PERU: La trampa del referendo amenaza a Fujimori

Como Frankenstein, el robot que al cobrar vida se vuelve contra su creador, el referendo creado por el presidente de Perú, Alberto Fujimori, para debilitar a los partidos se ha convertido en una amenaza contra su segunda reelección.

Quienes debían ser sus víctimas, los partidos políticos, son ahora defensores de su existencia y protestan porque su creador quiere maniatarlo.

"Las vueltas que da la vida, Fujimori creó hace tres años el referendo y los partidos se oponían a su creación. Ahora, de cara a las elecciones del año 2000, los partidos apelan al referendo para cerrarle el paso a la candidatura reeleccionista de Fujimori", comenta la analista política Sofía Byrne.

"Fujimori podría ganar en segunda ronda las elecciones del año 2000 pero no el referendo ahora, porque necesitaría imponerse con más de 50 por ciento de los votos, que ya no los tiene", explica Flavio López, del opositor partido centrista Acción Popular.

Por tales cálculos, los partidos opositores representados en el parlamento impulsan un referendo para que la consulta ciudadana impida la segunda reelección consecutiva que pretende Fujimori y están recolectando las 1,2 millones de firmas necesarias.

Por su parte, la mayoría oficialista, que ya aprobó el derecho del actual presidente de postularse nuevamente en el año 2000, trata de impedir que se ponga en marcha el referendo y algunos de sus líderes parlamentarios advirtieron al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) que no debe admitir la consulta popular.

El referendo fue propuesto por Fujimori en 1992 como mecanismo de participación popular, por el que mediante votación directa y controlada por el JNE, la ciudadanía pudiera defenestrar parlamentarios o autoridades y hacer aprobar las iniciativas legislativas rechazadas por el parlamento.

Esa propuesta reflejaba la correlación de fuerzas políticas existentes en Perú a los dos años de la sorpresiva victoria de un desconocido e independiente profesor universitario de origen japonés, sobre un ilustre competidor, el escritor Mario Vargas Llosa, que era respaldado por un bloque de partidos.

En 1992, a dos años de ser elegido, Fujimori contaba con un respaldo superior a 80 por ciento, pero carecía de mayoría en el parlamento, dominado por partidos opositores que no tenían en conjunto ni siquiera 20 por ciento de apoyo ciudadano.

El 5 de abril de ese año Fujimori disolvió ilegalmente el parlamento y convocó a elecciones para designar una Asamblea Constituyente, que elaboró una nueva Constitucion, en la que se incluye el mencionado mecanismo de participación ciudadana.

Los partidos políticos opositores se opusieron en la Asamblea Constituyente al referendo, por considerarlo contrario a la democracia representativa, tener caracter antiparlamentario y ser instrumento favorito de las dictaduras.

Fujimori ganó el referendo que aprobó la nueva Constitución, que incluyó también la reelección consecutiva, rechazada por la anterior, pero limitada a una única vez.

En virtud de ese nuevo dispositivo, Fujimori se postuló a la reeleccion en 1995 y se impuso a otro ilustre competidor, el ex secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuellar.

Para abrirle paso a un nuevo intento reelecionista en las elecciones del 2000, la mayoría oficialista aprobó recientemente una Ley que interpreta el texto constitucional y declara que las elecciones regidas por la Constitución anterior no se toman en cuenta, de modo que el actual período es el primero.

Justamente contra esa "ley interpretativa" surgió la iniciativa de la minoría opositora de apelar a un referendo en contra de la postulación de Fujimori a una segunda reelección inmediata.

El desprestigio de los partidos se mantiene y no hay en ellos ninguna figura con posibilidades visibles de competir con Fujimori en las próximas elecciones, pero la oposición cree que si el actual presidente no participa se generará un vacío que tal vez alguno de sus líderes podría llenar.

Según encuestas efectuadas por institutos independientes, la gestión gubernamental de Fujimori tiene aprobación popular mayoritaria pero en descenso y un importante sector de quienes la respaldan no quieren su reelección.

El instituto Apoyo dice que actualmente 55 por ciento de la población de Lima apoya a Fujimori, señala que el mes pasado el respaldo era de 60 por ciento y que en el curso del presente año el mandatario ha perdido casi 20 por ciento de fuerza electoral.

La encuestadora Analistas y Consultores (A&C) proporciona cifras parecidas, pero agrega que si las elecciones presidenciales se efectuaran esta semana, Fujimori obtendría el 31,3 por ciento de los votos.

Con esa votación, Fujimori quedaría en segundo lugar, levemente detrás del actual alcalde de Lima, Alberto Andrade, quien asegura no tener intenciones de postularse en el 2000.

Bernardo Verjovki, director de A&C, dice que quienes apoyan la gestión de Fujimori expresan que lo hacen porque derrotó a la subversión y pacificó el país, estabilizó la economia, apoya la educación y está privatizando las empresas públicas.

Verjovki añade que el rechazo a la reelección es fundamentado con los siguientes argumentos: desocupación creciente, no incremento de los sueldos, estilo autoritario de gobierno y "porque quiere continuar en el poder". (FIN/IPS/al/ag/ip/96

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