SUDAFRICA: El espíritu de ubuntu, o la ayuda mutua

El espíritu de la cultura ubuntu tiene su renacimiento en la localidad de Kgotsong, un municipio ubicado a 200 kilómetros de Johannesburgo, que fue uno de los tantos poblados exclusivamente negros de Sudáfrica.

La cultura tradicional africana ubuntu supone la idea de compartir. Se trata de un concepto sutil, no fácil de traducir, que significa que la humanidad de cada uno se expresa a través de su relación con los demás.

Ese espíritu está condensado en un dicho de la lengua xhosa, que expresa: "Umntu ngumntu ngabantu", es decir, "las personas son personas a través de otras personas".

Bajo el brillante sol de octubre, un grupo de cinco mujeres de Kgotsong canta mientras realiza un pasamanos con materiales de construcción.

Esas alegres mujeres también mezclan el cemento, acarrean agua y ayudan a los hombres en la colocación de los ladrillos. La casa que levantan pertenece a una de las cinco. Cuando esté terminada comenzarán otra, hasta que todas estén construidas.

Ya no es común que la gente construya casas de esta forma, pero es aquí, en Kgotsong, donde vuelve a encenderse el espíritu de ubuntu.

La cultura ubuntu fue la base de la organización social africana anterior al colonialismo, y creó un espíritu de obligación mutua y respeto entre la comunidad. Fue este espíritu el que mantuvo la alegría de la gente en tiempos de adversidad.

Concretamente en Sudáfrica, ayudó a los miembros de la mayoría negra a sobrevivir bajo las calamidades del apartheid.

El colonialismo y la cultura occidental, sin embargo, pusieron duramente a prueba la sobrevivencia de este concepto. El espíritu de ubuntu ha ido desapareciendo a medida que crece el capitalismo y con él, esa desesperación, esa presión que se ejerce sobre la naturaleza al desarrollarse grandes ciudades como Johannesburgo.

"Según la cultura occidental, cada hombre cuida de sí mismo y Dios por todos nosotros", comentó el trabajador social Limajatso Namo. "A nadie le importa de los demás. Pero aquí es diferente. El problema de un vecino es el problema de todos los demás".

Namo es el director administrativo de Diálogo del Pueblo, una organización no gubernamental que integra la Federación de las Personas sin Hogar (HPF).

La HPF es una organización popular de alcance nacional que tiene su base en las comunidades -incluyendo a las mujeres de Kgotsong- y se dedica a construir viviendas en régimen de ayuda mutua con el dinero que colectan y vierten a un fondo común.

Namo informó que esta manera de construir casas se denomina "Letsema" en lengua sisotho, uno de los 11 idiomas oficiales de Sudáfrica. El sistema se extendía tradicionalmente a otras esferas de actividad.

En los viejos tiempos, los miembros de una comunidad se unían para arar, cosechar o realizar recíprocamente cualquier otra tarea. La ocasión era celebrada con canciones compuestas especialmente para alegrar y aliviar el trabajo.

También se elaboraba y servía cerveza, y una vez terminada la tarea, la gente se iba a ayudar a otra familia.

Estas iniciativas son de nuevo promovidas en Sudáfrica, un país con 41 millones de habitantes donde nueve millones viven aún en chozas y asentamientos informales. La idea que recorre a todos estos proyectos es la ayuda mutua.

"No nos juntamos únicamente para construir casas, también nos juntamos para hablar de nuestros problemas y compartir nuestras ideas", dijo Rachael Masumpa, organizadora del proyecto de Kgotsong. "Somos todos una familia. Si uno de nosotros sufre, todos sufrimos".

Es tal el grado de confianza logrado por el movimiento, que las mujeres obtienen préstamos del fondo central sobre la base de sus relaciones mutuas.

El proyecto de Masumpa tiene ya 100 miembros, entre una población de 72.000 personas. Las mujeres ya han levantado 28 casas a través del sistema de ahorro al que contribuyen colectivamente. (FIN/IPS/tra-en/gm/kb/arl/pr-cr/96

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