Los niños y adolescentes que están en las calles de Brasilia creen que si asistieran a la escuela tendrían una futuro mejor y afirman que ayudar a sus familias, según una investigación realizada por la Secretaría Social del gobierno del Distrito Federal.
El trabajo fue realizado por setenta profesores que fueron a las calles de Brasilia para conocer el perfil de los niños y niñas comprendidos en la franja etárea entre 7 y 18 años.
Los cuestionarios incluían, además del nombre del niño entrevistado, la dirección y la escolaridad, además de datos sobre el uso y tipo de drogas ingeridas, sus desos y esperanzas.
Un gran porcentaje de niñas indagadas afirman que quieren ser maestras, mientras que los niños pretenden ser jugadores de fútbol, indica el estudio.
La investigación, coordinada por el sociólogo Carlos Araújo y el psicólogo Alexandre Reis, reveló que 92 por ciento de los entrevistados opina que un niño pobre que estudia tendrá un futuro mejor.
Mientras tanto, 27 por ciento consideraron que trabajando tendrán posibilidades de superarse en la vida. Veintidós por ciento afirmaron que un niño pobre no tiene posibilidades para ello.
Del total de niños que respondieron la encuesta, 89 por ciento son varones y 11 por ciento son mujeres. Ochenta por ciento tienen entre 12 y 17 años, y apenas 42 por ciento nacieron en el Distrito Federal, ya que más de la mitad pertenecen a familias que emigraron de otros estados.
Los estudios revelaron también que 76 por ciento de los niños están en las calles durante el día y 11 por ciento pernoctan en ellas todas las noches. La mayoría, 43 por ciento, viven con su padre, madre y hermanos, mientras 18 por ciento señalaron que solo viven con su madre y hermanos.
La investigación preguntaba a los niños el motivo por el que estaban en las calles y la respuestas fueron imprevisibles. Desde "para ayudar al país", hasta para trabajar y ayudar a la familia, lavando y vigilando autos.
La investigación concluyó que quienes utilizan drogas compran con el dinero ganado "pegamentos, solventes, marihuana, cocaína, crack o bebidas alcohólicas".
Al ser consultados por la violencia y los malos tratos, 78 por ciento de los niños afirmaron que nunca sufrieron violencia en sus casas y un 68 por ciento que no sufrieron violencia en las calles.
Cuarenta y seis por ciento de los niños afirmaron precisar un empleo remunerado y fijo para salir de las calles.
El sueño de muchos es ser maestros, profesores, jugadores de fútbol, bomberos, guardas en el transporte colectivo o actores. (FIN/IPS/jlm/mj/pr/96
