La directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Ambiente (Pnuma), Elizabeth Dowdeswell, reclamó hoy a los gobiernos el pago de cuotas atrasadas a los instrumentos internacionales creados para proteger la capa de ozono.
Dowdeswell indicó que las cuotas sin pagar a la Convención de Viena en 1995 suman 283.000 dólares, mientras ese año se le adeudaba al Protocolo de Montreal 2,1 millones de dólares.
Con estos fondos, la Secretaría del Ozono de Naciones Unidas debe dar los servicios a los que está comprometida y garantizar la efectividad de ambos convenios, advirtió la funcionaria.
Ambos instrumentos legales fueron creados en la década del 80 para diseñar y ejecutar programas que detengan y reviertan el deterioro de la capa de ozono, indispensable para la vida en la Tierra pues evita el acceso de los rayos solares ultravioleta a la superficie del planeta.
Dowdeswell efectuó este llamado a los gobiernos durante la Cuarta Conferencia de las Partes de la Convención de Viena y la Octava Conferencia de las Partes del Protocolo de Montreal, que comenzaron este lunes en San José.
Ministros de Ambiente o sus representantes de 164 países asisten a estas reuniones.
Las contribuciones adeudadas correspondientes a 1996 superan las moras de 1995. Para este año, no se han pagado a la Convención de Viena cuotas por 536.000 dólares, en tanto el Protocolo de Montreal debe recibir 4,4 millones de dólares.
Los gobiernos no lograron ponerse de acuerdo este fin de semana sobre la cantidad de dinero que requiere el Fondo Multilateral del Protocolo para apoyar el programa voluntario de reducción del consumo de clorofluorocarbonos (CFC) en los países del Sur en desarrollo.
La etapa voluntaria concluye en 1999. A partir del 2000, los países en desarrollo deben emprender la fase obligatoria de reducción al 50 por ciento en el consumo de CFC, sustancias a las que se atribuye la destrucción de la capa de ozono.
Al 2010 deberá haber concluido la etapa de eliminación total de estos productos. Los países industrializados los eliminaron en 1995.
Los países industrializados, que son los que más dinero deben aportar al Fondo, pretenden que la reposición sea de aproximadamente 500 millones de dólares, pero el Grupo de los 77 (G-77) y China aspiran a que se completen 800 millones de dólares para eliminar aproximadamente 45.000 toneladas de CFC.
El ministro de Ambiente de Costa Rica, René Castro, dijo que esa suma le parece excesiva.
El presidente de Costa Rica, José María Figueres, exhortó a los países industrializados a suministrar al Fondo Multilateral "la cantidad de recursos necesaria".
Figueres dijo que el mundo ha aprendido varias lecciones en una década de lucha contra el adelgazamiento de la capa de ozono.
El principio de que "el que contamina paga", dijo, es importante para detener la destrucción. En segundo término, solo con recursos financieros y tecnológicos del Norte el Sur podrá cumplir con sus compromisos.
El mandatario dijo que los países en desarrollo deben dar más la importancia política al deterioro del ozono, a través de la aprobación de leyes nacionales para combatir el tráfico ilegal de sustancias que lo dañan.
Las organizaciones no gubernamentales, por su parte, deben aumentar la conciencia del mundo sobre este problema, indicó.
Dowdeswell recordó que las mediciones recientes sobre la capa de ozono revelan que el peligro está lejos de haberse acabado.
Los resultados obtenidos en septiembre indican que la destrucción del ozono sobre la Antártida es similar en extensión y profundidad a la que se ha observado en los últimos años.
Las mediciones también muestran que las concentraciones de CFC en la atmósfera están disminuyendo, al igual que las de metilcloroformo, pero está aumentando rápidamente la abundancia de los hidrofluorocarbonos (HCFC).
Los HCFC ocasionan menos daños a la capa de ozono que los CFC, pero también son dañinos. Son sustancias utilizadas en los países industrializados en la transición de los CFC hacia su sustitución por otros elementos que sean totalmente inofensivos. (FIN/IPS/mso/mj/en/96