Los primeros signos de "cicatrización" del agujero de ozono podrán observarse alrededor del 2008, siempre que el Protocolo de Montreal sea respetado, predijeron científicos estadounidenses.
El progreso dependerá de si los signatarios del Protocolo respetan sus cláusulas, destacó David Hofmann, del Laboratorio para el Diagnóstico y el Control del Clima, dependiente de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera, de Estados Unidos.
El Protocolo de Montreal sobre Sustancias Perjudiciales para la Capa de Ozono, firmado en 1987 y en vigencia desde enero de este año, tiene por fin controlar y a largo plazo detener el uso de compuestos químicos que adelgazan la capa de ozono, como los clorofluorocarbonos (CFC).
El documento exige una reducción de 50 por ciento en cinco de los productos más perjudiciales para fines de 1999. La Enmienda del Protocolo, acordada en Copenhague en 1992, demandaba la interrupción definitiva de la producción de 21 sustancias nocivas para 1995.
Observaciones en todo el mundo demuestran que el nivel de destrucción del ozono alcanzó su pico en la tropósfera -zona inferior de la atmósfera- en 1994. En la estratósfera, la zona superior de la atmósfera, se prevé un nivel máximo de destrucción entre los años 1997 y 1999.
Los primeros signos de desaparición del agujero de ozono se volverían detectables alrededor del 2008, a partir de mediciones de la concentración de ozono a 12-20 kilómetros sobre la Antártida.
"La capa de ozono continuará entonces su recuperación lentamente, y volverá a los niveles anteriores a la aparición del agujero para el año 2050 aproximadamente", predijo Hofmann.
Estas predicciones suponen una continua reducción de la presencia en la atmósfera de compuestos químicos perjudiciales para la capa de ozono. Una gran erupción volcánica, por ejemplo, podría demorar la recuperación.
En la misma edición de Nature, Harry Slaper, del Instituto Nacional para la Salud Pública y el Ambiente, de Holanda, y sus colegas consideraron los costos humanos de la destrucción de la capa de ozno.
En caso de que no disminuyeran las emisiones de halocarbonos, el riesgo de contraer cáncer de piel se cuadruplicaría para el año 2100, y aún si se cumplieran las restricciones adoptadas en el Protocolo, el riesgo podría duplicarse para ese mismo año, afirmaron los científicos. (FIN/IPS/tra-en/mom/jmp/rj/ml/en/96