El veloz crecimiento económico en Asia- Pacífico abrió muchas oportunidades a las mujeres, pero la carrera de la región hacia el libre comercio tiene altos costos para ellas.
Una red que se ocupa de los temas de género en el foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) planteó esta preocupación la semana pasada, durante una reunión de mujeres líderes en la región.
Una declaración de la red de mujeres con puestos de liderazgo "reconoce la contribución vital de la mujer a las economías de APEC, y que la inversión en recursos humanos femeninos y empresas de mujeres es una economía sólida".
Mujeres en cargos oficiales, académicas y empresarias que participaron en la conferencia acordaron que el acelerado crecimiento de la región permitió que las mujeres se sumaran a la fuerza de trabajo y alcanzaran órganos de decisión.
Por ejemplo, varias asociaciones entre empresas de mujeres de Asia-Pacífico se firmarán en 1997, cuando Canadá sea anfitrión de las reuniones de APEC.
Pero los cambios estructurales en las economías para elevar la competitividad en una economía mundial que se liberaliza rápidamente tienen un fuerte impacto sobre el género.
A lo largo del camino, ciertos sectores serán afectados más adversamente que otros. Desafortunadamente, las mujeres son uno de esos grupos", dijo la senadora filipina Leticia Shahani.
"La premisa y la promesa de APEC es el progreso orientado por el mercado. Esa es una cara de la moneda. Pero la economía de mercado no puede garantizar el desarrollo equitativo", dijo Patricia Licuanan, ex presidenta de la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición de la Mujer.
Los problemas se agudizan en Asia-Pacífico, que está en proceso de implementar la visión de APEC de liberar todas las barreras comerciales y la inversión antes del 2020.
Heather Gibb, del Instituto Norte-Sur, con sede en Canadá, señala que las mujeres llevan el peso de los costos del libre comercio porque en general sus trabajos son poco calificados, y se ubican en sectores de bajos salarios como textiles y servicios personales, los cuales son afectados por acuerdos de liberalización del comercio como el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT).
Los trabajos femeninos en la manufactura tienden a no estar sindicalizados y en el sector de servicios son semicalificados. Entre 40 y 50 por ciento de los puestos en la manufactura son ocupados por mujeres en el sudeste de Asia y las economías recientemente industrializadas del continente.
Aquellas que trabajan en las muchas áreas exportadoras son vulnerables a transferencias y despidos, a medida que las empresas buscan localidades más baratas para instalarse. Alrededor de 80 por ciento de los trabajadores en la industria de la vestimenta y zonas de procesamiento de exportaciones son mujeres.
La automación también tiende a reemplazar los puestos de trabajo de las mujeres, quienes debido a menos oportunidades de acceso y mayores compromisos domésticos no tienen posibilidades de mayor capacitación, señaló Gibb.
Yada Praparpun, de la Universidad Ramkamhaeng, de Tailandia, dijo que "el cambio es inevitable, las pequeñas empresas y su alta proporción de trabajadoras poco capacitadas corren cada vez más riesgos de ser marginalizadas".
La participación de las mujeres en la fuerza de trabajo varía entre 45 por ciento de la fuerza paga en el este de Asia, 42 por ciento en el sudeste y 31 por ciento en el sur del continente, aunque las cifras reales pueden ser superiores.
La conferencia propuso que APEC compare estadísticas desagregadas por sexo y analice la forma en que las industrias de trabajo femenino intensivo son alteradas por las nuevas relaciones comerciales.
Es imposible detener la liberalización, pero "deberíamos mirar al libre comercio y las actividades que pueden proteger y resaltar la contribución de las mujeres, para que no siempre sean víctimas, sino ganadoras", dijo Nancy Spence, del programa de igualdad de género para el Sudeste Asiático de la Agencia de Desarrollo Internacional de Canadá. (FIN/IPS/tra-en/js/ral/lp/pr-if/96