Cuando los gobernantes del oriente y centro de Africa se reúnan en esta capital la semana próxima, quedará desocupado el asiento de Zaire, que afirma que Ruanda, Burundi y Uganda respaldan a los rebeldes tutsi en el este del país.
El primer ministro de Zaire, Kengo Wa Dongo, dijo que su gobierno no enviará delegaciones a ninguna cumbre regional que se convoque para resolver el conflicto étnico armado que estalló, una vez más, en la región.
"No asistiremos a ninguna cumbre regional mientras parte de Zaire esté ocupado por fuerzas extranjeras", dijo Wa Dongo al parlamento este jueves.
El gobierno en Kinshasa, agregó, no negociará con los rebeldes banyamulenge, comunidad de 400.000 tutsis que viven hace dos siglos en el oriente de Zaire a quienes se les niega la ciudadanía.
Wa Dongo reiteró que los insurgentes cuentan con respaldo en armas y entrenamiento de Ruanda, Burundi y Uganda.
La reunión de gobernantes que se celebrará el martes 5 fue convocada este jueves por el presidente de Kenia, Daniel Arap Moi, quien cursó invitación a Uganda, Tanzania, Ruanda, Etiopía, Camerún y Zambia.
Zaire pretende resolver el conflicto sin sentarse en la misma mesa con Burundi, Ruanda y Uganda, por lo que elevó su caso al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y a la Organización para la Unidad Africana (OAU), donde acusó a sus vecinos de respaldar a los rebeldes banyamulenge.
El órgano de prevención de conflictos de la OAU reclamó este jueves respeto la integridad territorial de los países y recomendó que una delegación del bloque visite Zaire para corroborar si Ruanda, Burundi y Uganda incursionaron efectivamente en ese territorio, como afirma Kinshasa.
Zaire acusó a Ruanda de pretender la expansión de su territorio para anexar zonas habitadas por comunidades de origen tutsi.
El gobierno en Kigali confirmó que soldados ruandeses se infiltraron en Zaire el martes por la noche para obligar al ejército que combate a los rebeldes tutsi a retroceder.
Esa fue la primera vez que Kigali admitió abiertamente cualquier participación en el conflicto entre el ejército de Zaire y rebeldes banyamulenge de origen tutsi.
Funcionarios del gobierno de Ruanda y los rebeldes afirmaron en reiteradas oportunidades que las milicias banyamulenge obtuvieron sus armas del antiguo ejército ruandés, dominado por la etnia hutu, que huyó con sus armas a Zaire cuando fue derrotado por el hoy gobernante Frente Patriótico.
Los banyamulenge sostienen que compraron sus armas a los refugiados hutu antes del comienzo de su rebelión, pero también pudieron haberlas adquirido de otras fuentes en Zaire, que es un gran centro de tráfico de armas.
El vicepresidente y ministro de Defensa de Ruanda, Paul Kagame, sostuvo este martes que si los banyamulenge deseaban la secesión de Zaire son ellos quienes deberán tomar la decisión y no Kigali.
Los banyamulenge son tutsis que arribaron a la provincia zaireña de Kivu del Sur procedentes de los actuales territorios de Ruanda y Burundi en oleadas migratorias sucesivas que concluyeron hace dos siglos.
Este grupo étnico se vio atrapado en territorio de Zaire cuando las potencias europeas dividieron Africa a finales del siglo XIX.
En 1995, el parlamento de Zaire aprobó la aplicación de una ley de 1981 que negaba la ciudadanía a los banyamulenge. Además, las autoridades provinciales de Kivu del Sur montaron una campaña de odio contra esta etnia en la última mitad de 1996.
El actual conflicto en el este de Zaire surgió cuando el vicegobernador de la provincia de Kivu del Sur, Lwasi Ngabo Lwabangi, ordenó a los banyamulenge abandonar su ancestral provincia, bajo amenaza de guerra.
Muchos banyamulenge fueron detenidos arbitrariamente, asesinados o saqueados en las zonas de la provincia donde son minoría.
Esta situación provocó la organización de milicias armadas banyamulenge en el bastión de esta etnia, las montañas Mitumba, en un intento de esquivar el destino que sufrieron los banyarwanda, tutsis que habitan la provincia de Kivu del Norte y fueron obligados a huir a Ruanda y Uganda a inicios de año.
El ejército de Zaire sufrió en Kivu del Sur varias derrotas en las últimas dos semanas a manos de rebeldes banyamulenge que se levantaron en armas.
Se dice que los banyamulenge sellaron una alianza con otros grupos de Zaire para derrocar al régimen en Kinshasa.
Junto al ejército de Zaire luchan en el este del país unos 40.000 soldados del antiguo régimen de Ruanda, que fue derrocado por rebeldes tutsi en 1994.
El grupo de países que se reunirá este martes es el mismo que impuso fuertes sanciones a Burundi el 31 de julio para obligar al presidente tutsi, Pierre Buyoya, a devolver el gobierno que derrocó ese mes a las autoridades electas, mayoritariamente de la etnia hutu.
Otra cumbre regional, celebrada en octubre en la ciudad de Arusha, Tanzania, postergó el levantamiento del embargo por un mes más debido al descontento con las reformas introducidas por Buyoya. El canciller de Zaire, Jean-Marie Kititwa-Tumasi, asistió a esa reunión.
El secretario general de Naciones Unidas, Boutros Boutros- Ghali, designó este miércoles al embajador de Canadá en Estados Unidos, Raymond Chrétien, como enviado especial a la región de los Grandes Lagos para detener el conflicto.
Chrétien dijo que su tarea inmediata es lograr un cese de hostilidades en la región. "Se trata de una situación extraordinariamente compleja, un mandato extremadamente difícil. Haré mi mejor esfuerzo", dijo.
El diplomático canadiense fue embajador en Zaire, Burundi y Ruanda y por eso, agregó, conoce a todas las partes en pugna.
"La OAU expresa su grave preocupación acerca del deterioro de la situación en Zaire pues eventuales incursiones a través de la frontera pueden tener consecuencias para la paz y la seguridad de toda la región de los Grandes Lagos", expresó el órgano de prevención de conflictos del bloque este jueves.
El "principio cardinal" que deberá observarse en ese caso es "el respeto a la integridad territorial de los países miembros de la OAU y la inviolabilidad de sus fronteras", agregó. (FIN/IPS/tra-en/mn/pm/mj/ip pr/96
