Jefes de Estado y de gobierno tienen la posibilidad de dar un nuevo ímpetu a la lucha por la seguridad alimentaria universal cuando se reúnan en esta capital del 13 al 17 de este mes, en la Cumbre Mundial de Alimentación.
La Cumbre, que se celebrará entre los días 13 y 17 en las oficinas de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), naturalmente evoca la Conferencia Mundial de la Alimentación de 1974.
Desde entonces, se alcanzaron mucho de sus objetivos, pero no la meta de "erradicar el hambre, la inseguridad alimentaria y la desnutrición dentro de una década".
Pasaron 22 años desde la Conferencia Mundial de Alimentación, y cientos de millones de personas todavía van a dormir con hambre. ¿Puede una Cumbre mejorar la situación?
¡Sí! Creo que la Cumbre Mundial de Alimentación puede, y podrá, provocar progresos reales hacia la concreción del más básico de los derechos humanos: el derecho a una nutrición adecuada.
Existen muchas razones para el fracaso de aquel temprano compromiso. Aprendiendo de la experiencia, la Cumbre Mundial de Alimentación hará un abordaje diferente al que, seguramente, es hoy el problema más crucial del planeta.
No estamos pidiendo a los jefes de Estado y de Gobierno que comprometan nuevos fondos o establezcan ninguna nueva agencia u organización. Estamos pidiendo una nueva y amplia alianza que solo los líderes mundiales pueden forjar.
El problema que enfrentamos es demasiado grande, demasiado importante y demasiado variado para que lo resuelvan únicamente los ministros de Agricultura, aunque ellos frecuentemente son acusados de los fracasos para solucionarlo.
El problema requiere atención al más alto nivel y el involucramiento de otros ministerios, incluso los de Finanzas, Desarrollo, Cooperación, Planificación, Salud, Educación y Recursos Naturales.
Lo que procuramos es el compromiso de los líderes mundiales con el principio de "Alimentación para todos", como se establece en la Declaración de Roma, y su participación activa en un Plan de Acción que movilizará a sus gobiernos.
Además, se solicitará la colaboración de todo el espectro de la sociedad a nivel local, nacional, regional e internacional.
Necesitamos a las organizaciones internacionales y no gubernamentales, al sector privado, a las comunidades académicas y de investigación, a los grupos de mujeres y a los juveniles, a toda la sociedad civil.
La seguridad alimentaria universal existe solo cuando toda la gente tiene acceso en todo momento a la alimentación que necesitan para vivir saludable y activamente.
Esto significa que los suministros habituales de comida nutricionalmente adecuada, segura y culturalmente aceptable deben estar disponibles y ser accesibles a todos.
Obviamente, el primer problema es asegurar el acceso a alimentos para todos en el mundo de hoy. Entonces, debemos prepararnos para la expansión de la población del mañana.
Durante los últimos 20 años, la producción de alimentos aumentó 50 por ciento, mientras la población mundial creció 40 por ciento.
Pero, aunque el índice de crecimiento demográfico comenzó a disminuir, se estima que la población mundial pasará de los actuales 5.700 millones a 8.700 millones en el 2030, con los mayores incrementos en áreas que ya sufren hambre persistente.
Esto significa que la producción de alimentos tendrá que elevarse 75 por ciento en las próximas tres décadas.
Los recursos naturales son finitos y están bajo constante amenaza de contaminación, erosión, deforestación y urbanización. Las reservas de peces están sobreexplotadas y la diversidad genética agotada.
No obstante, aún es posible elevar la productividad y la producción, especialmente donde se necesitan alimentos, con una mejor gestión de los recursos y prácticas sostenibles.
Podemos hacerlo utilizando el potencial de los recursos genéticos vegetales y animales mediante la biotecnología, intensificando la agricultura en los países en desarrollo, mejorando los métodos de irrigación, introduciendo sistemas integrados de control de pestes, expandiendo al acuicultura y la agroforestación y respaldando la investigación agrícola.
Pero la producción de alimentos no es es sí misma suficiente para poner fin al hambre y la desnutrición. Según nuestras estimaciones, más de 800 millones de personas que viven en países en desarrollo y muchos millones más en países industrializados sufren desnutrición crónica. Son personas que no tienen acceso a alimento suficiente.
La mayoría vive en los 82 países de bajos ingresos y con déficit de alimentos que no producen comida suficiente para sus poblaciones y carecen de los recursos para compensar la diferencia comprando en el mercado mundial.
¿Qué puede hacer, desde un punto de vista realista, la Cumbre Mundial de Alimentación para ayudar a estas personas? En la cumbre, los líderes mundiales se comprometerán a la acción en siete amplias áreas, buscando:
– Crear un ambiente que posibilite la seguridad alimentaria mundial. Asegurar el acceso a los alimentos.
– Buscar prácticas participatorias y políticas de desarrollo agrícola y rural sostenible.
– Promover políticas conducentes a la seguridad alimentaria. Prevenir y responder a las emergencias.
– Estimular la inversión en agricultura y desarrollo rural. Supervisar el cumplimiento del Plan de Acción.
Estos puntos forman la agenda de la Cumbre Mundial de Alimentación. Han sido desarrollados durante el año pasado, en consulta con grupos no gubernamentales y del sector privado, y las comunidades de académicos e investigadores.
Cuando los líderes del mundo se reúnan en Roma la semana próxima, harán un compromiso público con el cambio, la acción, la colaboración con socios y el avance de la humanidad, en un gigantesco paso hacia los "alimentos para todos". (FIN/IPS/tra-en/kk/mk/mj-lp/dv/96)
– – – – – – – – – – – – – – – – – – (*) Kay Killingsworth es secretaria general de la Cumbre Mundial de Alimentación
