El servicio federal de seguridad de Rusia (FSB) acusó formalmente de traición al ex capitán de submarinos y actualmente activista del medio ambiente Alexandr Nikitin, un cargo castigado con una sentencia máxima a muerte.
Nikitin, ex capitán de la marina, trabajó con el grupo ambientalista de Noruega Bellona Foundation en la compilación de un informe sobre desechos radiactivos en el Artico.
Los cargos que se le atribuyeron este miércoles fueron espionaje bajo el Artículo 64 del Código Penal, revelación de secretos de Estado, y utilización de documento falso. El FSB, sucesor de la temida KGB de los días soviéticos, acusó a Nikitin de reunir información secreta y entregarla a Bellona.
Un funcionario del FSB dijo que Nikitin no entregó su pase de oficial después de retirarse, en 1992, y lo utilizó para visitar una de las unidades militares de San Petesburgo, donde examinó documentos clasificados como secretos y ultrasecretos.
Supuestamente, Nikitin copió extractos de documentos y los utilizó en un informe de Bellona del cual es coautor, junto a Thomas Nilsen e Igor Kudrik, llamado "La Flota del Norte: Fuente de contaminación radiactiva".
Según el abogado de Nikitin, Yuri Schmidt, el FSB viola la constitución rusa porque los cargos están basados en un decreto secreto y no publicado del Ministerio de Defensa, de 1993, al cual ni él ni Nikitin tuvieron acceso. La constitución establece que nadie puede ser acusado por actos legales que no hayan sido publicados.
Además, la Suprema Corte Rusa había determinado que Nikitin fuera considerado civil.
Nikitin permanece aislado en prisión desde el 6 de febrero, tras su detención, posterior a la publicación preliminar en noviembre de parte del informe Bellona y a una investigación del FSB.
Aunque los cargos contra Nikitin podrían resultar en 15 años en prisión, e incluso a una sentencia a muerte, ni él ni su abogado son pesimistas sobre el resultado del proceso.
"Ahora sabemos que nuestro informe es la única base para los cargos, y conocemos en cuáles secciones queda claro que la acusación tiene poca sustancia", dijo este jueves a IPS por teléfono Hakom Strand, integrante de Bellona.
Nikitin se niega a confirmar que la investigación haya terminado hasta que tenga acceso al decreto del Ministerio de Defensa sobre el cual se basa la acusación.
Schmidt se dispone ahora a reexaminar las 5.000 páginas de evidencia generadas en el curso de la investigación. Esta no es una tarea simple, ya que no están presentadas de forma sistemática.
Mientras, el apoyo internacional a Nikitin es cada vez mayor. Este viernes llegarán a San Petesburgo dos abogados franceses de la Federación Internacional para los Derechos del Hombre (FILDH), para iniciar su propia investigación sobre las violaciones de los derechos humanos del caso.
El Comité de Helsinki también enviará un grupo de observadores integrado por abogados y activistas de los derechos humanos, y el Comité sobre Asuntos Judiciales y de Derechos Humanos del Consejo de Europa creó un grupo especial para estudiar el caso y preparar un informe.
Bellona enfrentó los primeros problemas en Rusia en octubre del año pasado, cuando el FSB confiscó sus archivos en una oficina en la ciudad norteña de Murmansk, bajo sospecha de que contenía datos secretos sobre la flota del Norte.
Los archivos fueron enviados para ser examinados por la marina rusa, donde expertos decidieron que una parte considerable de los documentos contenían "materiales pertenecientes a la categoría de secretos de Estado".
Pero ni el FSB ni Nikitin quedaron satisfechos con este informe, y dos comisiones de expertos fueron instaladas, una del Ministerio de Construcción de Barcos y otra del Ministerio de Energía Atómica (MinAtom). (FIN/IPS/tra-en/ai/rj/lp/hd-ip/96