ALEMANIA: Retos de la globalización a la política de desarrollo

La globalización de la economía constituye un reto, una posibilidad y un gran riesgo para la política de desarrollo y, por tanto, impone su reorientación, según el presidente del grupo de embajadores de América Latina y el Caribe en Alemania, el salvadoreño José Saguer-Saprissa.

El ministerio germano de Cooperación Económica y Desarrollo, representado por la directora general Christiane Boegemann- Hagedorn, considera que se habla mucho y a diario de globalización y que ahora falta sacar las consecuencias concretas y llevarlas a la práctica en la política cotidiana.

Ambas personalidades formaron parte del panel de ponentes invitados por el Foro-Norte-Sur- para dialogar en Bonn sobre el tema "Globalización. ?Un reto para la política de desarrollo?".

Completaron el panel el embajador de Burkina Faso, Jean Baptiste Ilboudo, el diputado socialdemócrata Ingomar Hauchler y la publicista Christa Wichterich.

Al encuentro, celebrado este jueves en los salones del ministerio alemán, asistió un centenar de diplomáticos nacionales y extranjeros, funcionarios ministeriales y especialistas en política de ayuda al desarrollo.

El "Foro-Norte-Sur" fue fundado en Bonn en 1983 y desde entonces está empeñado en promover el entendimiento entre los pueblos por medio de un auténtico diálogo Norte-Sur.

Hauchler, portavoz de la fracción socialdemócrata en cuestiones de economía mundial, teme que la globalización pueda poner en peligro la existencia de los países pequeños y pobres si no se establece un reglamento vinculante que los proteja.

Sin un marco político y jurídico internacional se pueden descuidar los componentes sociales del desarrollo y abrir las puertas de par en par a un "turbocapitalismo".

En este sentido, la Organización Mundial de Comercio, sucesora del GATT, sería la institución más apropiada para dar forma a este nuevo orden internacional, según Hauchler.

Boegemann-Hagedorn destacó que la globalización ya ha tenido dos consecuencias importantes en el terreno conceptual: el desarrollo sostenido no se puede obtener exclusivamente por medio de ayuda ni puede limitarse a una cooperación bilateral, sino que tiene que implicar estructuras y relaciones internacionales.

La segunda es que las interrelaciones globales, sus oportunidades y peligros ha conducido al surgimiento de una "comunidad de responsabilidad" que une a los Estados del Norte industrializado con los del Sur en desarrollo.

La política de desarrollo tiene que ejercer influencia no sólo en los países del Sur sino también en las estructuras del hemisferio norte.

Los principales retos que se le plantean ahora a la política de desarollo son, según Boegemann-Hagedorn, la liberalización del comercio mundial, la erradicación de la pobreza, la defensa de la paz, los derechos humanos, la democracia y el clima, y la solución de la deuda externa y la migración.

Saguer-Saprissa opinó por su parte que la globalización no afecta por igual a todos los países y que Argentina, Brasil, Chile y México se benefician sin duda de este fenómeno.

Los países menores, como El Salvador, se ven ante una situación sumamente difícil para salir adelante ante estas nuevas reglas de juego.

La globalización conlleva también, dijo, el peligro de la extensión de un "capitalismo sin fronteras".

En la actualidad los consorcios trasnacionales y los poderosos inversores internacionales llevan ventajas a los gobiernos que están empeñados en lograr el bienestar de sus pueblos, crear más plazas de trabajo y dar mejores sueldos y salarios.

El representante latinoamericano recordó afirmaciones del ex guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara referidas al libre comercio en el marco de las relaciones económicas internacionales de entonces, y que hoy, dijo, tienen "cierta vigencia".

El planteamiento de Guevara aplicado a la globalización de hoy significaría, según el diplomático salvadoreño, privar a las gallinas de su gallinero protector y dejarlas en libertad, para que sean fácil presa de los zorros, que también gozan de esa libertad.

El diplomático se preguntó de qué sirven la ayuda al desarrollo, las mejoras macroeconómicas, la reducción de los procesos y costos de producción. Aquí se plantea, concluyó Saguer- Saprissa, una contradicción hasta ahora sin atisbo de solución.

El Presidente alemán, Roman Herzog, aludió hace pocos días en Berlín a los mismos temas y dijo que su país está empeñado en luchar contra la pobreza y que con ello está al servicio de la política estructural global en el mejor sentido de la palabra.

Esta política, senaló Herzog, "tiene la misión no sólo de pensar en categorías nacionales, sino también de hacer todo lo posible por que las ventajas de la globalización beneficien a todos los actores". Y por eso hay que "abrir nuestros mercados a los países del Tercer Mundo".

El mandatario germano concluyó, además, que "la mayor parte de las inversiones directas de los países industrializados regresan a éstos y el siguiente flujo importante retorna a los llamados "países en despegue", mientras sólo una pequeña parte se queda en los países más pobres. Aquí hay que hacer algo". (FIN/IPS/rc/jc/ip-if/96

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