Un obispo católico de Ruanda reclamó el aumento de la ayuda humanitaria a los 400.000 niños huérfanos o separados de sus padres por el genocidio de 1994, que sufren problemas graves de alimentación, educación y salud.
El obispo Alexis Birindabagabo, que encabeza la Fundación Barakabaho, advirtió que "el mundo concentra su atención sobre los dos millones de ruandeses refugiados en el exterior y muy poco hace por los 400.000 huérfanos que permanecen en el país".
"De los 8.742 niños albergados en orfanatos de las 11 prefecturas del país, 242 murieron y 131 desaparecieron entre julio y noviembre de 1995", afirmó esta semana la Asociación de Voluntarios por la Paz (AVP).
La AVP, una organización no gubernamental (ONG), señaló como principales causas de los decesos las heridas recibidas por las víctimas en los hechos de 1994 y la negligencia de las autoridades.
Agregó que "la proliferación de enfermedades" entre los huérfanos se debió, en primer lugar, a la contaminación del agua. La AVP también aseguró que algunos trabajadores sociales someten a esos niños a castigos corporales.
El Ministerio de Servicios Sociales, responsable de los orfanatos del Estado, objetó el informe. "La cantidad consignada de muertes no es cierta", dijo a IPS la directora de Servicios Sociales, Rose-Marie Museminari.
La funcionaria fundamentó su rechazo del documento de la AVP en los datos recabados por el Ministerio, que controla la situación de los orfanatos y recibe regularmente informes de esos centros.
No obstante, Museminari reconoció la alta incidencia de la malaria y la diarrea entre los huérfanos protegidos por el Estado. Agregó que el Ministerio intenta mejorar las condiciones higiénicas de los orfanatos y que prepara un informe sobre las condiciones en que se encuentran esos niños.
"Muchos niños albergados en orfanatos tienen padres o parientes cercanos, y uno de los objetivos del informe (en preparación) consiste en encontrar a sus familiares", explicó.
También grupos religiosos, ONG y particulares se han hecho cargo de huérfanos del genocidio, indicó la AVP.
Museminari anunció que el gobierno se propone destinar un fondo de ayuda a los sobrevivientes del genocidio para enfrentar las necesidades de los niños puestos al cuidado de familias adoptivas.
"Nos concentraremos especialmente en la educación de esos niños", dijo la directora.
Así mismo, la Fundación Barakabaho lanzó un programa para mejorar los ingresos de las familias que adoptaron huérfanos.
Birindabagabo indicó que la fundación ya ha dispuesto aportes entre 1.500 y 5.000 dólares para 100 proyectos destinados a la generación de ingresos de esos núcleo familiares. La institución también suministra alimentos y ayuda escolar y médica a unos 7.000 huérfanos.
El obispo afirmó que la canalización de la ayuda humanitaria a Ruanda a través de ONG internacionales impide mejorar la asistencia a los niños huérfanos o separados de sus familiares.
Según observó, esa intermediación reduce en gran medida la cantidad de dinero destinado a los niños, un hecho ya señalado por funcionarios de gobierno.
"El salario de un trabajador de esas ONG sería suficiente para pagar a 100 empleados de nuestra fundación", destacó Birindabagabo.
Casi un millón de personas, la mayoría tutsis, fueron asesinadas en Ruanda entre abril y julio de 1994 por un régimen controlado por extremistas hutus. La matanza finalizó cuando el Frente Patriótico Ruandés, controlado por la minoría tutsi, derrocó al gobierno hutu. (FIN/IPS/tra-en/jbk/kb/ff/pr/96