ASIA: Cunde la moda de los militares-empresarios

Los militares birmanos son los últimos que ingresaron en los negocios privados en Asia, siguiendo una tendencia de los ejércitos de la región de suplementar sus inadecuados presupuestos con una decidida participación empresaria.

Muchos analistas opinan que la entrada de los militares en las economías en expansión de Asia los ayuda a mantener su nivel institucional en países que, a duras penas, pueden mantenerlos. Lo curioso es que fueron tutelados y ayudados a vivir por encima de sus medios por inversores extranjeros y hombres de negocios locales.

"Los extranjeros jugaron un papel crucial, alentando los militares a comprar equipos y servicios que el país no puede pagar", señaló David Newsom, ex subsecretario de Estado y ahora decano de la Escuela de Servicio Exterior de la Universidad Georgetown.

Los militares birmanos éstan involucrados en cinco actividades empresarias desde que ingresaron en el sector comercial hace alrededor de tres años.

Esos intereses comerciales, previsiblemente, se van a expandir, canalizando fondos a través de su Asociación de Unión Solidaria y Desarrollo, según un nuevo informe del opositor Partido Demócrata para una Nueva Sociedad, que se dió a conover en Rangún.

Esto no es insólito en el Este y Sudeste Asiático.

El Ejército Popular de Liberación (PLA) de China controla grandes sectores de la economía del país, y se ha volcado fuertemente a los negocios, desde que las reformas económicas decididas por el líder Den Xiaoping hace 17 años condujeron a una apertura al extranjero.

Deng, el anciano líder máximo de China, alentó personalmente al PLA para que fuera más autosuficiente obteniendo dinero con operaciones de negocios.

El PLA cuenta con una ventaja inicial porque controla considerables recursos e infraestructuras, incluyendo las vías de transporte y telecomunicaciones, así como materias primas.

El ejército chino convirtió muchas de sus fábricas militares a la producción civil, obteniendo así todo tipo de bienes de consumo, incluytendo autos, bicicletas, refrigeradores, televisores y rubros con alta tecnología surgidos de sus centros de investigación.

Según cifras oficiales, la producción civil genera el 70 por ciento de las ganancias logradas por el total de las fábricas militares. El valor de esos negocios es un secreto de estado, pero analistas militares occidentales ubican las utilidades del PLA en 2.000 millones de dólares anuales.

Esos ingresos suplementan los fondos dispuestos para gastos militares en el presupuesto estatal.

Los militares indonesios, o Abri, controlan una variedad de empresas, incluyendo la propiedad de prestigiosos proyectos en el centro de Jakarta, acciones en compañías cotizadas en bolsa, y monopolios comerciales en Timor Oriental y Kalimantan.

Está claro en Indonesia que sin ese tipo de actividad, el gobierno de Jakarta sería incapaz de mantener una fuerza militar de 500.000 hombres.

La red de negocios de los militares en Indonesia es tan amplia que es tomada como un hecho normal y hasta publicitada abiertamente por los políticos. La Fundación Kartika Eka Paksi del ejército tiene intereses en aviación, bancos, seguros, propiedades, madera y telecomunicaciones, además de pequeños negocios marginales.

Los intereses militares tailandeses tambien se están expandiendo con rapidez. Su Organizacion de Veteranos de Guerra (WVO) posee concesiones madereras y una planta impresora. Además tiene la intención de participar en actividades bancarias.

La politica tailandesa de modernizar su fuerza aérea y adquirir un portaaviones ha desviado el presupuesto militar hacia áreas de alta tecnología, y ha presionado al WVO para que suplemente sus ingresos con empresas de negocios.

La WVO está planeando actuar en bancos, telecomunicaciones y compañías de satélites, sectores altamente rentables que aumentarán los 41 millones de dólares anuales necesarios para mantener a los veteranos.

Los ejércitos de Vietnam, Camboya y Laos tambien están tratando de suplementar sus flacos presupuestos militares, que deben soportar una considerable fuerza bajo las armas, en relación al tamaño de esos países y el grado de modernización de sus ejércitos.

Los nuevos negocios en Indochina se produjeron despues del colapso de la Unión Soviética en 1990, que apoyó a ciertos países de la región ideológica y financieramente. Si bien y por un tiempo siguió ofreciendo material militar, Moscú ahora demanda moneda fuerte por sus productos y al precio de mercado.

Los ejércitos indochinos tambien han soportado la declinación de sus presupuestos porque los gobiernos se ven obligados, cada vez más, a conceder fondos para desarrollo socioeconómico.

Moscú financió virtualmente todas los gastos militares de Vietnam desde 1975, que alcanzaron un máximo de 1.000 millones de dólares anuales durante el período de máxima intervención de Hanoi en Camboya, y su sangrienta guerra fronteriza con China en 1979.

Muchos analistas señalaron que desde hace dos años los militares vietnamitas diversificaron sus negocios en una medida similar a la del PLA y Abri. Al menos 300 empresas estan controladas por las fuerzas armadas que disponen de 750.000 hombres.

Los intereses militares vietnamitas incluyen bancos, industrias de exportación y compañías mixtas, agregaron.

Los ejércitos de Laos y Camboya, tambien estan pesadamente involucrados en empresas comerciales, en especial la maderera, junto con minería, construcción de caminos y hoteles.

La expansión de los tentáculos militares en el sector comercial está causando cierta alarma en la región.

Si bien al comienzo fue un medio para obtener fondos suplementarios, los experos piensan ahora que a pesar de que los presupuestos estatales aumentaron, los militares jamás renunciarán a participar en negocios.

Según analistas de la región, los militares tienden a usar su influencia para entrometerese en los sectores más rentables. Al contrario del sector privado, en que un negocio puede derrumbarse si causa pérdidas, el estado por lo general subsana los desajustes en industrias controladas por militares.

Al principio se produjeron numerosos casos de desastres económicos debido al fracaso de generales transformados en empresarios.

En China, alrededor del 30 por ciento de las industrias militares pierden dinero y representan un peso para el estado.

También hay otras desventajas. El papel de los militares en empresas comerciales puede impedir iniciativas prodemocráticas y gobiernos honestos.

Deseosos de mantener a los militares de su parte, los gobiernos asiáticos prefieren no inmiscuirse en sus operaciones económicas pero aumentan la injerencia de los generales en acciones de gobierno.

Muchos analistas apuntaron que hay solo un factor que impulsa a los gobiernos a disminuir los negocios militares. Es el temor que esa suerte de distraccion afecte la capacidad combativa de sus ejércitos. (FIN/IPS/tra-en/ys/cpg/ego/ip-if).

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