La desnutrición y la malnutrición matan en el mundo a más gente de lo que se cree, e igualan en gravedad a las hambrunas y la inseguridad alimentaria, afirmó el Instituto de Investigación de Cooperación para el Desarrollo (ORSTOM).
"El número de desnutridos continúa aumentando en términos absolutos en muchos países, en especial Africa y Asia", alertó Francis Delpeuch, investigador de ORSTOM, y añadió que la desnutrición y la nutrición inadecuada son problemas persistentes en el Sur en desarrollo.
La Cumbre Mundial de Alimentación, que se reunirá en Roma del 13 al 17 de noviembre, no debe ingorar el "hambre invisible" que arruina la salud y las vidas de millones de personas, ya que la meta de la reunión es la renovación del compromiso de asegurar alimentos para todos.
En momentos en que hay suficientes alimentos para la población mundial, más de 800 millones de personas tienen poco o nada que comer. La preocupación también se plantea ante la capacidad de alimentar a 3.000 millones de personas que vivirán en el planeta dentro de 30 años.
La pobreza y la falta de acceso a los alimentos y recursos, no la producción insuficiente, son las causas de la inseguridad alimentaria en el mundo, sostienen muchos analistas.
Según Delpeuch, un quinto de la población en los países en desarrollo está desnutrida, 192 millones de niños no reciben alimentos adecuados y más de 2.000 millones de personas carecen de las vitaminas y los minerales básicos, en especial yodo, hierro y vitamina A.
En los países en desarrollo, con poblaciones anegadas en la pobreza y la exclusión, las deficiencias nutritivas comienzan a dejarse ver.
La anemia, causada por una deficiencia de hierro, afecta a 40 por ciento de las mujeres en los países en desarrolo, y es causa principal de mortalidad materna y peso peligrosamente bajo al nacer, señaló Delpeuch, citando cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Las poblaciones de Africa y el sur de Asia son las más afectadas.
La deficiencia de yodo es la causa más frecuente de retraso mental en los niños, y produce bocio, el crecimiento anormal de la glándula tiroides.
Más de 500 millones de personas sufren bocio en el mundo, y 26 millones problemas mentales relacionados a la deficiencia de yodo. Unos 95 países registran serios problemas de salud debido a la falta de esta sustancia y más de un cuarto de las víctimas viven en China e India.
La falta de vitamina A puede llevar a la ceguera o la muerte. Según Pierre Valeix, del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS). Unos cinco millones de niños tienen problemas de visión, y 10 por ciento finalmente queda ciego.
Unos 37 países están afectados por una deficiencia de vitamina A, la mitad de ellos africanos, y pero la gran mayoría de los niños bajo amenaza se encuentran en el sur y el sudeste de Asia.
Trastornos crónicos relacionados a la alimentación como obesidad, enfermedades cardíacas, diabetes y ciertos tipos de cáncer, típicos del Norte industrializado, empiezan a aparecer en los países de medianos ingresos y ya son un problema en naciones con alto crecimiento económico, elevando los costos del sistema de salud.
El surgimiento de estas enfermedades crónicas se encuentra en el cambio de las dietas de las personas y un aumento significativo del consumo de grasa animal, como resultado de la urbanización y la subsiguiente modificación de las formas de vida.
Primero detectadas en América Latina y el Caribe, estas tendencias son ahora generales. En China, el porcentaje de personas cuya dieta se compone con más de 30 por ciento de grasa animal aumenta constantemente. La dietas tradicionales y más sanas tienen baja cantidad de esas grasas.
En varios países de América Latina y Asia, esos cambios en la composición de las dietas ocurren a ritmo más acelerado que en los países en desarrollo.
La desnutrición, además de ser consecuencia de la pobreza, la produce, afirmó Delpeuch, pero advirtió que la reducción de la pobreza no mejora automáticamente las dietas y el balance nutricional.
El científico advirtió que las inversiones en agricultura sostenible y otras estrategias de seguridad alimentaria, temas centrales de la cumbre de Roma, no garantizan la eliminación o la reducción de la desnutrición.
Otros factores claves para el logro de esa meta son la ayuda específica a grupos vulnerables como mujeres embarazadas y lactantes y la mejora de prácticas sanitarias, el acceso a servicios médicos, agua potable e higiene satisfactoria.
Experiencias en países de bajos ingresos como Sri Lanka y Botswana revelan que la nutrición mejorada puede obtenerse en distintos niveles de desarrollo económico, afirmó Delpeuch.
Mediante inversiones en sectores sociales y acciones directas, estos países mejoraron la nutrición de sus habitantes mucho más que países con un crecimiento económico más rápido. (FIN/IPS/tra-en/ao/rj/lp/dv/96