La embajada de España en la capital de Cuba amaneció hoy rodeada de un "cordón humano" que impide acercarse a personas a pie o en cualquier tipo de vehículo.
Miles de trabajadores de la construcción fueron movilizados desde este martes para frenar cualquier intento de penetración masiva en la sede diplomática de personas interesadas en conseguir asilo en España.
"Irse", fue lo primero que vino a la mente de un joven desempleado de 27 años cuando oyó rumores en La Habana de que la embajada española abriría sus puertas "de par en par" a todo el que quisiera emigrar.
El mediodía del martes varios grupos empezaron a conglomerarse en los parques que rodean la sede diplomática en espera de una señal para el ataque masivo.
Sin embargo, al final de la tarde fuentes de la embajada afirmaron que la situación era normal y nadie había logrado entrar ilegalmente, a pesar de que versiones callejeras aseguraban lo contrario.
A pedido de la embajada española, el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano divulgó este miércoles un comunicado desmintiendo que el país europeo estuviera dispuesto a otorgar visados "de manera acelerada o extraordinaria".
Según la nota, divulgada por la Agencia Nacional de Información, el consulado general de España en Cuba ofrece sus servicios de atención al público de la forma habitual.
El incidente fue la primera consecuencia directa de la nueva crisis diplomática que estalló entre los gobiernos de Cuba y España.
Las relaciones entre ambos países se deterioraron la víspera cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba hizo público el retiro del placet al embajador español en La Habana, José Coderch Planas.
La medida, catalogada de "fuerte" e "inusual" por la vicecanciller cubana Isabel Allende, respondió a declaraciones de Coderch publicadas el 30 de octubre en el diario ABC de Madrid.
Pero, más allá del caso aislado de la entrevista periodística, tras el conflicto se encuentra la inconformidad del régimen del presidente Fidel Castro con la política hacia Cuba del jefe del gobierno español, José María Aznar.
El gobierno cubano acusó al diplomático español de mantener una actitud "injerencista", calificó de absurda la política española hacia la isla y al gobierno español de convertirse en "la punta de lanza de Estados Unidos en la Unión Europea".
Durante meses Cuba se abstuvo de reaccionar ante la política de Aznar hacia la isla, pero "la paciencia tiene un límite", según una declaración el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Allende aseguró que su gobierno está interesado en mantener vínculos normales con España y lo único que pide es que "recapacite sobre su política", respete la carta de las Naciones Unidas y no violente las reglas de juego vigentes para la diplomacia.
Marianela Ferreol, vocera alterna de la cancillería cubana, afirmó que no se espera "un congelamiento de las relaciones" con España y que su gobierno pedía "calma y confianza" al empresariado español con intereses en la isla.
Observadores locales aseguran que la declaración de Coderch sobre su disposición a abrir las puertas de la embajada española a la oposición cubana, criticadas por el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista, fue la causa directa de los rumores.
Los cubanos que no tienen esperanza de conseguir una visa de salida por vía legal recuerdan los días de julio de 1990, cuando 18 personas obtuvieron refugio en la sede diplomática española, en el último conflicto diplomático entre La Habana y Madrid.
Ante la nueva crisis, el gobierno cubano combinó sus acusaciones con la expresión de su voluntad de mantener y desarrollar sus relaciones con España, uno de los países con más inversiones y comercio en la isla.
España abastece la tercera parte de las exportaciones europeas a Cuba. En 1995, la Unión Europea representó 45 por ciento de los intercambios comerciales con el país caribeño. (FIN/IPS/da/ag/ip/96