Altos funcionarios del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) culminaron su encuentro anual anunciando "buenas noticias", pese a la controversia en torno a temas como el alivio de la deuda y la campaña contra la corrupción.
"Debo disculparme por lo aburrido de esta reunión anual", dijo el jueves a los periodistas el director gerente del FMI, Michel Camdessus, "pero sólo tenemos buenas noticias".
Camdessus y James Wolfensohn, presidente del Banco Mundial, anunciaron nuevamente una iniciativa para países pobres severamente endeudados, firmada por el FMI y el Club de París, que agrupa a prestamistas bilaterales, luego de meses de ásperos debates.
El FMI aplazó la cuestión de la venta de parte de su oro para financiar parcialmente el plan, ya que antes debe recoger dinero entre los países miembros, varios de los cuales ya prometieron su apoyo, según Camdessus. El director espera que la junta decida finalmente la venta del oro pese a la oposición de miembros clave, como Alemania.
"Todo el mundo habla como si la iniciativa ya tuviera vida propia, pero nosotros vigilaremos la revisión de la situación de cada deudor", advirtió Andrew Simms, de la organización no gubernamental británica Christian Aid.
Probablemente, el proceso pondrá en evidencia las diferencias entre los principales actores de la iniciativa, admiten los funcionarios en forma privada.
El Banco está solo en el compromiso de una suma específica para el plan: 500 millones de dólares inicialmente, que podrían aumentar a 2.000 millones si el FMI y el Club de París cumplen su parte, aunque hasta ahora no lo han hecho.
El FMI también debe hacer frente a las objeciones de sus gobernadores africanos, que en carta a Camdessus se opusieron a "la artificial distinción entre países cuya deuda es 'insostenible' y aquellos que 'podrían sufrir tensiones"'.
"En realidad, todos esos países enfrentan la misma realidad, y es que su deuda excede por lejos su capacidad de pagarla", señalaron los gobernadores.
Las proyecciones del crecimiento de la exportación de estos países, usadas para determinar el tipo de financiación externa y de alivio de deuda que requieren, son "bastante optimistas" y llevan a una "subestimación de nuestras futuras necesidades financieras", agregaron.
Así mismo, los gobernadores africanos están preocupados por la posibilidad de que la actual revisión de las cuotas de los accionistas resulte en "una disminución significativa" de su relativo poder de voto dentro del FMI.
El futuro de la Asociación Internacional para el Desarrollo (IDA), la filial del Banco Mundial encargada de los préstamos blandos para países pobres, también está en riesgo.
Una disputa entre Estados Unidos y otros estados donantes, este miércoles, llevó a una alta funcionaria europea del Banco a sugerir que la IDA debería ser directamente suprimida.
Están en juego 6.000 millones de dólares anuales en préstamos sin intereses, con un plazo de pago de 35 a 40 años y un período de gracia de 10 años, para aquellos países en desarrollo con un ingreso por habitante inferior a 905 dólares anuales.
Las compañías estadounidenses tienen prohibido presentarse a licitaciones relacionadas con proyectos financiados por la IDA hasta que Estados Unidos pague 934,5 millones de dólares que debe por concepto de aportes de este año y realice una nueva contribución el próximo año.
El Congreso estadounidense acordó el mes pasado pagar solamente 700 millones de dólares, y exigió que se levante la prohibición antes de realizar una nueva contribución.
"?Cómo podemos explicar a los contribuyentes holandeses que están sosteniendo a Estados Unidos?", preguntó la holandesa Eveline Herfkens, directora ejecutiva del Banco para un grupo de países europeos. "Si Estados Unidos no paga, entonces no debe recibir los beneficios", afirmó.
Wolfensohn intentó restar importancia al desacuerdo, diciendo que las perspectivas de la IDA son positivas y que se discutirán con mayor profundidad en febrero, después de las elecciones estadounidenses. Pero la indignación de Holanda y de otros donantes es evidente.
"Los países más pobres del mundo no recibirían ni un centavo menos en asistencia para el desarrollo si la IDA no existiera", ya que "podrían recibirla a través de la ayuda bilateral, del Fondo Europeo de Desarrollo, del sistema de la ONU y de organizaciones no gubernamentales", observó Herfkens.
Advirtió, sin embargo, que el final de la IDA marcaría el comienzo del fin del Banco Mundial, y exhortó a Washington a reconsiderar su posición.
"Los estadounidenses estarían desechando el mejor aspecto de su política exterior", dijo Herfkens, ya que la IDA "constituye el instrumento más eficaz a su disposición para la apertura de mercados".
En cuanto a los planes del Banco y el FMI de deshacerse de lo que Wolfensohn denominó "el cáncer de la corrupción", algunos funcionarios admitieron que podrían resultar políticamente peligrosos.
La campaña no debería ser "un mecanismo para presionar a los países miembros sobre asuntos no económicos negándoles el derecho a la asistencia financiera y técnica", advirtió el gobernador del FMI en Malasia, Anwar Ibrahim.
Estos asuntos mantendrán ocupadas a las juntas directivas de ambas instituciones financieras multilaterales en los próximos meses, y serán revisadas en su reunión de primavera, a fines de abril. (FIN/IPS/tra-en/aa/yjc/ml/dv/96