristinos o comunistas", dijo a IPS Mariana Díaz, católica que entrega donaciones a la iglesia con bastante frecuencia.

El huracán Lili, que azotó la isla del Caribe los días 18 y 19 de octubre, afectó a unas 200.000 personas, destruyó más de 5.000 viviendas, dañó parcialmente otras 78.000 y provocó pérdidas incalculables a la agricultura cubana.

El gobierno del país caribeño destinó de inmediato recursos procedentes de reservas estatales para contrarrestar los perjuicios del huracán y en apenas unos días comenzó a llegar a la isla ayuda humanitaria para los damnificados.

Según fuentes oficiales, la asistencia no estuvo sujeta a condicionamiento político alguno.

México se convirtió en el primer donante, con 71 toneladas de alimentos, medicinas y materiales de construcción, en su mayoría cartón para la fabricación de tejas para los techos de las viviendas dañadas.

España anunció una ayuda por 200.000 dólares, Japón se comprometió a aportar recursos por 100.000 dólares y la Unión Europea decidió destinar una contribución especial de 720.000 dólares.

Apenas algunos sectores exiliados cubano en Miami convirtieron el gesto humanitario en un debate público, pues manifestaron dudas en cuanto a si el gobierno de Castro desviaría la ayuda hacia las tiendas gubernamentales que venden alimentos solo en dólares o si la entregaría a los damnificados.

Sin embargo, el envío de alimentos a Cuba, aprobado por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, el 22 de octubre, se convirtió en un hecho sin precedentes que demostró el inicio de cambios en el seno de la comunidad cubana en Estados Unidos.

El episodio provocó por primera vez el enfrentamiento público de dos sectores bien definidos del exilio en Estados Unidos. Por un lado, los que piden más y más bloqueo y, por el otro, quienes piensan que las sanciones económicas afectan, sobre todo, a la población de la isla.

"Cuba acepta el ofrecimiento y la ayuda generosa y desinteresada", pero "es inaceptable la politización y el condicionamiento de cualquier envío por cuantioso que éste sea", manifestó Granma.

Según el periódico, el gobierno de Cuba decidió aceptar 73 por ciento de el envío en cuestión, consistente en 23 toneladas de arroz, frijoles y leche enlatada.

Estas mercaderías serán entregadas a centros sociales de las zonas más afectadas de las provincias de Villa Clara y Sancti Spiritus, ubicadas a 300 y 386 kilómetros de La Habana.

Fuentes cercanas a la institución católica Caritas dijeron en La Habana que como centros sociales resultarían beneficiados hospitales y lugares donde permanenecen albergados los evacuados durante el huracán y que perdieron sus viviendas.

Rolando Suárez, director de Caritas Cuba, dijo que "solo el gobierno tiene una visión general del desastre" provocado por el huracán Lili, y que en los últimos cinco años esa institución coordinó con las autoridades cubanas varias donaciones por un monto de 20 millones de dólares.

La demora en la entrega de la ayuda en una semana no respondió a "acciones dilatorias o actitudes burocráticas", según Granma, que informó que toda la carga fue clasificada y sometida al control fitosanitario habitual. (FIN/IPS/da/mj/ip en/96

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