AMERICA LATINA: Seguridad alimentaria, asequible pero aún lejana

La región de América Latina y el Caribe llegará a la próxima Cumbre Mundial de Alimentación con relativos progresos y a la vez con serios desafíos respecto de la meta de poner fin al hambre y la desnutrición.

La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) identifica siete países de la región en que el suministro diario de alimentos está aún por debajo del nivel adecuado de 2.310 calorías diarias por habitante.

Hay otros dos que en que el consumo promedio se sitúa entre 2.300 y 2.500 calorías, y junto a los otros siete forman parte de la categoría de naciones de bajos ingresos y déficit alimenticio, integrada por 88 países de todo el planeta.

Existen otros 12 países latinoamericanos y caribeños con una relativa seguridad alimentaria, entre las 2.500 y 3.000 calorías, y sólo uno estaba a comienzos del actual decenio sobre ese "techo", con suministros cercanos a los del Norte industrializado.

Cómo terminar con el hambre en las primeras décadas del próximo milenio será el tema central de la Cumbre a realizarse del 13 al 17 de este mes. La FAO invitó a 196 jefes de Estado y de gobierno a reunirse en su sede central de Roma.

Las previsiones de FAO señalan que el número de personas con malnutrición crónica disminuirá de 800 millones en la actualidad a 730 millones en el 2010, con un aumento del consumo diario de calorías por habitante de 2.710 a 2.860.

Para América Latina y el Caribe, las proyecciones anuncian que los 61 millones de desnutridos de hoy, que representan 14 por ciento de la población, bajarán en el 2010 a 49 millones, equivalentes para entonces a ocho por ciento del total de habitantes.

El consumo promedio de calorías en la región se incrementará de las 2.740 por habitante de la actualidad a 2.950 dentro de 15 años, según FAO y del Fondo de Población de Naciones Unidas.

Alejandro Schetjman, experto de la oficina regional de FAO con sede en Santiago de Chile, puntualiza que la seguridad alimentaria en cada país no depende sólo de la disponibilidad de alimentos mediante producción propia e importaciones.

La dotación de una adecuada infraestructura de agua potable y servicios sanitarios, que permita una preparación óptima de los alimentos, es un ángulo no siempre considerado en las políticas de alimentación, indica Schetjman.

La falta de higiene, así como una dieta desequilibrada y abundante en grasas, por ejemplo, aumentan el riesgo de enfermedades y pueden ser por tanto un factor de inseguridad alimentaria, acota el médico chileno José Ruimalló.

La obesidad, asociada a anemias y osteoporosis, está cada vez más presente en sectores pobres, como consecuencia de la abundante ingesta de la llamada comida "chatarra", señala Ruimalló, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Alimentación y Nutrición de Chile.

Los desequilibrios sociales existentes en América Latina dificultan desde diversos flancos la lucha contra el hambre y la desnutrición, sobre todo porque son los pobres los que mantienen mayores tasas de fertilidad, según Schetjman.

El mejoramiento de las condiciones de vida de los pobres del sector rural, y en especial de las mujeres, son aspectos claves del esfuerzo por ganar la batalla contra el hambre y alcanzar la seguridad alimentaria, según FAO.

La ofensiva que se lanzará contra el hambre encuentra el estímulo de los acuerdos de la Ronda Uruguay, de negociaciones multilaterales, que buscan poner término al proteccionismo y dar mayor fluidez al comercio de productos agrícolas.

El economista Raúl Brignol, de FAO, advirtió, sin embargo, que esta mayor "transparencia" comercial no favorecerá por sí sola a aquellos países pobres que no tienen producción propia de alimentos ni recursos para comprarlos.

Esto, indicó, porque los acuerdos de la Ronda Uruguay no contemplan políticas de ayuda a naciones como Haití o los 42 países del Africa subsahariana que están entre los 88 con pobreza y déficit alimenticio en el mundo.

La cooperación internacional volverá a ser tema de debate en la Cumbre Mundial de Alimentación, tal como fue en las conferencias mundiales de esta década sobre infancia, ambiente, población y desarrollo social.

El tema de la ayuda es importante en esta región para Haití, que junto a Bolivia y Perú se situaba a comienzos de los años 90 entre los países con un consumo diario por habitante inferior a 2.100 calorías.

En el rango de 2.100 a 2.300 calorías figuran Guatemala, Panamá, Nicaragua y República Dominicana, mientras Guyana y Honduras completan el elenco del déficit, con suministros entre 2.300 y 2.500 calorías diarias por persona.

Mientras, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Jamaica, Paraguay, Suriname, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela presentan una disponibilidad de 2.500 a 2.700 calorías, de acuerdo con FAO.

Brasil y Argentina se sitúan en la categoría siguiente, de 2.700 a 3.000 calorías, mientras que por sobre las 3.000 calorías sólo aparecía México al empezar la presente década.

En cuanto a Cuba, en 1988 superó las 2.950 calorías, pero la crisis económica que sufre desde 1990 destruyó su sistema de abastecimientos, dependiente en gran medida del ya desaparecido bloque socialista.

El consumo diario en Cuba cayó en 1993 a 1.860 calorías, para comenzar a recuperarse al año siguiente, con la apertura al público de los llamados mercados agropecuarios. (FIN/IPS/ggr/ff/dv/96

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