La nueva política de defensa nacional de Brasil anunciada por el presidente Fernando Henrique Cardoso es sólo una formulación de intenciones, afirmó hoy un experto en la materia.
El proyecto dado a conocer el jueves por el presidente es sólo "una intención, una introducción", consideró el coronel retirado Geraldo Cavagnari, coordinador del Núcleo de Estudios Estratégicos de la Universidad de Campinas.
Una verdadera política de defensa "debería ser más concreta, con objetivos claros y definición de prioridades que permitan formular una estrategia", dijo Cavagnari a IPS.
Sin eso no se puede definir un nuevo papel de las Fuerzas Armadas, sus necesidades, presupuesto e inversiones para adecuarlas y capacitarlas a las nuevas funciones. "Una política gubernamental tiene que ser más clara", agregó el investigador.
Cavagnari, una referencia nacional en temas estratégicos, reconoció de todas formas "avances" en el documento redactado por el gobierno, especialmente por "indicar la posibilidad de creación del Ministerio de Defensa" en Brasil.
Los militares resisten cambios que los pondrían bajo una autoridad civil encargada de unificar la conducción y el presupuesto del ejército, la marina y la fuerza aérea, las tres Fuerzas Armadas, que actualmente cuentan cada una con un ministerio.
Cardoso afirmó que la nueva política abre camino a la creación del Ministerio de Defensa, que podría concretarse antes del fin de su mandato.
"Si no sale en el actual gobierno, será en el próximo", pronosticó Cavagnari, que se desempeña hace años en la Universidad de Campinas, un centro de estudios dependiente de la gobernación de Sao Paulo y situado a 100 kilómetros de la capital de ese estado.
La "única prioridad indicada en el documento, que no llega a ser exactamente una política de defensa, es la Amazonia", según el investigador.
En realidad, la "nueva política" formaliza orientaciones que ya eran manejadas por los militares. Las Fuerzas Armadas promueven un plan de ocupación y de mayor presencia en las fronteras amazónicas, el llamado proyecto "Zanja Norte".
También admite la participación de las Fuerzas Armadas en el combate contra el crimen organizado, como el narcotráfico, identificado como amenaza a la seguridad nacional.
Pero los militares, que siempre han descartado su directo involucramiento en la lucha contra los narcotraficantes, sólo tendrán una función de apoyo a la policía, aclaró Cavagnari.
José Gregori, jefe de gabinete del Ministerio de Justicia, calificó la nueva política de defensa de "hito histórico". Según dijo, representa "el triunfo de los principios democráticos", que engloban a los derechos humanos, como parte indispensable, y de "la paz y la convivencia".
El analista político Marcio Moreira Alves, columnista del diario O Globo y ex diputado, recibió el plan anunciado por Cardoso como "un progreso político de vasta dimensión histórica".
Según Moreira Alves, el proyecto eliminaría el alineamiento automático de Brasil con Estados Unidos y la idea de que los militares deben controlar su propio pueblo "como delegados de una potencia extranjera".
Las amenazas a la nación ya no son internas, como indicaba la doctrina de la seguridad nacional del régimen militar (1964- 1985), sino que "están fuera de nuestras fronteras", dijo Moreira Alves.
La nueva política reconoce la necesidad de mantener las Fuerzas Armadas como "instrumento para el ejercicio de autodefensa" y "un sistema de defensa adecuado a la preservación de la soberanía nacional y del Estado de derecho".
Otro principio oficializado es el "carácter defensivo, una postura estratégica disuasoria" de la estructura militar. El país utilizará la acción diplomática como primer instrumento de solución de conflictos.
La visión adoptada identifica la defensa de la soberanía nacional como tarea de todos, y no sólo de las Fuerzas Armadas, y dependiente también del desarrollo "industrial, universitario e técnico-científico". (FIN/IPS/mo/ff/ip/96