La permanencia de Bill Clinton en la Presidencia de Estados Unidos hasta el año 2001 podría atenuar la presión sobre Colombia en el campo de la lucha contra el narcotráfico, pero expertos y políticos locales descartan una mejoría en las relaciones bilaterales.
El embajador de Estados Unidos, Myles Frechette, dijo este miércoles que cualquier cambio del gobierno de su país hacia Colombia sólo podrá darse dentro de unos meses.
Las relaciones bilaterales no mejorarán porque "las dificultades que atravesamos no tienen nada que ver con el clima electoral" sino que provienen de "la profunda desconfianza" estadounidense hacia el presidente de Colombia, Ernesto Samper, comentó el ex embajador en Washington Gabriel Silva.
Silva dijo que tampoco se puede descartar que el aumento del consumo de drogas en Estados Unidos lleve al gobierno de ese país a seguir presionando para que Samper cumpla la agenda de la lucha antidrogas fijada por Washington antes de las elecciones de este martes.
Esta agenda, según un memorando que el diario El Siglo de Bogotá atribuyó a la embajada de Estados Unidos en Colombia contiene 20 puntos entre los que destacan la reimplantación de la extradición de ciudadanos colombianos y la aprobación de un paquete de leyes contra los narcotraficantes.
También se reclama autorización para que guardacostas estadonidenses aborden naves colombianas que presuntamente pertenezcan al narcotráfico, el mantenimiento de la política de erradicación de cultivos ilícitos, medidas para enfrentar el lavado de divisas y el reforzamiento de la seguridad carcelaria.
El memorando incluye medidas económicas, como la propuesta de que Colombia renuncie al Pacto de Cuotas para la exportación de banano firmado con la Unión Europea o que se eliminen normas que Estados Unidos considera proteccionistas.
Oscar Angel, del Partido Socialista de Los Trabajadores, un mejoramiento en las relaciones bilaterales significaría que Colombia recibiera una evaluación positivamente en su lucha antidrogas en el proceso de certificación que iniciará Washington dentro de 45 días.
También implicaría que Estados Unidos le concediera nuevamente a Samper la visa de ingreso que le canceló en julio, luego que el Congreso lo absolviera en la investigación por la infiltración de dinero del narcotráfico en su campeña electoral.
Otro factor de perturbación en las relaciones entre ambos países ha estado marcado por los frecuentes pronunciamientos del embajador estadounidense sobre temas de política interna.
El último roce se produjo el 29 de octubre, cuando Frechette criticó los proyectos de ley que se encuentran en el Congreso para el restablecimiento de la extradición y la extinción de dominio y aumento de penas para los narcotraficantes.
El diplomático estadounidense pidió al Congreso que aprobara con retroactividad la extradición de ciudadanos colombianos que hayan delinquido en el exterior y penas más duras para los narcotraficantes.
El politólogo Fernando Cepeda, ex ministro de Gobierno, advirtió que si no se aprueban estas iniciativas en el Congreso "no hay duda de que las relaciones van a empeorar gravemente" y aseguró la sola reelección de Clinton "no cambia la situación".
Juan Tokatlián, investigador del Centro de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional, dijo que debe tenerse en cuenta además la composición del Congreso estadounidense y del nuevo equipo de gobierno.
"Hay demócratas que en temas de narcotráfico son tan duros como los republicanos", aseguró Tokatlián.
Según el experto, Colombia no constituye un problema fundamental para Estados Unidos, pero "podría serlo indiractamente si aumenta la asociación del narcotráfico a los problemas internos", como la crisis social, la desintegración familiar y el alto consumo de drogas entre la juventud.
Diana Pardo, investigadora del Centro de Estudios Internacionales de la privada Universidad de Los Andes, señaló que con la reelección de Clinton se mantendrá "no sólo la política hacia Colombia sino hacia toda América Latina".
Para America Latina no se vislumbran grandes cambios, como no ocurrió pese a "las declaraciones de buenas intenciones" que se dieron en la Cumbre de las Américas que se realizó en Miami en 1994. (FIN/IPS/yf/ag/ip/96