Uno de los grandes retos de América Latina y el Caribe ante el siglo XXI es convertir la educación superior en una aspiración para todos, sobre la base de la igualdad a partir del mérito y la capacidad individual.
El establecimiento de las bases para convertir la utopía en realidad será el objetivo esencial de unos 600 académicos, representantes oficiales y no gubernamentales del área, que se reunirán en la capital de Cuba desde este lunes hasta el viernes.
Convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Conferencia Regional sobre Políticas y Estrategias para la Transformación de la Educación Superior es la primera de un ciclo de reuniones regionales, que antecederán a una mundial en París en 1998.
"No sólo se trata de definir qué tipo de universidad quiere un país sino qué tipo de sociedad se quiere construir", dijo en la sesión inaugural el director de Educación Superior de UNESCO, Marco Antonio Díaz.
La revolución de la educación superior es uno de los frentes del Programa Cultura de Paz, promovido por UNESCO, que ubica al mismo nivel el alcance y pertinencia del movimiento ambiental, el desarrollo sostenible, la lucha por los derechos civiles y el enfoque de género.
Los participantes en la reunión de La Habana deberán trazar un plan de acción regional a partir de los debates sobre calidad y pertinencia de los sistemas educativos, gestión y búsqueda de financiamiento, nuevas tecnologías y cooperación internacional.
La necesidad de introducir transformaciones radicales en la educación terciaria no es una idea nueva y en la región tuvo entre sus momentos más trascendentes la aprobación en 1991 de la Agenda de Compromisos para un nuevo papel de la educación superior.
El informe "La Educación: un tesoro escondido", elaborado por UNESCO el año pasado, reclama de la educación superior una reforma en la gestión de recursos humanos y una mayor diversificación de la oferta como centro de conocimiento.
UNESCO propone a las universidades de los países pobres que formen "las élites necesarias en sus sociedades, siempre en sintonía con los verdaderos requerimientos del entorno económico y social".
Estas élites deben formarse a partir de la capacidad individual, de la equidad en el acceso a la educación superior, y no del valor del dinero que abre las puertas a las capas privilegiadas de la población y las cierra a los sectores de ingresos medios y bajos.
"La nuestra es la región más inequitativa del planeta", afirmó Luis Yarzabal, director del Centro Regional para la Educación Superior (Cresalc), y agregó que en esas condiciones "es necesario y también posible" elaborar políticas y estrategias de alcance regional.
A pesar del crecimiento de la educación superior reportado en la segunda mitad de este siglo, fuentes de Cresacl aseguran que en la región la tasa bruta de escolarización terciaria sólo cubre 17,7 por ciento de la población en edad de cursar estudios superiores.
Entre 1950 y 1992 el número de inscritos en la educación superior en la región pasó de 270.000 a ocho millones, el número de docentes aumentó de 25.000 a un millón y las instituciones de 75 a 4.000.
Sin embargo, la tasa bruta de escolarización terciaria en América Latina y el Caribe se mantiene muy por debajo de la cobertura lograda en los países industrializados, en los cuales en la próxima década 40 por ciento de los puestos de trabajo requerirá 16 años de formación.
Entre las tendencias fundamentales del sector en la segunda mitad de este siglo se encuentran la expansión cuantitativa y la diversificación, el aumento de la participación del sector privado, el incremento de la internacionalización y los esfuerzos de transformación de algunas universidades.
"Pese a la expansión de las tasas de escolarización básica, la calidad y la pertinencia de la educación proporcionada es inadecuada en la mayoría de los países de la región", según Cresalc.
Los estudiantes que ingresan en el nivel superior en la región se ven afectados por la disminución del número de horas de clase, los métodos de enseñanza, la baja capacitación de maestros y profesores, y el reducido nivel de salarios del personal docente.
La cooperación internacional, del modo en que ha funcionado hasta ahora, termina en la formación de un profesional de acuerdo a las exigencias de los países industrializados y contribuye de manera directa al creciente éxodo de talentos del Sur al Norte.
Expertos de UNESCO aseguran que la transformación radical de la educación superior es esencial para garantizar la formación de profesionales que respondan a las exigencias de cada sociedad en un mundo cada vez más globalizado.
"No nos podemos retardar por más tiempo", dijo Yarzábal y aseguró que el Cresalc espera que los participantes en la reunión regional para América Latica y el Caribe sean capaces de alejarse de la retórica y sentar las bases para la acción. (FIN/IPS/da/ag/ed/96