Ucrania considera la posibilidad de mantener su planta nuclear de Chernobyl en funcionamiento después del 2000, a menos que Occidente aporte dinero para que se produzca, de acuerdo con sus deseos, una pronta clausura.
El ministro de Ambiente y Seguridad Nuclear de Ucrania, Yuri Kostenko, anunció que el cierre de la unidad I de Chernobyl, previsto para noviembre, podría postergarse.
Kostenko emitió este pronunciamiento tras las desalentadoras reuniones en París la semana pasada con representantes del Grupo de los Siete (G-7) países más ricos del mundo.
Una gran explosión originada en la unidad IV de Chernobyl provocó el mayor accidente nuclear en la historia de la humanidad y diseminó una considerable cantidad de radiactividad por toda Europa, que ahora pretende el cierre de la usina.
El ministro manifestó que sería peligroso mantener apenas un reactor activo en la planta durante el invierno boreal. "Si algo le sucediera, los caños se congelarían y estallarían, lo cual quizás provoque una explosión mayor", alertó.
Kostenko advirtió que las autoridades de Ucrania tienen varias posibilidades previstas hasta que el G-7 establezca un plan de clausura, entre ellas "no detener la unidad I o poner en funcionamiento la unidad II", explicó Kostenko.
La unidad II fue clausurada en 1991 tras un incendio en la sala de turbinas. El reinicio de la actividad es dificultoso debido a la falta de una turbina de reemplazo.
De todos modos, las autoridades deberán cerrar pronto la unidad I porque su corazón de grafito debe repararse. En ese caso, su turbina podría ser aplicada en la unidad II.
Viktor Chebrov, jefe del Comité Estatal de Energía Atómica (Goskomatom), dijo a IPS que la puesta en marcha de la unidad II costaría entre 60 y 70 millones de dólares, mientras la reparación del corazón de grafito insumiría, por lo menos, 300 millones.
La segunda opción es más costosa debido a su complejidad de la operación y a que se requerirá la contratación de especialistas de Rusia.
A fines de 1995, en Ottawa, el G-7 acordó financiamiento para varios proyectos destinados a compensar a Ucrania por el cierre de Chernobyl, entre ellos la terminación de dos reactores para las plantas de Rovno y Khmelnitsky y la construcción de un nuevo refugio sobre la clausurada unidad IV.
Estos proyectos, a un costo de más de 3.000 millones de dólares, serían suministrados por varias fuentes, entre ellas la Cuenta de Seguridad Nuclear del G-7 (NSA), operado por el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), el programa TACIS, de la Unión Europea (UE), y la agencia Euratom.
De todos modos, aún no se ha desembolsado ni un centavo de ese dinero.
El editor del servicio de información de la Sociedad Nuclear Europea Nucnet, Paul Seamen, sostuvo que "las relaciones entre Ucrania y el BERD están bajo tensión" y que, si se dejara actuar a la república por sus propia iniciativa, Chernobyl se mantendría en funcionamiento.
Ucrania vacila en torno a la aceptación de 147 millones de dólares procedentes de la NSA con el compromiso de que la central nuclear esté cerrada en el 2000.
Estos fondos podrían emplearse para medidas de seguridad temporarias en la unidad III, un depósito de combustible usado y una planta de tratamiento de aguas de desecho.
Un segundo préstamo de alrededor de 1.000 millones de dólares está aún a consideración del BERD, que considera si la terminación de los dos reactores es la opción más barata.
Un panel independiente sobre viabilidad económica discute todavía varios informes financiados por el programa TACIS de la UE.
Los informes comprenden el análisis de costos, un análisis financiero general, la investigación de la solvencia del prestatario y la evaluación de los riesgos ambientales y nucelares. Los informes se completarán probablemente a mediados de enero.
La dilación y las vacilaciones crearon malestar en Ucrania. Kostenko instó a Occidente en la reunión del G-7 a acelerar el proceso.
"Ucrania no ha recibido ni un dólar para financiar la clausura de Chernobyl. Aún si firmáramos pronto el primer acuerdo con el BERD, no tendríamos el dinero hasta enero", dijo Kostenko.
Ucrania recibió recursos de Estados Unidos para crear un centro especial de investigación en Slavutich, la nueva localidad construida para los trabajadores de Chernobyl tras el accidente de 1986.
El administrador de Chernobyl, Sergei Parashin, presiona al gobierno para mantener la central en funcionamiento. Parashin advirtió que el cierre de la primera unidad arruinará Slavutich, cuyos 30.000 habitantes dependen de la planta nuclear.
El futuro de Slavutich es cada vez más sombrío desde la desaparición de la Unión Soviética, en 1991.
La clausura de la primera unidad significará el fin de la generación anual de 10.000 u 11.000 millones de de kilovatios/hora de electricidad que, según el cálculo de Parashin, proporciona ingresos por 240 millones de dólares.
Más inciertas son aún las perspectivas de ayuda financiera occidental para construir un nuevo "sarcófago" sobre la cuarta unidad, destruida en el accidente de 1986.
Parashin explicó que el presupuesto federal debe financiar el mantenimiento de ese escudo contra la radiación, aunque, de hecho, la mayor parte del dinero empleado procedió en los últimos años de los ingresos de la central.
Los recursos del gobierno para el sarcófago fueron adminsistrados hasta este año por el Ministerio de Chernobyl Nuclear y obtenidos por un impuesto nacional a los ingresos de 12 por ciento.
Ese Ministerio fue disuelto, luego de una campaña de críticas hacia su gestión, y sus funciones pasaron al nuevo Ministerio de Situaciones de Emergencia.
"La central ha sido una válvula de seguridad para el sarcófago" que recubre la primera unidad, observó Parashin a IPS. El gobierno se comprometió a devolver a la planta nuclear al menos los gastos de mantenimiento del sarcófago de este año, pero añun no ha cumplido.
Kostenko puntualizó que los expertos, ya sean ucranianos o del G-7, aún no decidieron dónde construir el nuevo sarcófago ni cómo resolver el problema del combustible nuclear que contiene esa envoltura.
El plan de construcción de un nuevo sarcófago, basado en un diseño franco-británico y de un costo calculado en 1.200 millones de dólares, fue finalizado en 1993 como capítulo de una serie de estudios financiados por la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE.
El proyecto fue postergado indefinidamente. La UE revisó el diseño original y considera actualmente propuestas para lograr una versión más económica.
La financiación del proyecto aún no ha sido decidida y fuentes próximas a la negociación en curso aseguran que ninguna de las nuevas propuestas es satisfactoria.
Enfrentados a esa situación, miembros de la comisión de Política y Seguridad Nuclear del parlamento de Ucrania estudian la oferta de una compañía ucraniana de enterrar el destruido cuarto reactor.
La firma Kolo, de Kryvoy Rog, propuso enterrar el reactor a 450 o 500 metros de profundidad, al costo de 600 millones de dólares. El ofrecimiento de Kolo es 30 por ciento más económico que otras propuestas presentadas, pero no es posible calcular con certeza su efecto ambiental a largo plazo.
En cuanto al futuro del resto de la central de Chernobyl, la alternativa de su clausura en el corto término parece improbable. (FIN/IPS/tra-en/jmp/ai/rj/mj-ff/en/96