COLOMBIA-EE.UU.: Ejército opera con fuerzas paramilitares

El ejército de Colombia opera con grupos paramilitares independientes como parte de su aparato de inteligencia, y los utiliza para eliminar a figuras clave de la oposición, sostuvo un informe del grupo defensor de los derechos humanos Human Rigths Watch.

El informe, elaborado por Human Rigths Watch/Americas y el Proyecto Armas del grupo internacional concluye que agencias militares y de inteligencia de Estados Unidos brindaron asistencia a una reorganización de la inteligencia colombiana realizada en 1991.

Desde esa fecha brindaron además una creciente cantidad de armas que han sido utilizadas para cometer graves violaciones de los derechos humanos.

Los grupos hicieron un llamado a Estados Unidos y los países de la Unión Europea (UE) para suspender inmediatamente toda ayuda militar y las ventas a Colombia hasta que hayan cesado las violaciones de los derechos humanos de los militares y sus socios paramilitares.

"Es tiempo de descorrer la cortina de humo de negaciones oficiales y de identificar la asociación entre militares y paramilitares", demandó José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch/Americas, al presentar el informe este lunes.

"Este es un mecanismo sofisticado, en parte respaldado por años de asesoramiento, entrenamiento, armas y silencio oficial de Estados Unidos, que permite a los militares colombianos librar una guerra sucia y al oficialismo colombiano negarla"', añadió.

El informe, llamado "Redes de Asesinos de Colombia", se publicó en momentos en que el gobierno de Bill Clinton planifica enviar más de 200 millones de dólares de asistencia militar a Colombia, destinados oficialmente a la lucha contra el narcotráfico.

La ayuda incluye 12 helicópteros Blackhawk, 24 ametralladoras pesadas, tres aviones C-26 de reconocimiento y seis botes de patrulla. Otros 12 helicópteros Huey y diversas armas serán también entregadas a la Policía Nacional de Colombia.

Grupos defensores de los derechos humanos y algunos congresistas estadounidenses se oponen a la ayuda, citando los miles de asesinatos de parte de los militares y la policía en la última década.

Autoridades de Estados Unidos niegan firmemente que las armas entregadas sean utilizadas para otros fines que la guerra contra el narcotráfico.

Este lunes, por ejemplo, el vocero del Departamento de Estado Glyn Davies insistió en que un el gobierno "es capaz de mantener un buen control de lo que se hace con el material", y que no planifica "una campaña más amplia o una investigación" para ver qué destino se le otorga.

Pero el informe de Human Rights Watch, al igual que un reciente estudio de Amnistía Internacional, afirma que unidades militares que recibieron armamento de Estados Unidos incluyen muchas que están involucradas en campañas contrainsurgentes y han sido acusadas de serias violaciones a los derechos humanos.

El grupo cita dos recientes informes de Estados Unidos sobre las brigadas y batallones que recibieron la ayuda. La mayoría de ellos, según el grupo, comitieron serios abusos, inlcuyendo masacres.

"Al menos de 120 personas desde 1990 fueron víctimas de las masacres cometidas por sólo una de las unidades que recibieron ayuda militar de Estados Unidos, el Batallón Palacio, y las muertes permanecen mayoritariamente sin castigo", afirma el informe.

El documento añade dos nuevas acusaciones sobre el aparato de violaciones de los derechos en Colombia, afirmando de forma más concreta que los militares controlan varios grupos paramilitares, y señalando la posible participación del ejército y la inteligencia de Estados Unidos al instalar y posiblemente tender las redes que unen ambas entidades.

Los comandantes militares, según el informe, "no sólo promovieron, estimularon y protegieron a los grupos paramilitaes, también los usaron para dar información de inteligencia y asesinar y masacrar a colombianes sospechosos de ser aliados de la guerrilla".

El informe señala que en 1995, casi la mitad de todos los actos de violencia política en que el responsable fue identificado fueron atribuidos a los paramilitares.

Según un mayor retirado del ejército citado en el informe, los grupos paramilitares son la "fuente principal" de la inteligencia del ejército en áreas en conflicto.

"Estas personas viven en la región y tienen contactos con su propio bando y con el enemigo", dijo el ex militar a Human Rights Watch, y añadió que "la principal acción de los paramilitares es (reunir) información de inteligencia, además de servir como grupo de exterminio".

El plan militar de reorganización de 1991 llamado Orden 200- 05/91 hizo de los paramilitares un "componente clave" del aparato de inteligencia de los militares.

Una red de inteligencia organizada por la marina bajo la Orden, según el informe, fue responsable de "docenas de ejecuciones extrajudiciales en Barrancabermeja'.

"En el norte de Magdalena, los militares armaron y equiparon a los paramilitares e inlcuso los patrullaron". En algunos casos, "trasladaron a los paramilitares en el país para cometer ejecuciones políticas", añadió el documento.

Human Rigths Watch sostiene que Washington jugó un "papel perturbador" en la asociación militares-paramilitares.

"A pesar de los desastrosos antecedentes de derechos humanos de Colombia, el equipo del Departamento de Defensa de Estados Unidos y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) trabajaron con altos mandos del ejército de Colombia en la reorganización de 1991", añade.

Desde entonces, Estados Unidos ha entregado miles de ametralladoras, pistolas, rifles, minas terrestres y granadas, muchas de las cuales son más apropiadas para la contrainsurgencia que para la lucha contra las drogas, indica.

Además, militares colombianos capacitados por Estados Unidos, algunos en la polémica Escuela de las Américas, están involucrados en serias violaciones a los derechos humanos, incluyendo masacres.

En 1996, sostiene, Washington desplegó en Colombia al menos dos equipos de 52 integrantes de las Fuerzas Armadas Especiales para misiones de dos meses.

También realizó 49 despliegues involucrando un total de 231 asesores militares y de inteligencia, 97 de ellos en respaldo a la marina en Santafé de Bogotá. La acción encubierta de la CIA también auspició el entrenamiento de unidades de Fuerzas Especiales en Colombia, según el informe. (FIN/IPS/tra-en/jl/yjc/lp/ip-hd/96

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