Las esmeraldas, de las que Colombia es el primer productor mundial, se enrumban hacia el competido medio de las bolsas de piedras preciosas y el sofisticado del diseño de joyas, que contrasta con el rural y violento que ha estigmatizado su historia local.
"Este ya no es un país agrícola. Para el año 2000 será eminentemente minero y las esmeraldas y el oro renglones tan estratégicos como los hidrocarburos", afirma Antonio José Sánchez, gerente de la estatal Minerales de Colombia (Mineralco).
Hay cifras sobre la tendencia del comercio internacional que avalan las expectativas de que en el próximo milenio la esmeralda compita de igual a igual con el promocionado diamante.
Tailandia exporta entre 8.000 y 10.000 millones de dólares al año en piedras preciosas e Italia, que no tiene oro, esmeraldas ni diamantes, vende joyas por unos 30.000 millones de dólares.
En producción y en yacimientos potenciales, Colombia sobrepasa ampliamente a esos dos países que "apenas son un ejemplo", dice Sánchez.
Un estudio en el que participa el Centro de Investigaciones Petrográficas y Gemológicas de Nancy, Francia, presentará un modelo de exploración a mediados de 1997, cuando Colombia sea sede del Primer Congreso Mundial de Esmeraldas.
Por la misma época, Mineralco espera tener listo el proyecto de una escuela de especialización en gemología y talla, en Chiquinquirá, principal ciudad de la zona esmeraldífera, en el centrooriental departamento de Boyacá.
Otras 16 localidades de la región ya han empezado a beneficiarse de una ley expedida en 1994 que establece regalías por la extracción y comercio de la gema.
En conjunto, los ingresos aumentaron de 88.000 dólares en 1993 a unos dos millones entre enero y septiembre de este año.
Colombia tiene 65 por ciento del mercado mundial de esmeraldas, seguido por Brasil, Zimbabwe, Zambia y Rusia.
La clave está en el valor agregado de la talla, el diseño y el engaste para hacer que las esmeraldas colombianas dejen de parecer unos granos de maíz verde y destaquen su transparencia, color y brillo, atributos por los que se cotizan.
El gerente de Mineralco presenta datos contundentes al comparar la rentabilidad entre la exportación de esmeraldas en bruto con la de talladas y engastadas.
Entre enero y septiembre de este año, Colombia exportó 794,3 millones de quilates de esmeraldas talladas, por los que ingresaron 132,5 millones de dólares. En tanto, los 4.534 millones de quilates exportados en bruto, generaron 6,9 millones de dólares.
Para que el sector se califique y valorice la suma de piedras preciosas más oro, es que Sánchez, un economista de temperamento pausado, pasó de la cátedra en la oxtodoxa Universidad Javeriana de Bogotá, dirigida por los jesuitas, a la gerencia de la que considera una empresa de punta.
Igual propósito tienen los rudos esmeralderos que han crecido al pie de los yacimientos, héroes o villanos de otros tiempos en que la "guerra de las esmeraldas" antecedió a la más actual del narcotráfico y por épocas se entrelazaron.
Algunos son los mismos que lograron la paz a fines de la década del 80, cuando por fin los camiones cargados de cerveza pudieron traspasar los linderos de un pueblo a otro para que los enemigos de ayer celebraran el pacto con su licor predilecto.
Esa, hasta ahora, parece haber sido la única paz duradera en este país de múltiples violencias, en la que se aplicó un modelo totalmente distinto al tantas veces ensayado, y fracasado, con la guerrilla, por ejemplo.
La paz en la zona esmeraldífera ha funcionado porque "todos nos propusimos que no íbamos a desangrar más al país", dijo Victor Carranza, legendario personaje de la región e impulsor en otros tiempos de la Bolsa Mundial de Esmeraldas en Bogotá,
Al mismo horizonte promisorio de un comercio global apuntan los herederos de desarraigados buscadores de fortuna que a lo largo de este siglo protagonizaron jornadas épicas, comparables a las que suscitó la fiebre del oro en California, Estados Unidos.
También están en esa perspectiva los 15.000 comerciante e intermediarios callejeros, que copan la céntrica avenida Gonzalo Jiménez de Quesada de Bogotá.
Y con ellos concuerdan los ejecutivos de alto rango que hacen transacciones, vía Internet, desde sus confortables despachos de los "trader center" de la calle 100, al norte de la ciudad.
Por los buenos augurios y la unidad de intereses es que las esmeraldas -cuyo origen data de hace unos 7.000 años-, usadas por los precolombinos muiscas para el trueque por sal y tocados ceremoniales, representará en el próximo siglo para la economía colombiana lo que el café representó en el actual. (FIN/IPS/mig/ag/if/96