Para esta ciudad brasileña que sueña solucionar sus graves problemas sociales, ser sede de las Olímpíadas de 2004 representa más que ganancias millonarias con el turismo y negocios variados, como derechos de televisión.
Es por lo menos lo que pretende el sociólogo Herbert de Souza, líder de movilizaciones populares contra el hambre y otras llagas en Brasil, que incluyó la "agenda social" en el proyecto que el Comité Olímpico Internacional (COI) examina aquí desde este jueves al domingo.
Un grupo de organizaciones no gubernamentales, empresariales y públicas fijó cinco metas a cumplir en los próximos siete años: alimentación y educación para todos los niños, urbanización de las "favelas", vivienda para la población callejera y facilidades para la práctica de deportes entre los pobres.
Se trata de una "singular oportunidad de demostrar que se puede superar la miseria y la desigualdad, de convertir una ciudad fracturada en feliz", defendió de Souza, que hace tres años moviliza millones de brasileños en una campaña nacional contra el hambre y el desempleo.
Su esfuerzo apunta a transformar en punto favorable la mayor desventaja de Río, la violencia vinculada a la inequidad reflejada en los barrios marginados y en los niños que viven en las calles. En su opinión, las Olimpíadas podrían impulsar una solución para esos graves problemas sociales.
La disputa internacional por la organización de las Olimpíadas se convirtió en guerra, ante la importancia económica que ganó esa competencia y los deportes en general en todo el mundo. Barcelona, con su reforma urbana en 1992 y el incremento turístico, es un ejemplo de los resultados posibles.
Para los juegos del 2004, hay 11 ciudades en la contienda. Siete son europeas: Roma, Atenas, Estocolmo, Sevilla, Lille, San Petersburgo y Estambul.
La sudafricana Ciudad del Cabo y las latinoamericanas Buenos Aires, Río de Janeiro y San Juan de Puerto Rico completan la lista. Las tres primeras luchan por ser la primera en Africa o en América del Sur en acoger las Olimpíadas, que en sus 100 años ya se realizaron en Europa 14 veces.
El COI hará una primera selección en marzo, reduciendo las candidatas a cuatro o cinco, y en septiembre de 1997 elegirá la sede del 2004.
Río tiene condiciones para triunfar, evaluó el presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) y miembro del COI, el brasileño Joao Havelange, quien criticó ásperamente los juegos de Atlanta por dispersar los partidos de fútbol en varias ciudades lejanas.
Río de Janeiro presenta como una ventaja importante el hecho de permitir que prácticamente todas las modalidades deportivas realicen sus competencias dentro de la ciudad, en un radio de poco más 20 kilómetros.
Otra es el apoyo popular. Más de 400.000 voluntarios ya se inscribieron para trabajar en las Olimpíadas. La pretensión de Río cuenta con el apoyo del gobierno en todos los niveles, y se convirtió en prioridad diplomática, encabezada por el ministro de Deportes, el ex futbolista Pelé.
El plan ambiental, rubro decisivo para que Sidney, Australia, ganara la sede de los juegos del 2000, es otra arma con que cuenta Río, según Fernando Almeida, coordinador de esa área en el Comité Río-2004, que elaboró el proyecto de 600 páginas presentado al COI en agosto, respondiendo a sus 536 preguntas.
Allí se detalla que serán plantados 40.000 árboles en la isla universitaria donde se implantará la Villa Olímpica y el centro organizativo, se recuperarán 800 hectáreas de áreas verdes y se construirán o reformarán varios parques de la ciudad.
Casi todo se hará con recursos renovables, limitando al mínimo los impactos negativos, destacó Almeida. La calidad de vida de la población local ganará mejoras sensibles, aseguró.
Pero en opinión del sociólogo de Souza, sin embargo, "las Olimpíadas sólo interesan si ayudan en la lucha contra la miseria". Si la agenda social no se incorpora efectivamente a su preparación, amenazó retirarle apoyo a la candidatura de Río y cree que mermará la movilización popular.
Si gana la batalla, las Olimpíadas podrán ganar una nueva dimensión, como factor de desarrollo y paz social, además de instancia de fraternidad mundial, la dinamización económica local y la revitalización urbana. (FIN/IPS/mo/jc/cr/96