(Artes y Espectáculos) ALEMANIA: Anna Rosmus pagó cara la verdad sobre el holocausto

La escritora católica alemana Anna Rosmus regresó a su país para recibir el premio que le otorgó la comunidad judía de Berlín, dos años después de verse obligada a emigrar a Estados Unidos por las incesantes amenazas que recibía.

Pero no fue un regreso feliz. Rosmus dijo a IPS que durante su estadía en Alemania recibió protección policial. La búsqueda de la verdad que le deparó reconocimiento internacional fue, para ella, muy cara.

Tenía 20 años y aún estudiaba cuando en 1980 participó en un concurso de ensayos titulado "Mi pueblo durante el Tercer Reich". Entonces, vivía en Passau, la pequeña y conservadora ciudad bávara donde creció Adolfo Hitler.

Rosmus investigó, escribió y ganó el tercer premio del concurso. Su ensayo se publicó tres años más tarde. La difusión que recibió su obra le hizo advertir que no todos sus vecinos apreciaban el trabajo.

En su libro, Rosmus reveló que muchos prominentes ciudadanos de Passau, algunos de los cuales aún vivían y tenían importantes cargos, colaboraron con el régimen nazi entre 1933 y 1945. Un pastor religioso, por ejemplo, solía avisar a las fuerzas de seguridad dónde se ocultaban los judíos.

La joven Rosmus comenzó a recibir amenazas telefónicas. Tras la publicación de su ensayo decidió continuar su investigación, pero debió gestionar el acceso a los archivos públicos de la ciudad ante la justicia.

Cansada de las amenazas de muerte y preocupada por sus dos hijas, entonces de nueve y doce años, la escritora se trasladó en agosto de 1994 a Silver Springs, cerca de Washington.

"No quise que crecieran en un lugar de gente tan cerrada como Passau, sino en una comunidad más policromática, donde pudieran aprender dos lenguajes y dos culturas. Quería que experimentaran por sí mismas la sensación de ser extranjeras", explicó.

Rosmus regresó a Alemania la semana pasada para recibir el premio Heinz Galinski. Recibió la cálida bienvenida de la comunidad judía, a cuyos dirigentes describió como "grandes amigos que siempre brindaron su apoyo".

En su discurso, atacó a varios respetados ciudadanos de Passau. "Aproveché la oportunidad para señalar unos pocos escándalos locales", dijo.

El dirigente comunitario Ignatz Bubis elogió el "importante trabajo" de Rosmus, quien, agregó, "se pasó de la raya, y por eso tiene tantos enemigos en Passau".

Rosmus escribió seis libros acerca del pasado nazi de su ciudad, pero desarrolló la mayor parte de su investigación en Washington, donde no se vio obligada a pelear ante los juzgados por el acceso a los archivos.

La escritora visitó cuatro ciudades de Estados Unidos y 60 escuelas hasta que encontró el lugar que consideró ideal para vivir con sus dos hijas. Muy pronto, la comunidad judía estadounidense comenzó a hablar de "la alemana buena".

"Los sobrevivientes del holocausto se sintieron abrumados por mí, pues soy joven, alemana y no judía pero me intereso por ellos. Desde judíos liberales hasta rabinos ortodoxos me dieron la bienvenida, e incluso me pidieron que hablara en una sinagoga en Yom Kipur, el día más sagrado", recordó.

Pero los diplomáticos alemanes en Estados Unidos la ignoraron. "Los ancianos con título no llegan a entender por qué tengo éxito en Estados Unidos. Están un poco celosos", bromeó.

"No comprendieron que puedo ayudarlos", agregó Rosmus, para quien Alemania debe mejorar su tensa relación con los judíos de Estados Unidos.

Las hijas de la escritora pudieron sentirse tranquilas en el país norteamericano, por primera vez en sus vidas. Las amenazas de muerte acabaron, "tal vez porque las llamadas desde Alemania son demasiado caras", comentó.

La periodista alemana Lea Rosh, quien ganó anteriormente el premio Galinski, respeta y comprende la decisión de Rosmus de emigrar. En ese sentido, recordó que durante un año y medio recibió permanentemente amenazas de muerte porque había propuesto la construcción de un monumento al holocausto.

Rosmus puede cambiar el rumbo de las cosas en Passau desde Washington. El 15 de octubre, su pueblo natal contribuyó con la plantación de 3.000 árboles en Jerusalén para celebrar el tercer milenio de la ciudad.

Passau inaugurará el día 9 un memorial para sus víctimas del holocausto. "Trabajé 15 años para ver este momento", se ufanó Rosmus. (FIN/IPS/tra-en/ia/hvdb/mj/ip pr cr/96

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