Vietnam, igual que sus vecinos del Sudeste Asiático, está tomando conciencia que el alto precio que debe pagar por su desproporcionado desarrollo económico es ciudades superpobladas y altos índices de contaminación.
La situación en Tailandia y Filipinas es particularmente aguda, donde los residentes de Bangkok y Manila luchan diariamente con embotellamientos de tráfico, escasez de viviendas y contaminación del aire y el agua en las congestionadas capitales.
En Malasia e Indonesia, comunidades que ocupan ilegalmente terrenos y viviendas abundan en todas sus grandes ciudades, mientras las autoridades regionales se afanan para contener el torrente de migrantes rurales, que llegan a los centros urbanos a la caza de trabajo y bienestar.
El problema radica en que la mayoría de la inversión extranjera que ha irrumpido en el Sudeste Asiático ha sido dirigida a las ciudades capitales, mientras los gobiernos regionales descuidan cada vez más al sector agrícola. Como resultado, los campesinos dejan su actividad tradicional y buscan trabajo en la industria.
Vietnam no es distinta de sus vecinos. Tanto Hanoi como su principal centro en el sur, Ciudad Ho Chi Minh (ex Saigón), están comenzando a ceder bajo el peso de la invasión rural. Como en el caso de las economías de sus vecinos más avanzados, los líderes del Partido Comunista están tratando de dar una respuesta al problema.
«El gobierno de Vietnam reconoce que la infraestructura de Hanoi continúa deteriorándose y la pobreza urbana persiste», dijo Nicholas Rosseline, representante del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD).
«Con una población de más de 2,3 millones de personas (en la capital) y una tasa de crecimiento anual del dos por ciento, los problemas de Hanoi empeorarán cada vez más si las autoridades no encuentran una solución inmediata», apuntó.
No obstante, el gobierno afronta un dilema. Admite que no tiene infraestructura ni recursos financieros para afrontar el problema de la basura doméstica, en especial en su lucha contra las firmas extranjeras que arrojan toneladas de residuos industriales.
«Hanoi está en un proceso de urbanización masiva, pero el estado de su infraestructura, como desagues y recolección de basura, no está a la altura de las circunstancias», reconoció el profesor Nguyen Duc Khien, director del Departamento de Ciencia, Tecnología y Ambiente.
Las instalaciones para el tratamiento de residuos en la capital fueron construídas hace más de 50 años para una población de 200.000 personas. Ahora hay un millón en el centro urbano y más de dos millones en su periferie.
Sumada a esa cantidad, hay otros 500.000 residentes temporales y tambien decenas de miles que viajan diariamente a la ciudad en busca de trabajo y luego se marchan.
En total, producen más de 1.000 toneladas de residuos diarios, según documentos de la Compañía de Ambiente Urbano de Hanoi.
También hay basura producida por el auge inarrestable de la construcción en la ciudad, lo que ha transformado algunas áreas en vaciaderos y depósitos de residuos. Además, está el problema del tráfico, incluyendo camiones que transportan material de construcción sin apropiada cobertura a través de zonas pobladas.
Hanoi tampoco cuenta con una planta para tratar las aguas servidas, que en su mayor parte pasan a través del sistema de desague común. En lo que respecta a la anticuada red cloacal, solo sirve en la parte vieja de la ciudad porque fue contruída durante el gobierno colonial francés.
La polución actual en la mayoría de los recursos acuíferos urbanos ya alcanzó niveles críticos, según un estudio reciente financiado por el gobierno de Finlandia. El estudio estimó que las autoridades necesitarán invertir 1.600 millones de dólares para instalar adecuados sistemas de desague y recolección.
Aparte de la falta de fondos necesarios pars realizar semejante programa, otro de los graves problemas que enfrentan las autoridades vietnamistas es el realojamiento de ocupantes ilegales que habitan en viviendas degradadas y áreas superpobladas.
Según un censo de 1993, el más reciente realizado en Vietnam, el 70 por ciento de las casas de Hanoi se encuentran en mal estado. En este momento, un 10 por ciento de los edificios son inhabitables y han sido condenados a la demolición.
No obstante, el gobierno no ha podido actuar con eficacia porque gran cantidad de residentes que no tienen otro lugar adonde ir rehusan abandonar sus alojamientos en ruinas. Otros, simplemente prueban suerte en las calles pero no abandonan la capital.
Las autoridades municipales planearon realojar durante este mes a 238 ocupantes de viviendas en el área de Cau Giay, en los suburbios de Hanoi, pero hasta ahora menos de la mitad de las familias accedieron a aceptar el equivalente de 9.000 dólares ofrecido por el gobierno para que se muden. (FIN/IPS/tra- en/sb/cpg/ego/en-dv).
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