Con el retiro de su beneplácito al embajador de España, el gobierno de Cuba advirtió hoy que no está dispuesto a tolerar la injerencia de ese país europeo en sus asuntos internos.
Como primer motivo para el retiro de su beneplácito al embajador José Coderch Planas, menciona las declaraciones "impropias" del diplomático publicadas el 30 de octubre al diario ABC de Madrid, en las que anunció una política de puertas abiertas de la embajada a la oposición cubana.
"La inevitable decisión" no responde a un hecho aislado y fue tomada luego de "un largo y profundo análisis", señala una declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores publicada este martes en el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista.
El gobierno cubano reiteró su voluntad de mantener y desarrollar sus relaciones con el país europeo, pero aseguró que no puede aceptar la "injerencia e intromisión" en sus asuntos internos del gobierno español, encabezado por el conservador José María Aznar.
Cordech, quien había recibido el beneplácito del gobierno cubano el 7 de octubre, reconoció ante la prensa española que su obligación era tener las puertas de la embajada abiertas de par en par a la disidencia cubana.
"EL diplomático se declaró desconocedor de nuestras realidades, pero no dudó en adelantar juicios sobre la situación en nuestro país, verdaderamente improcedentes en un embajador, dice el comunicado de la cancillería cubana.
La afirmación de Coderch de que haría todo lo posible por ayudar a la oposición cubana fue considerada por el gobierno del presidente Fidel Castro como una "abierta e inaceptable injerencia" en los asuntos internos de Cuba y una violación de la Convención de Viena sobre las relaciones diplomáticas.
Cuba solicitó al gobierno español una aclaración acerca de si estas afirmaciones respondían a la opinión personal del Coderch o si se trataba de una línea de trabajo para la embajada en La Habana.
Ante esto, el ministro de Relaciones Exteriores de España, Abel Matutes, señaló que las declaraciones de Coderch eran "superprudentes y dialogantes" y "se correspondían con la política del gobierno español hacia Cuba".
La declaración menciona que en una presentación televisiva Matutes reconoció que el gobierno español favorece una transición pacífica hacia la democracia en Cuba.
Durante la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile, Aznar pidió a Castro que "moviera las piezas", pero la respuesta fue terminante: "los destinos de un país no se juegan en una mesa de ajedrez".
La decisión de La Habana tuvo también en cuenta la creación de la Fundación Hispano-Cubana el día 14 en la Casa de América en Madrid, patrocinada por Ministerio de Asuntos Exteriores de España.
La nueva entidad, similar a la Fundación Nacional Cubano- Americana con sede en Estados Unidos, está integrada por miembros del gobernante Partido Popular de España y dirigentes de sectores anticastristas radicales de Miami.
En la misma fecha España presentó a la comisión de la Unión Europea un plan que, según la cancillería cubana, parece "una copia al carbón" de las recomendaciones hechas por el enviado especial de Estados Unidos, Stuart Eizenstat, durante su gira por Europa.
"El gobierno español se ha convertido así en punta de lanza de los intereses norteamericanos en el marco de la Unión Europea", señala la declaración. (FIN/IPS/da/ag/ip/96