Millares de indígenas de la nación ngobe- buglé de Panamá manifestaron hoy para protestar contra la concesión de proyectos mineros en la región de San Félix y en reclamo de una ley de autonomía sobre su territorio.
La protesta coincidió con la celebración oficial del "Día de la Hispanidad", al cual los ngobe-buglé y otras etnias locales consideran de "día de luto" para sus pueblos.
En San Félix, 400 kilómetros al oeste de la capital de Panamá, se encuentra el enorme yacimiento cuprífero de Cerro Colorado, concedido por el gobierno a la compañía canadiense "Panacobre".
Ese pueblo indígena, constituido por unas 180.000 personas, reclama desde 1960 la autonomía sobre un territorio de 11.400 kilómetros cuadrados ubicado en las provincias occidentales de Bocas del Toro, Chiriquí y Veraguas, en las que residen hace más de 400 años.
El dirigente del congreso ngobe-buglé Víctor Guerra dijo a IPS que la protesta de este sábado, así como otra realizada el día anterior en la ciudad de Santiago, Veraguas, tuvo la finalidad de demandar "la suspensión y la anulación de todas las concesiones mineras" en este territorio.
Además, los nativos reclaman "la reafirmación de los límites originales de la comarca" planteados por el congreso ngobe-buglé en 1960, que excluyen la presencia de las grandes fincas privadas constituidas en el lugar "mediante el despojo de territorio indígena", según Guerra.
El dirigente indígena también exigió a Panacobre y otras compañías mineras que operan en este territorio el cese de sus actividades.
Guerra afirmó que la presencia de Panacobre y otras empresas en la comarca "significa una imposición prepotente para fortalecer su capitalismo imperialista y neoliberal, robando los recursos naturales de los pueblos indígenas".
Estas operaciones mineras "ponen en peligro la paz internacional", agregó.
El activista reclamó al gobierno que ponga fin a "todos los engaños, prepotencias amenazantes e imposiciones a los pueblos indigenas" y la ratificación parlamentaria del convenio 1969 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Este convenio, aprobado por la delegación de Panamá ante la OIT en 1989, consagra el derecho de los indígenas a desarrollar su cultura y vivir en sus tierras ancestrales, pero nunca fue ratificado por el parlamento nacional.
El dirigente de la nación kuna Atencio López afirmó, por su parte, que 504 años después de la conquista "se siguen aplicando las mismas teorías llenas de prejuicios" contra los indígenas que predominaron antes de la llegada de los europeos a América.
López subrayó que el gobierno ha otorgado concesiones mineras y turísticas en territorios indígenas sin tomar en cuenta la opinión de sus pueblos, a pesar de las promesas de participación habituales entre los políticos durante sus campañas electorales.
"El destino de los ngobe-buglé está siendo negociado con las empresas transnacionales sin que ellos estén presentes", alertó el dirigente.
Mientras tanto, los 35.000 kunas, cuyo territorio autónomo se ubica en el caribeño archipiélago de San Blas, cerca de la frontera con Colombia, "están siendo vendidos junto con su territorio como objetos turísticos exóticos", denunció López.
En ese sentido, recordó que los folletos promocionales elaborados por el Instituto Panameño de Turismo y difundidos en Europa se describe a los kunas como personas "de estatura pequeña, cortos de cuello y de cabeza grande, espaldas anchas, robustos de pecho, piernas cortas y pie pequeño".
López sostuvo que esos panfletos "promueven el turismo mediante conceptos antropológicos de los años cuarenta". "Todavía tienen el descaro de culpar a los indígenas de ahuyentar el turismo", agregó.
A su juicio, mientras se mantenga la actual marginación de los indígenas en la toma de decisiones sobre proyectos que afectan a sus pueblos, se registrarán conflictos, protestas y actos de rebeldía por parte de los cinco grupos autóctonos del país. (FIN/IPS/sh/mj/ip pr/96