El estancado proceso para la realización de un referendo sobre la autodeterminación de Sahara Occidental cuestiona a muchos diplomáticos si los esfuerzos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han dado resultado.
Los intentos de paz de la ONU en Sahara Occidental permanecen estancados desde que el secretario general, Boutros Boutros-Ghali, declaró en mayo que "las condiciones para lograr la realización de elecciones libres y limpias no existen en el presente".
El organismo mundial suspendió desde entonces la identificación de votantes para el referendo y recortó su misión de paz en el territorio.
Según los planes, el referendo de la población nativa saharaui debía decidir si la ex colonia española sería independiente, o se convertiría en parte de Marruecos, que invadió el territorio en 1976 y lo anexó en 1980.
Ahora la ONU explora otras formas de reiniciar el proceso de paz entre Marruecos y el independentista Frente Polisario.
Una resolución aprobada esta semana por el comité político y de descolonización de la Asamblea General sugiere la necesidad de mantener conversaciones directas entre el rey Hassan de Marruecos y el Frente Polisario.
El diálogo directo es necesario para relanzar el plan de paz, alegó el embajador de Tanzania, Timothy Bandora. La resolución también hace un llamado a reanudar el proceso del referendo, y revela la frustración de muchos diplomáticos en la ONU.
El emabajador irlandés Niall Holohan dijo que el Consejo de Seguridad fijó la fecha del 30 de noviembre para que las partes hagan "avances significativos" hacia la paz si quieren evitar el posible retiro total de MINURSO.
Ambas partes deben intercambiar prisioneros y negociar directamente para lograr condiciones mínimas para la paz, añadió.
Pero varios diplomáticos cuestionan abiertamente si Marruecos y el Frente Polisario están igualmente comprometidos con el proceso de la ONU, sobre todo teniendo en cuenta el deseo de Rabat de mantener el dominio sobre el territorio, rico en fosfatos.
El gobierno de Marruecos teme perder el referendo y ha utilizado tácticas como el despliegue de sus soldados fuera de los centros de identificación de votantes de la ONU, dijo un enviado del organismo internacional que solicitó el anonimato.
Marruecos ha negado varias veces acusaciones de que intenta influir sobre la votación. Pero Frank Ruddy, diplomático de Estados Unidos y ex director del programa de identificación de votantes, ha testificado que soldados marroquíes intimidaron a potenciales votantes.
Marruecos no ha dado señales de estar preparado para dejar Sahara Occidental, al que controla casi por completo, si los saharauis votaran masivamente por la independencia.
Rabat insiste en que la ONU procese más de 180.000 solicitudes para votar en el referendo presentadas por residentes en Marruecos que afirman ser saharauis.
La cifra representaría un aumento de casi 250 por ciento por encima del censo de 1974, realizado antes del retiro de España del territorio, el cual presentó una estimación de 74.000 saharauis.
Muchos diplomáticos en la ONU también se quejan de que Marruecos controlaría la elección asegurando desde el comienzo que el número de los votantes saharauis sea superado.
La ONU no ha logrado satisfacer a ambas partes sobre la composición de la lista de votantes, y Marruecos incluso se negó a la oferta del organismo para publicar una lista de personas elegibles para el voto.
El Frente Polisario se niega a aceptar la continuación del aparente statu quo si la opción del referendo queda descartada.
Pero las fuerzas de Polisario, en gran parte recogidas en Argelia, que ahora enfrenta sus propios problemas políticos, no tendrían la capacidad de ofrecer resistencia si Marruecos decide mantener el control del territorio. "Si la ONU se retira, gana Marruecos", dijo Ruddy. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/lp/ip-hd/96
