El gobierno de México modificó su proyecto original de privatizar toda la industria petroquímica y anunció que mantendrá la mayoría accionaria en el sector, tras recibir críticas de sectores políticos de oposición y del oficialismo.
"Esperamos que el nuevo esquema diluya la resistencia política", pues atiende las inquietudes expresadas por políticos y sindicatos, dijo este lunes Jesús Reyes, secretario de Energía.
El cambio de estrategia, criticada por empresarios, se produjo luego que en septiembre la asamblea general del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), decidió oponerse al proyecto.
El Estado venderá a inversionistas sólo 49 por ciento de los activos de las plantas petroquímicas, valoradas por las autoridades en unos 2.000 millones de dólares, y no el 80 que se pensó originalmente.
Con el nuevo esquema se retoma un proceso cuyos términos de negociación se definirán en 1997 y que en lo escencial busca mejorar al sector petroquímico, afirmó Reyes.
Dirigentes del PRI, del opositor Partido de la Revolución Democrática y del sindicalismo del sector petrolero amenazaron con concertar acciones de protesta si el gobierno vendía las plantas petroquímicas que pertenecen a la empresa estatal Pemex.
El proyecto de venta, que enfrentó oposición desde 1995, cuando fue anunciado por el gobierno del presidente Ernesto Zedillo, fue calificado como "antinacionalista" por sus detractores.
Estatizada en 1938, la industria petrolera mexicana es una de la pocas en el mundo que ha limitado la participación privada.
El empresario Guillermo García, ex presidente del Instituto Mexicano de la Industria Química, lamentó el cambio de estrategia del gobierno y vaticinó que serán pocos los inversionistas interesados en participar en el proceso.
"No creo que las empresas quieran asociarse con el gobierno en calidad de minoría, ya que los burócratas toman decisiones con criterios de tipo político", señaló.
El retraso en la privatización de las plantas petroquímicas, de cuya producción dependen más 40 ramas industriales vinculadas a la fabricación de plásticos, textiles y fertilizantes, provocó que se supendieran inversiones en el sector por 5.400 millones de dólares, indican informes de la secretaría de Energía.
El proceso de venta de las petroquímicas se inscribe en el proyecto gubernamental para privatizar puertos, plantas eléctricas, ferrocarriles y servicios de aeropuertos.
Entre 1982 y 1994 México privatizó 80 por ciento de sus empresas estatales. (FIN/IPS/dc/dg/if/96)
