ZIMBABWE: Condón femenino tiene luz verde pero es caro

El Consejo de Control de Medicamentos de Zimbabwe dio luz verde al uso del preservativo femenino -femidom-, pero los grupos que luchan contra el sida afirman que la aprobación no tendrá sentido si el artículo no se encuentra disponible y su costo resulta inaccesible.

El condón femenino, cuyo uso está autorizado desde ahora en este país de Africa meridional, es considerado en algunos círculos como un valioso complemento al limitado arsenal con que se cuenta para detener la expansión del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

Según el Programa Nacional de Control del Sida (NACP), cada semana mueren entre 300 y 500 personas a causa de enfermedades relacionadas con el sida en este país.

"Consideramos a este condón como una herramienta adicional en la lucha contra el sida y otras enfermedades de transmisión sexual (STD)", comentó Helen Jackson, del Servicio de Información sobre Diseminación del Sida en Africa Meridional.

No obstante, una de las mayores preocupaciones de quienes trabajan en el sector de la salud y en la prevención del sida es el costo del femidom, que fue sometido a ensayos en Zimbabwe desde 1983.

Mientras que el condón masculino está disponible a un precio simbólico en los centros públicos de salud, el precio previsto para el femidom lo pondría fuera del alcance de la mayoría de las mujeres, especialmente las que trabajan en la prostitución.

No obstante, el coordinador del NACP, doctor Evaristo Marowa, declaró que aún está a estudio la comercialización del femidom.

"La mayoría de las prostitutas aceptarán el femidom, pero no podrán afrontar su precio actual", dijo Shepherd Mashayamombe, directora del Proyecto para la Prevención del Sida en Zimbabwe (ZAPP).

El ZAPP aconseja el uso de este condón por parte de parejas que deseen continuar practicando el sexo pese a que uno de ellos sea portador del virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Algunos grupos que luchan contra el sida, como la Red de Apoyo a la Mujer y al Sida, solicitan que el gobierno subsidie el precio del femidom para que sea tan accesible y barato como el preservativo masculino.

Los que trabajan contra el sida sostienen, sin embargo, que aun si el femidom fuera accesible a todos, sería necesario lanzar una campaña de educación e información para modificar las actitudes negativas de hombres y mujeres ante el uso de condones.

Mucha gente de este país, según esos sectores, está dominada por creencias religiosas y culturales y entiende que el uso de preservativos estimula la promiscuidad.

También hay quienes juzgan que el preservativo femenino puede no ser fácilmente adoptado por aquellas mujeres que, debido a su nivel socioeconómico, no sean capaces de asegurarse unas sanas relaciones sexuales, especialmente con su marido.

Alfa Chapendama, una joven que trabaja de secretaria, se mostró contenta por saber que existe una alternativa al preservativo masculino, que en su opinión hace a la mujer dependiente del hombre. (FIN/IPS/tra-en/mtn/jm/pm/arl/he/96

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