ARGENTINA-PARAGUAY: Inspección de Banco Mundial visitará Yacyretá

Investigadores del Banco Mundial visitarán Argentina y Paraguay este mes para corroborar si la entidad financiera violó sus propias reglas al respaldar las obras de la represa hidroeléctrica binacional de Yacyretá.

Los inspectores entrevistarán a funcionarios y ciudadanos de los dos países para informar al panel de inspección independiente creado a tales efectos por el Banco Mundial, informó a IPS un alto funcionario de la institución.

Este panel, que analiza una acusación presentada por miles de paraguayos y los descargos de los gerentes de la institución, tiene por cometido recomendar el próximo mes a los directores ejecutivos del banco si debe efectuarse una investigación exhaustiva.

Varios miles de paraguayos perjudicados por la obra procuran un cambio de rumbo en la gestión del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que suministraron 1.600 millones de dólares desde 1979 para la construcción de Yacyretá.

Los afectados firmaron una queja presentada ante los dos bancos el 30 de septiembre por la organización no gubernamental Sobrevivencia, filial paraguaya de Amigos de la Tierra Internacional.

El documento afirma que los bancos eludieron la responsabilidad de asegurar compensaciones adecuadas a unas 50.000 personas que habrán perdido sus hogares, modo de vida, propiedades y sustento antes del fin de la obra cuando el río Paraná alcance su máxima altura en 1998.

Tampoco se fijaron compensaciones adecuadas a los indígenas que perderán sus tierras ancestrales, según la queja.

Los denunciantes paraguayos procuran frenar las inundaciones si no se establece antes un compromiso a minimizar los costos sociales y ambientales de la represa, con la construcción de nuevos vecindarios y la demarcación de nuevas tierras protegidas para compensar las que se tragará el río.

Tanto el Banco Mundial como el BID cuentan con suficiente evidencia para suspender sus préstamos, pero eligieron ignorarla, afirmaron.

Este reclamo cuenta con el respaldo de una auditoría interna del Banco Mundial emitido el 19 de agosto.

El banco sabía a inicios de la década del 80, antes de que comenzara la construcción de la represa, que "cambios económicos y de condiciones tecnológicas hacían más atractiva la cancelación del préstamo y una alternativa basada en el gas".

Sin embargo, "el banco no actó con decisión cuando se enfrentó con los hechos". Por el contrario, "aceptó reiteradas violaciones de importantes convenios" y continuó avalando "resultados financieros y operativos insatisfactorios", según la auditoría.

El Banco Mundial instaló paneles de inspección en respuesta a la imposibilidad que sufren los afectados por daños ambientales y sociales de efectuar un recurso efectivo.

Los funcionarios discuten si requerirán los nombres de los denunciantes, que Sobrevivencia mantiene en reserva, para establecer si esa organización representa efectivamente a los afectados.

"Los nombres de aquellas personas que autorizaron a Sobrevivencia a representar sus intereses solo estarán a disposición del panel de inspección del Banco Mundial. De otro modo, serán confidenciales", anuncia la queja presentada.

La organización no gubernamental argumentó su posición en base a las "posibles represalias" de las autoridades paraguayas.

Funcionarios del BID afirmaron que la institución está dispuesta a firmar un acuerdo formal de confidencialidad con Sobrevivencia.

La represa de Yaciretá ocupa unos 70 kilómetros del río Paraná, limítrofe entre Argentina y Paraguay, y es administrada por la Entidad Binacional Yacyretá (EBY).

Cuando haya concluido la construcción en 1998, nueve años más tarde de lo previsto, se habrán gastado miles de millones de dólares por encima del presupuesto original.

El nivel del río habrá aumentado entonces de sus actuales 76 metros sobre el nivel del mar a 83 metros.

Como consecuencia, unos 1.650 kilómetros cuadrados, tres cuartas partes sobre territorio paraguayo y en su mayoría virgen, habrá sido tragada por el agua. Unas 50.000 personas deberán ser desplazadas, según estimaciones del Banco Mundial.

Los hogares de uno de cada tres habitantes de Encarnación, la tercera ciudad de Paraguay, quedarán inundados, junto a sus escuelas, iglesias y 500 comercios. También quedará sumergida parte de la ciudad argentina de Posadas, así como unas 300 islas con especies únicas de flora y fauna.

Los indígenas guaraníes mbya han vivido durante cientos de años en esas tierras ancestrales reconocidas como tales por la constitución de Paraguay. En su mayoría, fueron trasladados a un área atravesada por una autopista nacional y una gran línea de transmisión eléctrica.

La política del Banco Mundial establece que la calidad de vida de los desplazados por este tipo de obras debe mejorarse o al menos mantenerse. (FIN/IPS/tra-en/aa/yjc/mj/ip pr en/96

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