Las pilas de coles en las calles de la capital y las largas filas de gente esperando comprar manojos de verduras baratos señalan el comienzo del invierno.
El año pasado, Beijing experimentó el invierno más seco en 45 años, que dejó a ocho de los 64 depósitos suburbanos de la ciudad sin agua. Como resultado, las autoridades municipales se vieron obligadas a racionar el suministro de agua a hospitales, universidades, hoteles, restaurantes y fábricas en el verano.
Incluso en plena estación de las lluvias, cuando la gente en el centro y este de China sufre pérdidas devastadoras causadas por las precipitaciones, los residentes de Beijing padecieron una aguda escasez de agua.
Las autoridades adoptaron severas medidas contra el derroche de líquido por parte propietarios e inquilinos de casas. Según, la agencia oficial de noticias Xinhua, más de 1.700 infractores fueron castigados.
Sin embargo, Beijing es un microcosmo de la falta de agua en comparación con muchas ciudades chinas. Según un informe reciente dado a conocer por el Ministerio de Conservación de Agua, la mitad de las 600 ciudades de China afrontan actualmente una aguda escasez.
"La gente no podrá beber agua limpia en las próximas dos o tres décadas" si no se adoptan medidas eficaces, declaró Niu Maosheng, del Ministerio de Recursos Hídricos.
A pesar de la escasez, previno que la contaminación tambien era un problema que podría agravarse en el futuro.
En la capital, el abastecimiento de agua a cada residente es el cuatro por ciento del promedio global, señalaron expertos, que advirtieron que las tendencias actuales indicaban que en el 2010 el área metropolitana de Beijing tendrá un déficir respecto a la demanda de la población de 1.000 millones de metros cúbicos.
La capital china es "una de las ciudades más sedientas del mundo" , señaló un comentario del "Beijing Daily".
Más del 60 por ciento del abastecimiento de agua capitalino proviene de napas subterráneas, pero el excesivo consumo durante la estación seca demandó un esfuerzo excesivo a esa fuente.
El nivel del suelo en Beijing se hunde entre 10 y 20 milímetros anuales, según Ho Libo, ingeniero jefe del Instituto de Investigaciones Cartográficas.
Lo que parece un fenómeno natural representa una grave amenaza para la infraestructura de la capital tanto encima como debajo de la superficie. Las tuberías subterráneas ya sufrieron daños, declaró Hong a Xingua en una reciente entrevista.
Las implicancias para la calidad del agua son obvias.
Los residentes se quejan que hay una espesa capa de residuos en sus depósitos de agua.
El diario "Juventud de China" denunció que más del 70 por ciento del agua subterránea usada para beber en Beijing tiene diversos grados de contaminación. "¿Cómo podemos estar tranquilos bebiendo esa agua?", demandó.
Un frenético desarrollo infraestructural en la ciudad sumó otro peligro a la calidad del suministro de agua: la contaminación por residuos industriales. Las fábricas tambien agudizaron la demanda de líquido porque sus necesidades son 32 veces superiores a las que tenían hace 45 años.
El aumento de la población es otro serio motivo de preocupación. Los habitantes permanentes de la capital totalizan ahora 11 millones, cuatro veces más que en 1949, cuando el gobierno comunista asumió el poder.
Esa cifra no incluye las decenas de miles de residentes rurales que diariamente viajan a la capital en busca de trabajo o para vender mercaderías.
Además, el gobierno calculó que más de dos millones de metros cúbicos son derrochados por consumidores negligentes.
Los planificadores estatales sugirieron que una manera de afrontar el problema es traer agua del Río Yangtze, en China meridional. El precio de ese proyecto sería de miles de millones de dólares y no quedaría completado hasta el 2010, incluso con los cálculos más optimistas.
La opción más barata es hacer que cada residente de Beijing tome conciencia de la seriedad de la situación. Estrictas penas deberán ser aplicadas por cada uso negligente de agua. Los ciudadanos tambien son urgidos a sacar sus recipientes cada vez que llueve.
El "Beijing Daily" previno que los residentes de la capital, profundamente obsesionados por la falta de agua, podrían enfrentarse con una realidad todavía mas dura en el próximo siglo y, por esa razón, era urgente una acción preventiva. (FIN/IPS/tra- en/ab/cpg/ego/dv-nr).
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