SALUD: Víctimas de "Síndrome del Golfo" podrían ser 20.000

La posibilidad de que más de 20.000 soldados de Estados Unidos se hayan expuesto a armas químicas de Iraq durante la guerra del Golfo fue reconocida por el Departamento de Defensa de ese país, tras un largo período de negación oficial.

El Departamento de Defensa de Estados Unidos, que una vez dijo que sólo 150 personas fueron expuestas, admite ahora que unos 20.000 veteranos podrían correr riesgos.

La variación en las cifras refleja el hecho de que los militares estadounidenses desconocen cúantos soldados pueden haber quedado expuestos al destruir un búnker cerca de Kamisiyah, el cual, se descubrió después, contenía armas químicas.

El Pentágono había dicho que intentaría contactar a 5.000 soldados que se encontraban en el área en ese momento. Pero hay una confusión sobre el número de explosiones que tuvieron lugar y el tamaño del área alrededor del refugio que pudo haber sido contaminada.

El Pentágono envió cartas de pesquisa a 20.800 soldados, firmadas por el subscretario de Defensa, John White, las cuales solicitan "la ayuda de nuestra gente para aprender más sobre lo sucedido".

Además de la destrucción de dos almacenes de armas el 4 y 10 de marzo, las autoridades decidieron investigar una explosión el 12 de marzo, y admitieron que pueden haber explotado cientos de bombas de gas nervioso.

Se cree que las primeras dos detonaciones liberaron hasta dos toneladas de gas nervioso sarín. En junio, cuando se anunció por primera vez que las tropas podían estar afectadas, el Pentágono dijo que sólo 150 ingenieros del ejército podrían haber estado expuestos.

La cifra fue luego elevada a entre 300 y 400, despúes a 5.000 y posteriormente a 15.000.

El Pentágono niega haber ignorado quejas médicas de veteranos de la guerra del Golfo, o que haya intentado cubrir una posible exposición de tropas estadounidenses a agentes químicos en la guerra, e insiste en que no hay evidencias de que Iraq haya utilizado armas químicas contra las fuerzas de la coalición.

No obstante, informes de la República Checa sugieren que los agentes químicos fueron detectados en los primeros días de la guerra del Golfo.

Los estadounidenses fueron advertidos sobre la detección de los químicos, pero los ignoraron, afirma el oficial Vaclav Hlavac, quien supervisó en el ejército checo las emisiones químicas durante la guerra.

Gases nerviosos y gas mostaza fueron detectados por primera vez el 19 de enero de 1991, sostiene Hlavac. En varias ocasiones, los soldados checos recibieron la orden de colocarse sus máscaras de gas, pero los estadounidenses no hicieron nada por protegerse.

El subsecretario de Defensa a cargo de la división de armas químicas del Pentágono, Theodore Prociv, aún insiste en que el Pentágono consideró el descubrimiento checo como una falsa alarma.

El Pentágono afirma que los bajos niveles de emisiones registradas no fueron considerados una amenaza a las fuerzas estadounidenses.

Aunque Estados Unidos admite que el ejército checo y su equipamiento químico son reconocidos por su confiabilidad, los archivos de comandos compilados por oficiales al mando del comandante aliado general Norman Schwarzkopf revelan que los norteamericanos ignoraron todas las advertencias checas.

Más de 10 soldados checos de los 200 que sirvieron en el Golfo tienen problemas médicos que atribuyen a la guerra, y Hlavac afirma que todos sufrieron síntomas similares a la gripe.

Los primeros informes sobre enfermedades inexplicables, llamadas "síndrome del golfo" se registraron por primera vez a fines de 1991.

Los síntomas incluyen fatiga crónica, diarrea, dolor en las articulaciones, pérdida de memoria, erupciones y dolores de cabeza severos, pérdida de pelo y hemorragias de encías y nariz, y en ciertos casos irritabilidad, espasmos musculares, altas temperaturas y sudores nocturnos.

Un modelo computarizado de padrones climáticos y otros datos recogidos por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) busca determinar el área potencial de exposición y cuántos soldados estadounidenses y aliados pueden correr riesgos.

Un panel independiente de científicos se reunió para revisar la simulación de la CIA sobre cómo pueden haberse trasladado las nubes de gas tóxico.

Los datos serán combinados con mapas presentando la disposición de las tropas norteamericanas en ese momento. El vocero del Pentágono Ken Bacon afirma que el radio investigado por el departamento aumentó de 25 a 50 kilómetros.

Había 100.000 soldados estadounidenses en el área cercana al búnker cuando fue destruido. (FIN/IPS/tra-en/jp/lp/he-ip/96

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