Más de 22 millones de electores de 31 de las mayores ciudades de Brasil elegirán sus alcaldes este viernes, en la segunda vuelta, reservada a los dos candidatos más votados, de los comicios del 3 de octubre.
Más de la mitad de los votantes se concentra en las tres capitales provinciales más importantes e industrializadas del país, Sao Paulo, Río de Janeiro y Belo Horizonte. La primera tiene 6.765.407 electores inscriptos, mientras Brasil entero suma cien millones en sus 5.598 municipios.
La segunda vuelta, instituida en la nueva Constitución de 1988, es obligatoria en las elecciones para el Poder Ejecutivo central, provincial y en municipios con más de 200 electores, cuando ningún candidato logra la mayoría absoluta de votos válidos.
La proliferación de partidos y candidatos desde el fin del régimen militar en 1985 dificulta una definición en la primera vuelta. En Río de Janeiro 14 postulantes disputaron la alcaldía.
Las encuestas, que prevén un triunfo prácticamente asegurado de los seguidores de los actuales alcaldes en las mayores ciudades, restaron emoción y expectativas a los comicios de este viernes.
Celso Pitta continuará seguramente en Sao Paulo la gestión del alcalde Paulo Maluf, un eterno candidato de las fuerzas conservadoras a la presidencia del país, ahora fortalecido por una popularidad que le permitió convertir un desconocido en su sucesor.
Luiza Erundina, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), no tiene ninguna posibilidad de volver a la alcaldía que dirigió de 1989 a 1992, según las encuestas que le atribuyen 32 a 34 por ciento de las intenciones de voto, contra 55 por ciento de Pitta.
En Río de Janeiro el candidato del alcalde César Maia, Luiz Paulo Conde, también es favorito con 15 puntos de ventaja sobre Sergio Cabral Filho, que pertenece al mismo partido del presidente Fernando Henrique Cardoso, el socialdemócrata.
La segunda vuelta se caracteriza por alianzas políticas dictadas por intereses inmediatos, como participación en el gobierno o concertaciones para las elecciones provinciales y nacionales de 1998, que poco contemplan las diferencias ideológicas.
Una excepción es el PT en Río de Janeiro, que llamó al voto nulo por considerar que los dos candidatos son inaceptables para la izquierda.
En el noreste, cuya política es dominada por los oligarquías tradicionales, ocurrió una situación insólita. En dos capitales provinciales, Maceió y Natal, sólo mujeres de partidos de izquierda, el PT y el socialista, quedaron para esta segunda vuelta.
La disputa será decidida por los apoyos que logren las candidatas entre las fuerzas conservadoras que controlaban el poder en la región más pobre del país.
Cardoso ya se manifestó por la extinción de la segunda vuelta en las elecciones municipales, así como otros líderes políticos. En ese caso el objetivo de ampliar la legitimidad de los elegidos, favoreciendo así la gobernabilidad, no se cumple satisfactoriamente, argumentan. (FIN/IPS/mo/jc/ip/96
